4 de mayo de 2016

Ética y política: a propósito de "La tiranía de los modos de vida" (I)


En su libro La tiranía de los modos de vida el ginebrino Mark Hunyadi intenta proponer una solución a la paradoja que en su opinión distingue, en el ámbito ético, nuestras sociedades actuales: al lado de una hipermoralización que parece inundar el sistema puede encontrarse una total falta de reflexión ética acerca de los "modos de vida" que se imponen a los individuos.

La noción de "modos de vida" quizás sea conceptualmente problemática pero intuitivamente parece poderosa a primera vista. A diferencia del "estilo de vida", que implicaría un acto de la conciencia, o de la voluntad, una relativa elección subjetiva, el "modo de vida" sería una estructura objetiva que organizaría una amalgama heterogénea de acciones, pensamientos y objetos y prescribiría, o haría esperar cuanto menos, unos comportamientos y no otros de los sujetos que los practican.

Aunque se estaría tentado de ver en la noción, tal y como la usa Hunyadi, un intento de otorgar una lógica coherente y reduccionista a la diversidad de la que daría cuenta, lo cual podría acabar exigiendo alguna forma de intencionalidad compositiva y configuradora situada en alguna instancia (en el Sistema, en el Capital, en el Poder, en la clase o la élite dominantes...), también podría ser entendida como un mero principio de inteligibilidad al modo nominalista: la posesión de un IPad, la contribución a GreenPeace, el voto a un partido político "sistémico", la compra o no de una vivienda, la forma de estipular nuestras pautas sexuales, etc. no tienen porqué ser congruentes y obedientes a una comunidad de intereses que yacería detrás y los armonizaría en su disparidad en torno a un único fin. Comprar un IPhone 6 puede ser un resultado de las acciones orquestadas de la economía capitalista pero no está tan claro que ciertas opciones sexuales o la existencia de un salario mínimo o el disfrute de un derecho laboral no sean más bien el fruto de las luchas contra las exigencias de esta forma productiva, incorporadas como "conquistas" a los modos de vida hegemónicos, que sutiles "trampas" de las que el capitalismo se serviría para garantizar su reproducción. De esta manera, los modos de vida podrían ser comprendidos más como un campo de tensiones, de fuerzas en los que interaccionan estados de cosas distintos, diversos y hasta opuestos más que como un armazón homogéneo, a despecho de su variedad, construido por Alguien o Algo con la intención de condicionar la existencia de unos sujetos a los que se les asignaría exteriormente: como una totalidad sino armónica sí al menos orgánicamete entrelazada y obediente a un propósito.

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