Jordi Ramírez, profesor de Filosofía en un Instituto español en Inglaterra, tiene un Blog atractivo e interesante por el que, combinando con oficio buen gusto lo mejor de la tradición del dietario y el rigor del análisis filosófico de los pequeños detalles, desfilan crónicas, críticas de arte, lecturas, reflexiones, descripciones, etc.
Sirviéndome de la ayuda de un traductor automático y con sólo una somera revisión (Jordi escribe en catalán pero dada la proximidad entre nuestras lenguas -física y también afectiva- un traductor automático como el de la Generalitat realiza una espléndida tarea y hace que sean accesibles para cualquiera sus textos) reproduzco aquí la mayor parte de su recensión del libro que Frank Furedi, profesor de sociología en la Universidad de Kent, ha publicado recientemente acerca de la situación de la Educación en su país y por extensión en Europa: Wasted: Why Education Isn't Educating.
"Furedi confesa que empezó a preocuparse del tema cuando tuvo que escoger escuela para su pequeñajo de cuatro años y conoció así de primera mano, la angustia con la que los padres viven esta elección (aquí la proximidad de las escuelas buenas es un factor determinante del precio de las viviendas). No entro, pero valdría la pena y quizás lo haré algún día, pensar sobre el carácter, a menudo absurdo y paradójico, de estos miedos.
Una paradoja es el punto de partida de Furedi, que comenta que aunque nunca se ha hablado nunca tanto de educación, tampoco nunca las expectativas sobre las posibilidades de aprendizaje de la juventud han estado tan bajas. El título del libro es bien significativo Wasted, es decir, malgastado. ¿Qué es lo malgastado? Todo el dinero y los recursos utilizados en educación con finalidades espurias, es decir, cualquier consideración de la educación que la ve como un proceso instrumental, y no como una finalidad en ella misma.
El primer capítulo se llama algo cosa así como "pedagogía de un solo uso" y analiza el papel determinante del concepto de cambio en la pedagogía actual. Furedi es crítico con una tendencia, asociada en primer término a un olvido de la historia precedente y, en segundo lugar, a una subordinación absoluta a una concepción estrecha que reduce el cambio a la innovación económica, que orienta la actividad educativa en una dirección que lo aleja del pensamiento abstracto y del conocimiento del pasado; la objetivización del cambio se acaba convirtiendo en una barrera contra cualquier tipo de entendimiento. Como todos los que sabemos una pizca del tema conocemos, los damnificados en este proceso son los provenientes del medios más deprimidos.
El segundo capítulo analiza como en los niños hemos proyectado nuestros miedos, para finalmente acabar cediendo el lugar de los maestros a terapeutas de diversos tipos. Eso ha llevado a un cuestionamiento del sentido de la educación, hasta al punto de una sistemática subestimación que pone la educación formal por debajo de la experiencia ordinaria. Furedi nos recuerda que, en contra de las burradas predicadas por el constructivismo, el hito fundamental de la educación es alcanzar el dominio de conocimientos disociables del contexto donde se adquieren. Olvidar eso lleva a un camino donde la educación se confunde con la socialización y diversos tipos de adiestramiento.
El tercer capítulo se llama confesiones sobre la autoridad de los adultos. En este punto los problemas de la escuela, la casi universal cuestión de la disciplina en las aulas, es el síntoma de una situación contradictoria. La escuela requiere las nociones de autoridad y tradición, pero en el mundo moderno estas nociones ya no tienen ningún tipo de relevancia."
Sobre la relació entre art i vida
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