Unos breves apuntes.
Hace tiempo, Xavier advirtió, en su artículo "
Salvar al saldado Mas", acerca de la más que prevsibile operación de acoso y derribo de los medios adictos al régimen sobre Oriol Junqueras para evitar el
sorpasso de Convergència por ERC en las filas secesionistas y mantener al
President como líder máximo de una lista "de país" que le asegure el cumplimiento de unos objetivos que no sólo tienen que ver, por aquí casi todos lo sabemos, con la independencia de Catalunya. El acoso ya está en marcha. De momento, Junqueras aguanta la presión pero pronto, me temo, puede tener serios problemas. Sería una pena que cediera en nombre "del país". Es con Duran, aunque esté casi en sus antípodas, el político más racional de las élites dirigentes catalanas: es coherente y, en rigor, se puede decir que no ha engañado nunca a nadie (políticamente hablando). Parece, además, honesto aunque no sepamos si lo es o no. Y en su reiterada petición de elecciones anticipadas se adivina, más que un abstracto deseo de poder o una sustancial y concreta búsqueda de nichos de influencia, la ansiedad por la consecución inmediata de un fin por el que se supone que los secesionistas están luchando.
Y veremos cuánto aguanta porque la respuesta del gobierno español al ultimátum del crecido y ensoberbecido
President ha sido, de nuevo, decepcionante. Intentando apropiarse de esa mayoría que no participó en la pseudoconsulta (que, por cierto, con mi amigo Robert habría que matizar: más que en términos de mitades, la división del país debería realizarse en tercios, 1/3 de abstencionistas y desafectos a cualquier régimen político, 1/3 de secesionistas y 1/3 de unionistas y españolistas) y que carece de una adecuada representación en su heterogeneidad ha hecho, como los secesionistas, la lectura reduccionista y contestado con un portazo a las pretensiones de Mas. Un nuevo error de cálculo que no hace sino ahondar en el contencioso y demostrar que, por parte española, también hace tiempo que se cruzó el Rubicón. El gesto y la negociación política que se le pide no es, como equivocadamente creen los conservadores españoles, para contentar a los secesionistas: tienen razón en que a estos les importa un comino la reforma constitucional pero hay un porcentaje similar de unionistas que desean una solución política que modifique el actual estado de cosas. La política es, también, cuestión de gestos: estética "es" ética.
Del abrazo entre Mas y David Fernández de las CUP no hay mucho que decir salvo que los fascistas no andaban desencaminados cuando afirmaban que el estado nacional suprime las diferencias de clase porque reconcilia a capitalistas y asalariados en una unidad superior...
Finalmente. Pese a que Pablo Iglesias no goza de las simpatías de uno y en el juicio sobre "Podemos" el aprecio por la herencia del 15M y la transversalidad van de la mano con el rechazo de la demagogia populista y la falta de "marxismo",
el movimiento político parece que, por fin, se ha desecho de su calculada ambigüedad respecto al referéndum de autodeterminación y eso es una buena noticia. Sin embargo, a este lado del Ebro, la derecha secesionista está tan espantada ante una posible irrupción del nuevo partido, una entrada que se llevaría por delante a ICV y las CUP,
que no dudan en afirmar que van de la mano del PP. Está claro que, aunque sólo sea porque producen mucha incomodidad en las élites gobernantes de uno y otro bando merece que. al cuidado y la sospecha vigilante ante la evolución de la formación. se añada una cierta, y muy moderada, esperanza en lo que pueda resultar de su avance.