4 de julio de 2012
Setenta y cinco años
Un determinado e incongruente pudor ha hecho que hasta ahora uno no haya hablado nunca de su madre en este cuaderno. Supongo que seguirá sin hacerlo pero hoy al menos hay que dejar constancia de que cumple setenta y cinco años. Tal vez el número me ha impulsado a consignarlo. Seguramente uno es consciente de que deberá recordar que en una ocasión cumplió esta edad y que se acordó puntualmente de ello.
Dentro de un rato me plantaré en su casa con Marc para darle una sorpresa. Como no sabe ni que existe este cuaderno no hay riesgo de que la esté estropeando al escribirlo aquí.