Produce sonrojo escuchar en boca del entorno de Trump una noción tan propia del relativismo simplón y romo de la izquierda radical como la de "hechos alternativos". Ya advertía Sokal que "pruebe usted a negar que existen aserciones verdaderas no dependientes
del contexto y verá cómo no se limita a tirar por la borda la mecánica
cuántica y la biología molecular. Arrojará también las cámaras de gas
nazis, la esclavización de africanos en América y el hecho de que hoy
esté lloviendo en Nueva York" (
Más allá de las imposturas intelectuales, p134). Pero el sonrojo se convierte en rubor cuando, a las pocas horas, uno vio a conspicuos representantes de los medios de comunicación "progresistas", defensores de versiones más o menos atemperadas de ese relativismo, clamar por la existencia de "hechos" verdaderos e incuestionables, como el de que hubo, "objetivamente", menos asistentes en la toma de posesión del nuevo presidente electo que en las precedentes de Obama. "Cosas veredes amigo Sancho"... Ahora resulta que relativismo sí, pero dentro de un orden...
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