La horizontalización del proceso de enseñanza, sustentada en un relativismo tosco, puede conducir a aberraciones como la protagonizada, según parece, por un sindicato de estudiantes de la Universidad de Londres que exige que desaparezcan del "programa filósofos como Platón, Descartes o Kant. Por racistas y
colonialistas. En su escrito, el sindicato se refiere a estos —y a otros
personajes históricos— como 'filósofos blancos'. Además, demanda que
sean estudiados únicamente si el alumno lo solicita y siempre poniendo
su pensamiento 'en el contexto'. Por ejemplo, los filósofos de la
Ilustración deben ser explicados —y desacreditados— junto a su 'contexto
colonial'.
Dejando de lado el anacronismo que supone aplicarles a estos autores categorías inexistentes en su época, lo cual no encaja en absoluto con los presupuestos historicistas que deben acompañar a cualquier relativismo serio, lo más preocupante no es que sean estudiados en su "contexto", incluso que este pueda ser considerado "colonial" (una opción metodológica que digna de ser debatida), sino que los estudiantes se crean investidos de la autoridad suficiente como para decidir qué debe ser estudiado y qué no cuando su nivel de conocimiento es, por definición, inferior al de quienes han establecido el plan de estudios. Claro que también resulta escandaloso que se ponga el grito en el cielo ante esta ridícula petición y, al mismo tiempo, se aplauda la movilización de los padres contra los deberes o se respalde su participación en el diseño del curriculum escolar. Francamente, sonando todo lo elitista que se quiera, no sé que pinta el que escribe opinando acerca de qué debe estudiarse y qué no en la asignatura de Física durante la secundaria o, a su vez, la pescadera a la que le compro las merluzas sobre el programa de Filosofía.
Al menos en la instrucción pública, la horizontalidad nos conduce a situaciones delirantes al socavar la distinción sobre la que se funda su propio sentido: la diferencia entre los que saben, y transmiten su conocimiento, y los que no saben y han de aprender. Si se suprime, se está ante la noche en que todos los gatos son pardos que denunciaba Hegel.
Sobre la relació entre art i vida
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S’ha discutit molt sobre qui o què imita i què fa de model. Diria que és un
trajecte d’anada i tornada; això sí, no sempre amb el mateix nivell. Havia
d...
Hace 2 semanas
Hola, Jorge.
ResponderEliminarYo sí creo en la horizontalidad. Et pereat mundus... :)
Pero no soy relativista. Creo que existe la objetividad, aunque nunca me quede claro dónde está. Creo que siempre habrá alguien que sepa más que uno (de política, de física...) y que se le habrá de reconocer de algún modo. Ahora bien: no necesariamente a través de la institución del profesor. O como dice la profesora y feminista Gemma del Olmo, “la práctica de autoridad consiste en que una persona «hace crecer» a otra con los conocimientos que posee pero, a diferencia del poder, la autoridad no se impone, se reconoce. Para que se pueda llamar relación de autoridad debe cumplir una condición imprescindible: la persona interesada es quien tiene que reconocer la autoridad, no se puede imponer ni obligar, debe surgir libremente”.
Por otra parte, creo que el plan de una asignatura humanística siempre será más opinable (por ser más cercano, más cotidiano y menos objetivo, como ocurre por ejemplo con las ciencias económicas, matices aparte) que el plan de una asignatura más empírica (biología) o más lógica (matemática). En ese sentido, que yo, no habiendo cursado ningún estudio universitario (no con éxito), opinara o incluso escribiera sobre filosofía me parecería más razonable o menos ilegítimo que si lo hiciera sobre biología. De hecho es lo que hago, como buen diletante. La diferencia entre los que saben y los que no saben es tanto más borrosa cuanto más "humano" o más social es ese saber.
En cualquier caso, tampoco creo en las profesiones ni en la forma actual de organizar la división del trabajo. Creo que no nos iría peor si fuéramos más flexibles en ese punto y en tantos otros. Y puede que incluso nos fuera mejor.
Un saludo.
PD. He llegado hasta tu blog después de toparme con uno de tus poemarios en la biblioteca pública de mi ciudad. "Del Tercer Reich". Buen libro. Ya he añadido un par de tus poemas a una antología (de momento de uso privado) que tengo entre manos.
Hola Hugo. Bienvenido. Me alegro que "Del Tercer Reich" te haya parecido un buen libro. De hecho, es un motivo inesperado de alegría que alguien lo haya encontrado casualmente, lo haya leído y, encima, haya sacado tiempo de su uso útil para perderlo escribiendo por aquí.
EliminarRespecto a lo que dices, me parece que las actitudes horizontalistas se avienen mejor con los principios de cooperación, solidaridad y ayuda mutua que forman los ejes de una cierta moralidad que domina en cierta izquierda - y derecha - romántica y antiintelectualista y dentro de ciertos límites podrían ser fructíferas. Sin embargo, tengo la impresión de que se trata de una pauta de acción desdichada cuando se aplica indiscriminadamente.
Por ejemplo. No creo que deba haber ningún tipo de horizontalidad en la enseñanza pública preuniversitaria. Lo que dice la señora del Olmo me parece, como de costumbre, una de tantas ocurrencias teóricas extraída del microcosmos universitario al que podría ser aplicable pero que no se puede generalizar: o confundimos la teoría, el modelo, con la realidad, o la aplicamos imprudentemente, sin atender a la especificidad y la singularidad. Así, me da la impresión de que en la mente de un niño de seis años puede surgir espontáneamente (prefiero este término a "libremente") el deseo de jugar pero mi experiencia como docente y padre me muestra que no le surgirá el de aprender ni sintaxis ni operaciones matemáticas. A mis alumnos de enseñanza media tampoco les brotaba el deseo de estudiar a Platón o a Nietzsche. Y aunque las disciplinas humanísticas parezcan ofrecer más espacio para la opinión, diría que sólo lo "parecen". Para hablar sobre Hegel no sólo habría que saber un poco de alemán, el suficiente para leer sus textos en el idioma original, sino también conocer, cuanto menos, la obra de Kant, la de Fichte y la de Schelling. Otra cosa es que cada quien pueda hacer de su capa un sayo y ponerse a decir tonterías sobre la dialéctica pero no dejarán de ser estupideces. Diría que en el ámbito humanístico la diferencia entre los que saben y los que no es casi tan nítida como en el ámbito científico: yo no tengo ni idea, real, de Geografía económica, poca de Historia de la Literatura Italiana, menos aun de Sociología o Filosofía del derecho y nada, absolutamente nada de musicología. Puedo, con todo, decir barbaridades sin fundamento sobre Stravinsky o Bártok pero no serán más que barbaridades.
¿Horizontalidad? Sí pero en contextos donde se pueda dar. En otros es preferible la verticalidad. En otros la combinación de ambas. Y en otros ninguna funcionará y hemos de admitirlo. Decretar por principio que cualquier actividad social debe implicar el reconocimiento de las jerarquías será estéticamente – y por tanto éticamente – hermoso pero olvida que ni la vida empieza y acaba con cada uno de nosotros ni está obligada a pedir nuestro consentimiento.
Gracias por la bienvenida.
EliminarDe acuerdo en varias cosas, pero con algunos matices discordantes. Me limito a uno o dos, para no alargarme. Es cierto que, al menos hoy por hoy, a la gente en general no le sale estudiar lenguaje o filosofía de manera voluntaria (yo me llevé filosofía a septiembre, y sigo sin saber sintaxis), pero haríamos mejor en trabajar las causas primeras de ello (creo que hay cierto margen por descubrir), y en caso de que ambos conocimientos siguieran siendo materia de estudio y de placer para unos pocos (mi macropesimismo así me lo dice), lo prefiero así a lo que tenemos ahora. De esa manera, como mínimo se enseñaría y con relativo éxito la importancia, para mí, de la no obediencia, auténtico individualismo y no el del liberalismo, que no es poco, y puede que incluso una mejor historia de la filosofía. En cualquier caso, no sé hasta qué punto mi preferencia es demostrable o recomendable. Aquí siempre habrá algo de intuición, incluso de fe, me temo :)
Respecto al romanticismo y al antiintelectualismo de determinada izquierda (ej. Félix Rodrigo Mora), a mí también me parece mal. ¡Solo espero no formar parte de ella! Pero ya se sabe, a veces uno cree ser distinto de lo que critica.
Un abrazo y a seguir, que son dos días.
Creo que la discordancia (necesaria, conveniente y útil) no es, como dices, más que de matices.
EliminarUn abrazo. Y sí, sigamos que uno al menos ya ha consumido un día y medio de los dos...