Hace meses uno resolvió dejar de dar vueltas al asunto de la hegemonía del secesionismo en Catalunya y a los cambios micropolíticos y macropolíticos que ha ocasionado, después de constatar que su proyecto y su puesta en práctica no resultaban, moralmente hablando, preferibles a la opción de mantinimiento del status quo (aunque tampoco peores). Sin embargo, el malhumor que me ha provocado la esperpéntica polémica sobre el pregón de las fiestas de la Mercè hace que, siquiera lateralmente, quiebre mi propósito.
Debo reconocer que no he leído ninguna de las novelas de Pérez Andújar pero desde la época en que participaba en un programa sobre literatura, en el Canal 33 de la televisión autonómica, le profesaba una cierta antipatía. Sin embargo, después de lo visto estos días a cuenta de su intervención en las fiesta de la ciudad, de la controversia generada y del "pregón alternativo" del considerado "humorista" Toni Albà, he debido cambiar de opinión: parece claro que "en el país de los ciegos, el tuerto es el rey". De hecho, es que hasta da apuro establecer una comparación entre la Barcelona que se dibujaba en su bien armado y correcto discurso y la que supuran las estúpidas ocurrencias del llamado "cómico" jaleadas, eso sí, por los sectores más etnicistas del secesionismo y los medios más obcecadamente militantes, como mi querido Losantos-Partal (que loa su honradez y coherencia como ejemplos de coraje y responsabilidad). La degradación y simplificación del universo del debate ideológico a este lado del Ebro ha llegado a tal extremo que ha logrado que una de las plantas cultivadas en el jardín de mis fobias deba ser arrancada para ser cuidada y conservada, como si se tratara de una rara orquídea, ante la proliferación de "malas hierbas" en las inmediaciones de esa propiedad que en cada caso es uno mismo. Ante la cateta obnubilación de Albà y los etnicistas de la antigua Convergència, Pérez Andújar emerge como un intelectual de talla (que no niego que lo pueda ser): en esas estamos.
Afortunadamente, el señor Albà que, por cierto, él que se ha sentido agraviado tantas y tantas veces ha conseguido ofender la inteligencia del que escribe en más de una ocasión, no ha salido demasiado bien parado de su envite. Así, una de las portavoces más fieles del régimen, Mònica Terribas, defendió al escritor, el diario más "centrado" del movimiento, el Ara, en su editorial, trató de desinflar el enfrentamiento y, por ejemplo, su columnista David Cirici advirtió, sensatamente, que "El pregoner de la Mercè no ha fet cap mal, amb les seves crítiques a
l’independentisme. En canvi, si convertim l’independentisme en una cosa
antipàtica i intolerant per als qui encara dubten, prendrem mal ("El pregonero de la Mercè no ha hecho ningún daño con sus críticas al independentismo. En cambio si convertimos el independentismo en algo antipático e intolerante para los que aun dudan, saldremos malparados"). Las voces más cívicas del secesionismo han negado su respaldo a lo que pretendía ser más que una bufonada y se ha quedado en simple esperpento.
Lástima que El País haya enarbolado la bandera de la Catalunya que dicen que defendería Pérez Andújar con ese cosmopolitismo que no debería engañar a nadie...
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