"Hay salidas. Pero son salidas basadas en la tecnología, no en su abandono. Algunos ecologistas se equivocan cuando dicen que no se resolverán los problemas hasta que dejemos de desplazarnos en coche, quemar combustibles o comer alimentos transgénicos. Imagina un grupo de ecologistas sobrevolando el Atlántico con un jumbo y que, súbitamente, se dan cuenta de que están expulsando cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. Los pasajeros deciden enviar una delegación al piloto y le conminan a que apague los motores y deje que el avión planee: seguro que no funcionaría"
(en Punset, E.
Cara a cara con la vida, la mente y el universo, p120).