30 de diciembre de 2016

Sisa: poesía e independencia

En la fatigosa controversia entre secesionistas catalanes y españolistas no abundan los puntos de vista racionales, ni razonables. Pese a ello, tiene uno la impresión de que los primeros han aportado algo más en esta competición de carencias. El planteamiento del referéndum y la apelación a la discusión de sus condiciones y metodología ofrece una muestra. Cierto que, cuando entre los aspectos a negociar se incluye cuándo tiempo tendría que pasar hasta convocar otro si el primero no satisfaciera las esperanzas de conseguir por la vía de los votos una República Catalana Independiente, uno está tentado de ver la determinación irracional de conseguir unos fines concretos a cualquier precio tras esa apelación al diálogo y la solución pactada del contencioso. Pero cuanto menos en las formas - y la forma "es" fundamental en política -, han acumulado mayor bagaje de argumentación que sus rivales. Con todo, incluso aquí en Catalunya se hurta a los ciudadanos la discusión en términos de simple "sentido común", que no equivale a ese "común sentir" al que algunos lo reducen. Es decir, en términos de una racionalidad prudente, moderada en sus afirmaciones y que atiende ante todo a la ruda facticidad de la inevitable serie de acontecimientos en el tiempo como vara primera de medir antes que a la pertinencia del modelo teórico o del ideal contrafáctico. En ese sentido, y pese a que uno no comparte la implícita apreciación que subyace a sus declaraciones acerca de un cierto "carácter de los pueblos", las observaciones del cantautor Jaume Sisa sobre el papel de la literaturización de lo real en la política catalana ("la independencia se ha convertido en una idea poética. La poesía llena los vacíos de la realidad ordinaria y ayuda a soportarla pero en Catalunya se habla desde la poesía de la realidad ordinaria") y la evidencia histórica de los procesos de escisión de los estados ("Sin una guerra o una revolución esto de la independencia no es posible"), suponen unas gotas de la purificadora lluvia en este desierto saturado por los gritos de ánimo con los que ambos bandos se enardecen en el campo abierto antes del enfrentamiento y mediante los que sustituyen la pausada apreciación de pros, contras, posibilidades y límites de las ideas que tratan de convertir en realidades en el oscuro bosque  en el que siempre estamos.


20 de diciembre de 2016

Escenas de padres y profesores

El otro día, en uno de los muros de un instituto apareció una pintada amenazando de muerte al jefe de estudios. No era anónima: estaba firmada por lo que parecía ser un grupo. Como de costumbre, en pocas horas los alumnos ya sabían quién se ocultaba tras el rimbombante nombre y, también como de costumbre, antes de acabar la jornada lectiva en los despachos de la Junta directiva ya se disponía de la lista de integrantes del colectivo. Llamados a capítulo, cuatro alumnos de ESO reconocieron ser los autores y se identificaron como miembros del grupo. La dirección, aquejada tal vez por el virus de la progresía romántica, decidió que el castigo debía limitarse a una simple amonestación verbal y dos horas de pedagógico trabajo comunitario el primer lunes del mes siguiente. Veinticuatro horas más tarde una de las madres, abogada, se personó en el centro sin cita previa alguna y exigió, y logró sin dificultades, entrevistarse con el director. No hubo mucho diálogo. La madre, después de asegurar que "no había pruebas" de que su hijo hubiera participado en la "presunta falta" (pese a que lo había reconocido unas horas antes) y de que, en cualquier caso, el castigo era claramente "desproporcionado", amenazó, a voz en grito, con llevar el caso a la inspección educativa y, si fuera necesario, a los tribunales que para eso era abogada. La leve sanción no se llegó a comunicar y menos todavía a cumplir.

Así estamos...

9 de diciembre de 2016

Microcríticas (5)

La séptima función del lenguaje. Laurent Binet.
A rebufo de El nombre de la Rosa, el planteamiento de la trama como misterio que se desarrolla en el escenario del espectáculo cultural europeo de principios de los ochenta resulta estimulante y mientras la acción transcurre en Paris su atractivo atrapa. Sin embargo, cuando se pierde de vista el horizonte de las figuras del mandarinato intelectual francés estructuralista y postestructuralista y el argumento renuncia paulatinamente a las exigencias de la verosimilitud, desparramándose por demasiados caminos, vías su encanto se diluye con rapidez. En su haber, el relato de una conferencia de Derrida en Cornell (con Searle entre el público), el dibujo de la intensa vida sexual de Foucault o la caricatura de Sollers.

30 de noviembre de 2016

La enseñanza por proyectos

Este pasado fin de semana se celebraron las V Jornadas de Secundaria en Barcelona. En esta ocasión el tema escogido fue, como dirían los periodistas, de "rabiosa actualidad": el aprendizaje por proyectos. Probablemente esta edición haya sido la mejor de las que ha organizado el sindicato tanto por la calidad y el rigor de las ponencias, como por la buena organización y la notable afluencia de público.
El primer día, Jesús C. Guillén, analizó las virtudes y límites del aprendizaje por proyectos desde el punto de vista de la neurociencia. Con una exposición chocante para muchos de nosotros por su vehemente y teatral puesta en escena, aportó buenos argumentos sostenidos en evidencias científicas para apoyar la utilidad del trabajo por proyectos pero también para no tomarlo como una panacea y ser prudentes en su posible generalización a todas y cada una de las etapas educativas. Después, José Manuel Lacasa, con la misma brillantez que exhibiera el pasado año, realizó una sólida, irónica y apabullante descripción del papel nuclear del adelgazamiento curricular en el declive de los sistemas educativos europeos y, al tiempo, en el auge de los asiáticos. Pero esta vez el despliegue de datos y motivos se acompañó de una pertinente reflexión acerca de hasta qué punto esta visión pedagógica, hegemónica actualmente en el viejo continente, es inseparable del dominio que, en el ámbito de la opinión pública, ejercen los movimientos ideológicos antiintelectualistas (de derecha e izquierda). Unos grupos que, objetivamente, están estrechamente relacionados con determinadas finalidades económicas.
El segundo día, el expresidente del Consejo Escolar del Estado, Francisco López Rupérez, desmintió - por una vez - mi inquebrantable fe en la estricta universalidad del Principio de Peter así como de la utilidad de poner entre paréntesis los prejuicios políticos a la hora de analizar críticamente un problema. De su impecable conferencia destacaría el hincapié que hizo en que la influencia entre emoción y cognición no es unidireccional, como algunos partidarios de la "nueva escuela" pregonan leyendo unilateralmente, y mal, algunos modelos suministrados por la neurociencia, sino que entre ambos fenómenos se da una interacción muy compleja, y su apuesta por acercarse al Mastery Learning como estrategia más compensada y avalada científicamente para abordar la consecución de los fines educativos públicos.
Una reflexión rica y sosegada que es, justo, lo que no abunda precisamente en el espacio de discusión pública acerca de los principios y fines de la enseñanza en nuestras sociedades.

26 de noviembre de 2016

Fidel

"¡Papá, Fidel ha muerto!". Ha sido uno de los primeros pensamientos que han acudido tras conocer la noticia de su muerte. Como si mi padre todavía estuviera vivo. Un enunciado que ha brotado automático, mecánico, involuntario. Irracional y fantasmático como el sentimiento de pesar que lo acompañaba y que me ha costado disipar. Para mi padre, como para mi abuelo, Fidel Castro era la encarnación de la esperanza, el símbolo de la posibilidad de los oprimidos de acabar con su sufrimiento. Para uno, aunque hubiera algún rastro de esa grandeza al principio, uno de tantos enterradores de los ideales emancipatorios del comunismo. Sin embargo, esta mañana, el sustrato sentimental heredado ha sido capaz de imponerse durante un buen rato sobre el racional. Luego, afortunadamente, la reflexión ha vuelto a situar su figura en el contexto de las perversiones totalitarias pero me temo que en esta oscilación nos hemos movido muchos. Demasiados quizá...

22 de noviembre de 2016

A vueltas, una vez más, con Trump

Tan sólo para dejar constancia de la creciente convicción de uno de que, junto a las fundamentales explicaciones económicas y sociológicas, una serie de variables relacionadas, en un sentido amplio, con lo que Offe denominaba "crisis de opinión pública", también han podido intervenir en este posible cambio de régimen en el centro del imperio. Una de ellas podría ser el vínculo entre el movimiento de corrección política y el infantilismo que buena parte de la izquierda norteamericana ha abrazado.

19 de noviembre de 2016

Microcríticas (4)

El Doctor Zhivago. Boris Pasternak.
Es difícil sustraerse a la impresión de que en el éxito de esta obra, aparte de la realización cinematográfica de David Lean y la represión estalinista, algo tuvo que ver la CIA y su estrategia de propaganda antisoviética como recientemente se ha probado. Demasiadas ayudas exteriores a la obra para aquellos que creen en el valor intrínseco del texto literario independientemente de sus condiciones sociales. La estructura providencial de la obra, en su estricto sentido cristiano, es probablemente lo más rechazable: la lógica narrativa sustentada en una enmascarada intervención divina, que permite los reencuentros más insospechados y la superación de los imponderables físicos, no se aviene demasiado con el supuesto realismo de los acontecimientos.

16 de noviembre de 2016

¿Socialismo o barbarie?

A propósito de la victoria de Trump, el poeta Monedero - que también recurría a la comparación entre el multimillonario y Hitler -, reivindicaba el viejo "socialismo o barbarie." Posiblemente no le falte algo de razón siempre y cuando, a la luz de la experiencia histórica de las realizaciones socialistas, se añadan signos de interrogación a la expresión para atenuar su carácter apodíctico. Y después, se tenga en cuenta que la opción por el primer miembro del par debe tomarse como un mal menor ante el segundo, no demasiado más so pena de olvidar los gulags...

11 de noviembre de 2016

Trump y la democracia

Es difícil saber si la comparación entre Hitler y Trump es pertinente. Algunos norteamericanos creen que las diferencias entre el magnate y Hillary Clinton son superficiales y magnificadas por los medios de comunicación europeos. Puede que así sea en parte: la estética e intereses de la mayoría de estos se acomodan más fácilmente a los patricios liberales que a los conservadores populistas. Con todo, también es posible que el arrogante y xenófobo futuro presidente estadounidense lo sea de verdad y que, como ocurrió en Alemania en los años treinta, la descripción marxista sea demasiado simplista e ignore las diferencias entre un matón extremista y una ricachona moderada con el resultado que todos sabemos. Es pronto para saberlo. Lo que sí se puede argumentar, a la luz de lo sucedido en estas elecciones, es que la democracia, por sí sola, no garantiza nada ni es el mejor sistema posible, por definición, abstractamente: la gente puede elegir a un estúpido o a un criminal para gobernarlos como sucedió con el cabo austríaco. Sin justicia social e ilustración, el igualitarismo democrático acaba deviniendo algo puramente formal y, por ello, también falaz.

8 de noviembre de 2016

Escribe Stefan Zweig

"En honor a la verdad debo confesar que en aquella primera salida a la calle de las masas había algo grandioso, arrebatador, incluso cautivador, a lo que era difícil sustraerse. Y, a pesar del odio y la aversión a la guerra, no quisiera verme privado del recuerdo de aquellos primeros días durante el resto de mi vida; miles, cientos de miles de hombres sentían como nunca lo que más les hubiera valido sentir en tiempos de paz: que formaban un todo. Una ciudad de dos millones y un país de casi cincuenta sentían en aquel momento que participaban en la Historia Universal, que vivían una hora irrepetible y que todos estaban llamados a arrojar su insignificante «yo» dentro de aquella masa ardiente para purificarse de todo egoísmo. Por unos momentos todas las diferencias de posición, lengua, raza y religión se vieron anegadas por el torrencial sentimiento de fraternidad. Los extraños se hablaban por la calle, personas que durante años se habían evitado entre sí ahora se daban la mano, por doquier se veían rostros animados. Todos los individuos experimentaron una intensificación de su yo, ya no eran los seres aislados de antes, sino que se sentían parte de la masa, eran pueblo, y su «yo», que de ordinario pasaba inadvertido, adquiría un sentido ahora (...)

Ahora bien, lo más estremecedor de ese desvarío era la sinceridad de la mayoría de estos hombres. Los más, demasiado viejos o físicamente ineptos para el servicio militar, se creían honestamente obligados a colaborar con cualquier «servicio». Todo lo que habían creado lo debían a la lengua y, por lo tanto, al pueblo. Y, así, querían servir al pueblo a través de la lengua y le daban a oír lo que quería oír: que en aquella guerra la justicia se inclinaba únicamente de su lado y la injusticia del de los demás, que Alemania ganaría y los adversarios sucumbirían ignominiosamente Y todo ello sin pensar ni por un momento en que de este modo traicionaban la verdadera misión del escritor, que consiste en defender y proteger lo común y universal en el hombre" (El mundo de ayer, trad. de J. Fontcuberta y A. Orzeszek, p106, 110).

28 de octubre de 2016

Infantilismo

Uno de los pocos méritos de la infausta presidencia de Zapatero, regalada por la soberbia de Aznar y espectáculo de la mentira contumaz de Acebes y los suyos, fue encabezar una legítima revancha en toda regla contra el franquismo y su legado. Del empeño de aquellos gobiernos en "revisar" la historia y recuperar la memoria de los derrotados brotó una narración más bien sentimentaloide en armonía con los tiempos que, pese a sus límites, permitió casi borrar del mapa la derrota republicana y reconstruir pasado y presente. Ahora, a ochenta años vista del alzamiento fascista, se puede decir que la post-posguerra ha sido ampliamente ganada por aquella República que en su momento fue militarmente derrotada y luego perseguida y casi aniquilada. Asimismo, nostálgicos, católicos ultramontanos, anticomunistas y conservadores, que simpatizaron - y simpatizan - tibia o intensamente con el régimen del Caudillo, han sido barridos del horizonte hegemónico de la opinión pública: sus banderas, espectáculos taurinos o músicas, para no hablar de sus éticas y estéticas paramilitares, han sido arrinconadas y casi se podría decir aplastadas bajo el intenso "sentir común" renovador que ha impregnado la opinión pública

No obstante, este incontestable triunfo no tiene el sabor que debería tener, al menos para quien escribe. No es que sepa distinto porque se haya obtenido fuera del campo de batalla lo que no se puedo conseguir en él, una satisfacción vicaria que arguye por ejemplo un amigo "de derechas" para despreciar el incontestable giro que se ha dado en los relatos de autocomprensión dominantes en "su" España, sino porque tiene escaso espesor: es superficial, leve, mínimo, de carácter "espectacular" (Debord), hasta cierto punto publicitario. No es una victoria sólida, sedimentada en el tiempo y sustentada en la reflexión y el conocimiento, sino en la espontaneidad y lo efímero: en una cierta "moda". Una muestra de esta trivialidad ha sido la bochornosa controversia que se vivió en Barcelona la semana pasada con ocasión de la exposición Franco, Victoria, República. Impunidad y espacio urbano y la exhibición de una estatua decapitada del generalísimo de todos los ejércitos habidos y por haber. Contemplar a probos ciudadanos, acerca de cuyo valor cívico bajo su dictadura quizás podrían oponerse algunos reparos, lanzando huevos, pintando y gritando al fantasma del cruel ferrolano y, de paso, cargando contra el Ayuntamiento que organizaba la muestra, considerándolo poco menos que cómplice de su retorno simbólico, no ha sido precisamente edificante por no decir algo peor. Que una instalación diseñada para contribuir a la comprensión de los últimos setenta y cinco años de la historia de España y de Catalunya sea despreciada reduciendo su contenido a un icono que, por demás, es tomado como espíritu realmente existente, como física encarnación de un mal ya desaparecido, es un ejemplo del pensamiento mágico que satura cierta izquierda, romántica e irracional, y de lo fina que es la capa bajo la cual se pretende sepultar el fascismo español y sus efectos: quien ignora con tanta facilidad la historia tiene muchas posibilidades de volver a repetirla.

23 de octubre de 2016

De la conveniencia de repensar ciertas premisas del pensamiento "de izquierdas"

Ciertas premisas del llamado pensamiento "de izquierdas" deberían ser repensadas si éste quiere hacer honor a una parte de su tradición caracterizada por la actividad crítica. A la otra parte, la dogmático-romántica no le hace, evidentemente, ninguna falta y así nos luce el pelo. Uno de los principios que, cuanto menos, deberían ser reevaluados es el que postula el condicionamiento socio-cultural de la conducta humana, bien sea entendida al modo suave de la "sobredeterminación" bien al mecánico de la pura y lisa "determinación". No es sólo que individuos de similar origen geográfico, social y desarrollo cultural desarrollen comportamientos notablemente diferentes sino que uno de los clásicos tópicos de este modelo, el de la reeducación, el de la perfectibilidad, no acaba de concordar con una amplia serie de hechos. Probablemente, uno de los que mejor ilustra este peligroso límite del discurso de la tradición izquierdista sea la imposibilidad de que los psicópatas modifiquen sus pautas de actuación con las debidas medidas correctoras: que aprendan y "mejoren". La posibilidad de que determinados factores biológicos sean capaces de resistir cualquier influencia socio-cultural debería ser cuidadosamente sopesada por este paradigma pues explicaría mejor, por ejemplo, la persistencia del crimen a lo largo de distintas épocas, civilizaciones y organizaciones productivas. El estudio  "Punishment and psychopathy: a case-control functional MRI investigation of reinforcement learning in violent antisocial personality disordered men" le pondría una pequeña carga de demolición más.

17 de octubre de 2016

Ivan Bunin y los riesgos de la vigilancia crítica

En las idas y venidas de las reinterpretaciones continuas, es probable que no quepa plantear muchas objeciones a la interrogación foucaultiana acerca del papel de "la revolución" como eje regulativo de cualquier teoría y práctica política que tome como objetivo principal la transformación de la sociedad. Incluso tampoco acerca de su función en el horizonte de la eticidad. Esta pertinencia, sin embargo, debe ser cuidadosa. El sesgo totalitario y romántico de la noción en su uso habitual en el discurso de la izquierda marxista y anarquista, que precisa de una cuarentena inicial cuanto menos, no tendría que desembocar en un rechazo radical e inmotivado que acabaría obedeciendo a un conservadurismo primitivo que pretendería mantener, en la medida de lo posible, las injustas relaciones económicas vigentes. Este riesgo se observa, por ejemplo, en algunas de las relecturas contemporáneas de la obra de Ivan Bunin que ahora resultaría un adalid de las libertades y la lucha contra la dictadura cuando su oposición al régimen bolchevique parece fundamentarse más bien en una visceral e irreflexiva defensa de un orden zarista reformado que en la reflexión crítica acerca de los peligros de la opción revolucionaria clásica.

" Esto es Asia. Definitivamente: Asia. Por doquier hay soldados, chiquillos, se venden melindres, turrón de sésamo, galletas con granos de amapola, cigarrillos con boquilla de papel. Gritos y hablas orientales. ¡Qué repugnantes sus rostros amarillos y sus cabellos hirsutos! Tanto los soldados como los obreros que se enfrascan en la descarga de los camiones ostentan triunfantes jetas (...) Y todo eso se repite una y otra vez, puesto que entre los rasgos distintivos de las revoluciones están la sed de juego, la hipocresía, el gusto por las poses y la farsa. El mono que hay en cada hombre se despierta y asoma la cabeza (...) A la vez, por las calles todavía claras, pero ya extrañamente vacías, corren hacia esos clubes y teatros en fogosos automóviles los representantes de la nueva aristocracia roja generalmente acompañados de emperifolladas mujerzuelas a ver a sus serviles actores: marineros con enormes revólveres Browning sujetos a sus cinturones, carteristas, truhanes de toda laya y ciertos petimetres cuidadosamente afeitados, vestidos con guerreras, pantalones arrugados hasta la indecencia, elegantísimos botines, siempre con espuelas, y todos ellos con dientes de oro y los grandes y oscuros ojos de los cocainómanos" (Días malditos, Trad. de Jorge Ferrer, p54, 60, 92).

Si cabe sospechar de los "profesionales de la revolución" y su retórica, no menos de la de los que ocultan bajo la denuncia del totalitarismo su deseo de que el orden de cosas existente sea preservado de cualquier alteración significativa.

11 de octubre de 2016

Escribe Foucault

"Sueño con el intelectual destructor de evidencias y universalismos, el que señala e indica en las inercias y las sujeciones del presente los puntos débiles, las aperturas, las líneas de fuerza, el que se desplaza incesantemente y no sabe a ciencia cierta dónde estará ni qué pensará mañana, pues tiene centrada toda su aten­ción en el presente, el que contribuya allí por donde pasa a plantear la pregunta de si la revolución vale la pena (y qué revolución y qué esfuerzo es el que vale)".

"Je rêve de l'intellectuel destructeur des évidences et des universalités, celui qui repère et indique dans les inerties et contraintes du présent les points de faiblesse, les ouvertures, les lignes de force, celui qui, sans cesse, se déplace... celui qui contribue, là où il est de passage, à poser la questioon de savoir si la révolution, ça vaut la peine, et laquelle (je veux dire quelle révolution et quelle peine)" (Dits et écrits, II, p268-269).

8 de octubre de 2016

En Pamplona

El viernes, invitado por el Ateneo Navarro, pude presentar Contra Visconti en Pamplona y disfrutar durante unas horas de sincera hospitalidad, placenteros diálogos, buena mesa y un entorno más acogedor de lo que la imaginación de uno había anticipado: nunca había visitado la ciudad. He de agradecer especialmente a Alberto Royo, de quien partió la iniciativa, y a Santi Elso, que la guió hasta su realización y fue un espléndido anfitrión, el tiempo que compartieron y, aun más, me dedicaron. Sólo por la comida con Alberto y el agradable paseo por la Ciudadela con Santi ya hubiera valido la pena el desplazamiento. Pero la espléndida cena, en la que nos acompañó José Luis Allo, y el rato pasado en la tertulia literaria del Ateneo, en su compañía también, le dieron una dimensión inesperada a la fugaz estancia: volver a escuchar en su rico castellano y en el de los demás participantes, comentarios y opiniones sobre Baroja, Cela, Valle-Inclán o Lorca, le devolvió a uno a la Barcelona de su juventud: a sus tertulias y a los escritores que constituían buena parte del horizonte de referencia de nuestra incipiente cultura literaria y que desde hace algún tiempo parecen haberse volatilizado, como mínimo ante mis ojos. Seguramente esa Barcelona de cafés, veladas literarias, sociedades y ateneos no ha desaparecido por completo pero por lo que sé cuanto menos puede afirmarse que no goza de demasiada buena salud y menos en el ámbito de la lengua castellana. En ese sentido, el rápido viaje se transformó y cobró peso real hasta el punto de convertir el propio acto y la lectura, que resultó mejor de lo esperado, en acontecimientos secundarios y hacerme desear volver lo antes posible como si allí permanecieran los restos de una de mis Arcadias. Espero hacerlo más pronto que tarde.
Dicho sea de paso, en la parte final de la presentación, al leer algunos fragmentos de mis otros libros, me apercibí de que la expresión "cristal bohemio" aparece repetida en Las vidas de las imágenes y Contra Visconti, aunque en un caso sea como tropo y en otro como concepto. Por mucho que se revisen los textos siempre brotan nuevas imperfecciones...

3 de octubre de 2016

Sobre la implosión del PSOE

Dos columnistas que no son precisamente santo de la devoción de uno han publicado en las últimas horas interesantes análisis sobre las posibles causas y previsibles consecuencias de la implosión del PSOE con las que no puedo sino coincidir en bastantes aspectos. Lidia Falcón en Público desde un punto de vista que podríamos calificar de global y Antoni Puigverd en La Vanguardia, desde una óptica más bien "peninsular".

2 de octubre de 2016

En Valencia con Viktor Gómez

Y esta vez no se repitió la historia y la tragedia no dio lugar a la farsa. El viernes por la noche, en la Librería Primado, uno pudo presentar Contra Visconti en condiciones y resarcirse del fiasco que acompañó a Las vidas de las imágenes en el mismo lugar hace un par de años: esta vez hubo público, lectura, coloquio y luego conversaciones interesantes, amenas y, también, jocosas en las que los Dallas Cowboys se alternaron con Deleuze o Kant pasando por docenas de poetas y textos de bastantes de los cuales no tenía ni la menor noticia. Viktor Gómez acertó al elegir como compañera de velada a la joven (casi podría ser  mi hija) Lucía Boscá, que ganó en 2014 el Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande con Ruidos, el volumen que puso en juego. El contraste entre el tono, ritmo, temática y recursos de ambos libros, entre su insistencia en el ámbito del significante y la propia en el del significado (aunque ambos puedan estar en la posición del otro en función de los contextos), así como la charla posterior, contribuyeron a que el acto fuera ágil o al menos eso quiero creer: he estado en más de una presentación soporífera y tengo la impresión de que esta no lo fue o no tanto... En cualquier caso guardo el recuerdo de una noche agradable, estimulante y fructífera y no puedo por menos que agradecer a Viktor Gómez su generosa disponibilidad.

28 de septiembre de 2016

Escribe Shalámov

De nuevo acerca de la "afinidad social" entre delincuentes y trabajadores, mecánicamente sostenida por buena parte del pensamiento marxista incluso hoy día:

"Son incontables las maldades de los ladrones en los campos. Sus desdichadas víctimas son hombres trabajadores a los que el ladrón arranca el último trapo, hurta el último dinero, y la víctima no se atreve a quejarse, pues ve que el ladrón es más fuerte que la autoridad. El ladrón pega al trabajador y lo obliga a trabajar; son decenas de miles los hombres que los ladrones han apaleado hasta la muerte. La ideología del hampa ha corrompido a centenares de miles de seres que han pasado por la cárcel y que en prisión han dejado de ser hombres. El espíritu del hampa se ha instalado para siempre en sus almas, los ladrones y su moral han dejado una huella imborrable en el alma de los reclusos." (Relatos de Kolymà, Vol. I, trad. de Ricardo San Vicente, p283).

24 de septiembre de 2016

Esperpento en el Principado

Hace meses uno resolvió dejar de dar vueltas al asunto de la hegemonía del secesionismo en Catalunya y a los cambios micropolíticos y macropolíticos que ha ocasionado, después de constatar que su proyecto y su puesta en práctica no resultaban, moralmente hablando, preferibles a la opción de mantinimiento del status quo (aunque tampoco peores). Sin embargo, el malhumor que me ha provocado la esperpéntica polémica sobre el pregón de las fiestas de la Mercè hace que, siquiera lateralmente, quiebre mi propósito.
Debo reconocer que no he leído ninguna de las novelas de Pérez Andújar pero desde la época en que participaba en un programa sobre literatura, en el Canal 33 de la televisión autonómica, le profesaba una cierta antipatía. Sin embargo, después de lo visto estos días a cuenta de su intervención en las fiesta de la ciudad, de la controversia generada y del "pregón alternativo" del considerado "humorista" Toni Albà, he debido cambiar de opinión: parece claro que "en el país de los ciegos, el tuerto es el rey". De hecho, es que hasta da apuro establecer una comparación entre la Barcelona que se dibujaba en su bien armado y correcto discurso y la que supuran las estúpidas ocurrencias del llamado "cómico" jaleadas, eso sí, por los sectores más etnicistas del secesionismo y los medios más obcecadamente militantes, como mi querido Losantos-Partal (que loa su honradez y coherencia como ejemplos de coraje y responsabilidad). La degradación y simplificación del universo del debate ideológico a este lado del Ebro ha llegado a tal extremo que ha logrado que una de las plantas cultivadas en el jardín de mis fobias deba ser arrancada para ser cuidada y conservada, como si se tratara de una rara orquídea, ante la proliferación de "malas hierbas" en las inmediaciones de esa propiedad que en cada caso es uno mismo. Ante la cateta obnubilación de Albà y los etnicistas de la antigua Convergència, Pérez Andújar emerge como un intelectual de talla (que no niego que lo pueda ser): en esas estamos.
Afortunadamente, el señor Albà que, por cierto, él que se ha sentido agraviado tantas y tantas veces ha conseguido ofender la inteligencia del que escribe en más de una ocasión, no ha salido demasiado bien parado de su envite. Así, una de las portavoces más fieles del régimen, Mònica Terribas, defendió al escritor, el diario más "centrado" del movimiento, el Ara, en su editorial, trató de desinflar el enfrentamiento y, por ejemplo, su columnista David Cirici advirtió, sensatamente, que "El pregoner de la Mercè no ha fet cap mal, amb les seves crítiques a l’independentisme. En canvi, si convertim l’independentisme en una cosa antipàtica i intolerant per als qui encara dubten, prendrem mal ("El pregonero de la Mercè no ha hecho ningún daño con sus críticas al independentismo. En cambio si convertimos el independentismo en algo antipático e intolerante para los que aun dudan, saldremos malparados"). Las voces más cívicas del secesionismo han negado su respaldo a lo que pretendía ser más que una bufonada y se ha quedado en simple esperpento.

Lástima que El País haya enarbolado la bandera de la Catalunya que dicen que defendería Pérez Andújar con ese cosmopolitismo que no debería engañar a nadie...

21 de septiembre de 2016

Agustín y Esther


El viernes 23 - a las 19:00 - Agustín Calvo Galán presentará en Barcelona, en la librería Documenta, su Trazado del natural, poemario francamente interesante del que trataré de hablar por aquí en cuanto me sacuda la presión del libro que me tiene enredado. Espero poder acudir.

Y la semana que viene, en la sala de exposiciones del Centre Cívic Pere Pruna, Esther expondrá su Satie i Martin: una experiència sinestèsica por segunda vez en la ciudad en un entorno más acogedor que el otoño pasado.

18 de septiembre de 2016

"Contra Visconti" en Valencia y Pamplona

El próximo 30 de septiembre, gracias a los buenos oficios de Viktor Gómez, presentaremos Contra Visconti en la Librería Primado de Valencia. Unos días después, el 6 de octubre y gracias a la mediación de Alberto Royo y Santi Elso, le tocará el turno al Ateneo de la todavía desconocida Pamplona. Aunque este año esté concentrado, de momento, en la escritura de un libro de poemas y en el trabajo, espero encontrar el suficiente tiempo como para poder dejar constancia de ambos actos por aquí.

11 de septiembre de 2016

Escribe Schlögel

"No existe ningún poder de lo utópico en sí, sino sólo una constelación en la que lo utópico se vuelve todopoderoso, incluso inevitable, necesario. Y sobre todo: no existe poder sin los artistas, sin su talento, su imaginación y su resolución de hacer realidad sus ideas" (Terror y utopía. Moscú en 1937. trad. de José Aníbal Campos, p841).

7 de septiembre de 2016

Una reflexión equidistante

El otro día en El País, Francesc Trillas realizaba un interesante ejercicio de equidistancia respecto al "contencioso" entre nacionalistas españoles y catalanes. Su apuesta por el federalismo parece bien argumentada excepto por el hecho de que evita cualquier referencia a la conveniencia de alguna salvaguarda constitucional que permitiera a los estados o entidades federadas suspender este vínculo y apostar por la independencia cuando la mayoría de sus habitantes lo estimaran conveniente.

1 de septiembre de 2016

De vuelta

Si en junio la despedida aludía, entre otras cosas, a una reseña chata y trufada de detalles de mala lectura sobre Contra Visconti de un poeta que algunos amigos suponen cercano estilística e ideológicamente a uno (lo cual dicho sea de paso diría que es incorrecto), en este retorno preotoñal debe uno dejar constancia de otra reseña crítica en las antípodas de la anterior publicada por Eduardo Moga en la revista Turia. Y no, o no sólo, porque sea algo más positiva sino porque es una excelente crítica en cuanto tal, independientemente del texto sobre el que versa. Eduardo se ha leído el libro, lo ha entendido y lo ha valorado pertinentemente. Lo que Lyotard denominó con acierto "diferendos" entre Eduardo y quien escribe son, en algún sentido, notables respecto a lo que se podría denominar "la naturaleza de la poesía" pero uno tiene la impresión, tras haberle leído y - creo - comprendido, que sus opiniones resultan independientes, trabajadas y abiertas a la interrogación y al intercambio y por ello poco esquemáticas lo cual le permite proceder según las reglas y convenciones del género, que domina, y no convertir su evaluación en una mera excusa para proclamar apresuradamente su juicio.  Y en ese trabajo previo e indispensable, sus observaciones evitan, al menos en este caso, tanto la complacencia como la ligereza desconsiderada y resultan especialmente estimulantes. El texto completo de su reseña aquí. Gracias Eduardo por el tiempo empleado.

28 de junio de 2016

Bajada de persiana por descanso estival

El ajetreo de final de curso - y los problemas de Blogroller - han impedido actualizar con la suficiente frecuencia este cuaderno en las últimas dos semanas. Han quedado incompletas, en el tintero, algunas observaciones sobre el concepto de "creatividad" y su inflacionario uso en la pedagogía contemporánea, alguna que otra reflexión sobre los resultados electorales y una valoración sobre una crítica no muy benevolente y tampoco demasiado refinada de Contra Visconti, de esas que a uno le hacen pensar que es preferible seguir el principio de no hablar de un libro antes que hablar mal de él. Sobre todo de según qué maneras. Y han quedado en estado de borrador porque, además, el escaso tiempo libre lo está consumiendo un proyecto poético que va cobrando forma poco a poco. Así que mejor no alargarlo más. Cierro hasta septiembre esperando avanzar lo suficiente en su escritura como para reanudar el ritmo habitual en otoño. Buenas vacaciones a todos los que siguen estas entradas.

21 de junio de 2016

Microcríticas (3)


Una saga moscovita. Vasili Aksionov
Aunque los entreactos oníricos, salpicados de reencarnaciones y almas transmigradas, interrumpen el ritmo de esta "polifonía épica" más de lo que uno como lector desearía, el retrato de la ilustrada y burguesa familia Grádov y su atribulada vida bajo el estalinismo, desde el asesinato del Comisario del Pueblo para la Guerra Frunze hasta la campaña contra el "complot de los médicos judíos" poco antes de la muerte del tirano, recrea, con la eficacia de Guerra y paz que le sirve de modelo, la represión del régimen y su solidaridad con la idea bolchevique, de la que no sería una mera degradación sino más bien una consecuencia lógica. El contraste entre el mundo de los Grádov, un ambiente distinguido por la poesía, la medicina, Chopin, las rosas y la comprensión ante el sufrimiento ajeno y el universo del complejo Kremlin-Lubianka, caracterizado por el dogmatismo, la violencia, el resentimiento, el cemento y la brutalidad, pone a prueba el sedimento de comprensión para con la experiencia histórica del comunismo de muchos de nosotros.

14 de junio de 2016

Nuevas educaciones, progresismos y etnocentrismos

Los neorromańticos partidarios de las distintas "nuevas educaciones" acostumbran a ser multiculturalistas y relativistas. Políticamente, la mayoría de ellos se consideran progresistas y les suelen molestar las manifestaciones que consideran "etnocéntricas". No les falta razón en su actitud pero muchos lo son tanto como aquellos a los que critican. El otro día uno tuvo una muestra. Hablaba con un ferviente adicto a la retórica de la innovación educativa, y no menos ferviente seguidor de las tesis del heterogénero espacio CUP-Podemos, a propósito del modelo finlandés como referencia de la futura "nueva Catalunya". Cuando se me ocurrió señalar los resultados de Corea del Sur, comparables a los de Finlandia, y el interés que podrían tener los gestores educativos del futuro estado catalán en adaptar algunas de sus estrategias educativas, la respuesta fue concluyentemente etnocéntrica: "Los asiáticos trabajan demasiado, no saben vivir. Su modelo no nos sirve". Así, como suena...

No le recomendé este artículo porque de poco hubiera servido

"El estudio Alcanzándolo: Aprender de los mejores sistemas educativas en Asia oriental, del Instituto Grattan, se refiere a los altos niveles de equidad –en PISA 2009, la diferencia entre el 10% de los peores y el 10% de los mejores de Corea del Sur fue de 200 puntos respecto a los 241 de media de la UE–; a la alta participación –hace 30 años solo el 40% de los jóvenes surcoreanos (25-34 años) terminaba la secundaria, ahora lo hace el 98%, diez puntos por encima de la media de la OCDE–; y, a la eficiencia –Corea del Sur gasta menos por estudiante que otros sistemas educativos– (...)

El compañero de detrás le choca los cinco. Hay 30 pupitres, colocados en tres filas de dos. Me siento en uno, en última fila. Son 28 estudiantes. Este es uno de los elementos característicos de la enseñanza de Corea del Sur: una de las mayores ratios alumno-docente (30:1, respecto a la de 17:1 de media de la OCDE). Algunos estudios como el de McKinsey de 2010 sugieren que esto le permite a los surcoreanos emplear más fondos en otros aspectos educativos como el salario docente. La OCDE, en repetidas ocasiones, también ha manifestado su predilección por esta distribución de recursos, en clases mayores y profesores mejor atendidos.

Un par de clases más, mismo procedimiento. Tienen botellas de agua en todas sus mesas y el libro de texto –de papel–."

9 de junio de 2016

Microcríticas (2)


Las uvas de la ira. John Steinbeck.
No conozco mejor introducción a la dinámica de la lucha de clases bajo el capitalismo que esta novela. Ni tampoco esperanza menos dogmática y cruel, más lejana a la ingeniería social, más docta en el sentido de Bloch, que la compasiva firmeza de la Madre Joad.

6 de junio de 2016

Calentamiento global y comportamiento hiperbólico

Puede que entre el reduccionismo y la hipérbole se mueva el espacio de difusión público del saber. Y tal vez no sea sólo algo que suceda en la actualidad sino que se remonte a la historia misma del conocimiento humano. Lo propuesto por los chamanes, sacerdotes, sabios, filósofos, científicos, investigadores etc. sería, luego, devaluado o exagerado en el proceso de su difusión por los distintos estratos de intermediarios y, lo peor, una vez simplificado mediante cualquiera de estos dos mecanismos, convertido en dogma. Es lo que estaría ocurriendo con el carácter antropogénico del "calentamiento global" que una izquierda política que levanta la bandera del relativismo en prácticamente todos los campos de la acción humana, cada vez más lo sustrae del debate despreciando las actitudes prudentes. De hecho, la tentación de pedir perdón y ceder a la excusatio non petita accusatio manifesta ronda estas mismas palabras...

3 de junio de 2016

"Contra Visconti" en "Quimera"


Ayer, de camino a casa, al pasar por uno de los pocos y despoblados quioscos que quedan en el barrio, seguí la antigua costumbre de mirar en busca de las novedades de rigor. Es un hábito anterior a la era del silicio que hace muchos meses que no da más fruto que unos segundos de entretenimiento. Sin embargo, esta vez no fue baldío y monótono como tantas otras veces: en el estante superior del mostrador, cerca de Fotogramas y otra revista de cine cuyo nombre no recuerdo, se hallaba el número de junio de Quimera que, por Agustín Calvo Galán, sabía contenía la reseña que había escrito sobre Contra Visconti.

A finales de los ochenta uno era un consumidor ávido de la revista. La actualidad literaria me interesaba tanto como la política o la deportiva. Religiosamente, cada mes compraba el número y lo leía casi por completo: eran contadas las ocasiones en que prescindía de algún artículo. Críticas y orientaciones bien escritas y rigurosas y artículos por lo general interesantes y esclarecedores. Conocí muchas obras y autores gracias a la revista y abrigué la esperanza de que alguna de mis futuras novelas (hacía años que había abandonado la poesía) sería reseñada en ella. Pero no fue así, entre otras cosas porque no hubo tales novelas, sin ir más lejos. Durante los noventa dejé de leerla habitualmente. Fue la época de la distancia con la novedad y la certidumbre de que faltando tantos clásicos por leer y releer era mejor poner tierra de por medio con la inmediatez del mercado literario. Y sí, sería eso seguramente pero lo cierto es que cuando en otoño de 2002 se publicó Del Tercer Reich me pasé meses comprándola de nuevo y buscando esa reseña anhelada que no llegó.

Y ahora, casi quince años después, de forma inesperada, aparece Contra Visconti de la mano de Agustín Calvo Galán a quien tengo que agradecerle el tiempo dedicado, la perspicaz benevolencia de su lectura y que haya cumplido ese capricho ingenuo y juvenil.

P.S: Por cierto, el agradecimiento a Agustín va más allá. Gracias a unos comentarios suyos sobre una imagen se han desatascado un manojo de apuntes y versos sueltos que no conseguía enredar ni a tiros. Por vez primera desde hace unos cuantos años ando con un libro de poesía entre manos. Lento, como siempre, pero en marcha.

31 de mayo de 2016

Mitologías educativas: tradición, innovación y Finlandia


En Catalunya, probablemente como consecuencia de la dinámica política, un cierto papanatismo de "lo nuevo" tomado irreflexivamente como sinónimo de "lo bueno" y "lo mejor", impregna muchas esferas de la opinión mediática, especialmente en el dominio de la educación. Un ejemplo: los medios y los expertos del tres al cuarto asocian constantemente "innovación", "Finlandia", "éxito" y "nuevo" pasando por encima de las diferencias culturales, climatológicas, sociales y políticas, para construir una mitología en la que la imitación del presunto "modelo finlandés" sería la clave que permitirá reorientar la catastrófica situación de la enseñanza pública. Una de tantas supercherías con las que una izquierda desnortada e intelectualmente débil y una derecha interesada en el mantenimiento de la jerarquía social distraen al público. El trabajo de Gabriel Heller Sahlgren Real Finnish Lessons. The true story of an education superpower suministra una interesante evaluación del sistema educativo finés y erosiona el empeño mistificador de esos fieles de la banalidad que abundan por estos pagos. Por ejemplo, según Sahlgren, la apuesta por la "innovación" en la práctica docente no parece ser, precisamente, el rasgo distintivo del antaño exitoso modelo finlandés.

"“Teacher methods aren’t as traditional today. At the same time, our school results appear to have reached their peak and started to fall”
Have teaching practices changed as well? While teaching methods seemed rather traditional in the mid-to-late 1990s and early 2000s, it is difficult to know for sure when they had their peak. In the lessons observed during this author’s school visits in September 2014, many teachers were still using rather traditional methods and remained authorities in their classrooms. Indeed, in some cases, the instruction resembled university lectures more than lower-secondary school lessons. The silence was often palpable, with the teacher doing most of the talking and children dutifully taking notes with their textbooks open. Teachers set tasks, and pupils did what they were told.
"

28 de mayo de 2016

"Robespierre" entre la Literatura y la Historia


La semana pasada, a cuenta de la lectura de Robespierre, de Javier García Sánchez, se publicó esta pieza en Catalunya Vanguardista. Los problemas de actualización del Blogroller y de la sindicación de Feedburner que le han atormentado a uno dos semanas impidieron que lo subiera en su momento. A ver si ahora funciona.

"A finales de 2012 el escritor barcelonés Javier García Sánchez publicó una monumental novela de más de 1200 páginas titulada Robespierre. Se trata de una obra concebida a modo de reparación moral de las figuras de Robespierre y Saint-Just y, por extensión, del movimiento jacobino en general, desde un punto de vista partidista, “fanático” incluso, en sus propias palabras. Una rehabilitación que supone, por una parte, un ajuste de cuentas con la interpretación que las corrientes hegemónicas de la Historiografía realizaron acerca de su papel en la Revolución Francesa y, por otro, una reinterpretación de ésta misma, de su génesis, desarrollo, final y posterior proyección. En este sentido, no es una novela histórica al uso pero sí, al menos en la intención explícita del autor (p1107), una “novela” aunque mantenga una relativa distancia respecto a las habituales tipologías del género. Y en cuanto tal puede servir para ilustrar, una vez más, la polifuncionalidad de la obra de arte en general y la literaria en particular: la hipótesis de que su función no se agota en su dimensión estética, psicológica o ética sino que también interviene en la generación, reproducción o difusión del conocimiento. Que no sólo tiene que ver, en fin, con la belleza, la conciencia o la bondad sino también con la verdad."

El artículo completo, aquí.

26 de mayo de 2016

Escenas de lucha callejera en la noche barcelonesa


Anoche los informativos de Mediaset contraponían el caos y las refriegas en la Barcelona de la "podemita" Colau con la visita del estadista Rivera a Venezuela. La segunda seguía sin transición a la noticia acerca de la primera. El típico y elemental ejemplo de contraposición por yuxtaposición. Si había de hacerse caso a la descripción de la cadena, la ciudad condal vivía asediada por okupas y manteros y envuelta en un ambiente insurreccional al que únicamente le faltaba el condimento secesionista. Un aderezo que, según los supremacistas españolistas ocultos tras "falsa equidistancia y la ciudadanía del mundo", es el fruto exclusivo de la provocación de la "caverna", tal y como describía ayer, en opinión de uno acertadamente aunque seguro que sería incluido en esta categoría, la agitadora y paniaguada Empar Moliner refiriéndose, entre otros, al paternalismo à la PRISA-Mediaset.

Uno ha de reconocer que de la algarada intensa del martes ni se enteró. El ruido del helicóptero policial que rondó Gràcia durante tres horas era lejano y lo atribuí al dispositivo de seguridad por la celebración del triunfo copero del Barça. A menos de trescientos metros de casa tuvieron lugar los "violentos incidentes" que sumieron a la ciudad en la anarquía pero lo cierto es que por allí se debieron concentrar porque seguimos viviendo bajo el orden administrativo habitual sin apercibirnos de esta subversión generalizada que amenazó la vida de las gentes de bien barcelonesas. Molesto por otra exhibición más de ese "nuevo periodismo" estilo Cintora (o Cantora pues la distancia es mínima), ese periodismo "comprometido", y manipulador, que renuncia a cualquier intento de objetividad y neutralidad, cambié de canal y justo entonces apareció de nuevo el helicóptero por las inmediaciones. Esta vez volaba muy bajo, a pocos metros por encima de nuestras cabezas y se percibía claramente el batir de las aspas y el olor a carburante. Uno se empeñó, como buen viejo conservador que sería considerado a causa de su creciente escepticismo - ya no añado "burgués" porque ateniendo a mis escasas pertenencias y posesiones sería más bien un "desclasado" -, en seguir disfrutando de una ensalada con queso de cabra y mango y un buen Mencía del Bierzo pero al final el pathos del antiguo aprendiz de "profesional de la revolución" venido a menos y el deseo de espectáculo pudo más y bajé a ver el desarrollo de la insurrección.

Sin saber qué relatarían los "periodistas comprometidos" de Mediaset pronto cualquier sentimiento de culpabilidad por no haber prestado atención a los "feroces" disturbios del día anterior se desvaneció. De hecho, la crónica de lo ocurrido ayer según El País no coincide con lo que uno vio. Pocos enfrentamientos, por no decir ninguno, fuera de la sucursal del "banco expropiado" y sus inmediaciones; el habitual juego del gato y el ratón entre las "lecheras" policiales, con el helicóptero haciendo prácticas de aproximación (algún mosso debía estarse preparando para el examen de piloto), y grupúsculos de aprendices de "profesionales de la revolución" entrenándose para la "futura hora de la verdad" yendo y viniendo y, sobre todo, hablando; algún "cacerolero solitario" (como el "llanero"); expresiones de desagrado de un par de vecinos por el exceso de medios policiales en el barrio y poco más. Visto desapasionadamente, algo a medio camino entre el esperpento y lo cómico pero, en cualquier caso, insignificante tanto desde la perspectiva revolucionaria como de las "fuerzas del orden". Visto lo que narran hoy y la presencia de algunos medios a media mañana por el barrio (la productora Atlas - asociada a Mediaset - y TV3 - poco sospechosa de simpatía hacia los "podemitas") debe uno poner en tela de juicio la dimensión de los incidentes. Tengo la impresión de que en esta última década y media los ha habido más violentos y generalizados en este mismo barrio.

Dista uno de sentir simpatía por las "fuerzas de seguridad" y menos cuando ve las furgonetas pertrechadas para el combate urbano de la "Brigada movil" aunque ha arrinconado los resabios románticos ramplones de una sociedad sin vigilancia donde "to er mundo es güeno" y reconoce que, en determinadas circunstancias, algún tipo de policía no sólo es conveniente sino necesario. Tampoco le entusiasma la conversión del movimiento okupa en un modus vivendi de jóvenes que no precisan del trabajo para su sustento y que aplican su método indiscriminadamente pero ha de reconocer que no le desagrada la "expropiación" de una sucursal vacía de una entidad bancaria. Así pues creo estar en esa "falsa equidistancia" que le permite a uno considerarse un espectador más o menos objetivo y, por tanto, rechazar la versión de los "periodistas comprometidos": los titulares y el tiempo dedicado a los sucesos en las cadenas de Mediaset tienen todo el aspecto de una campaña de acoso a los "podemitas" con fines electorales.

Debo discrepar: Barcelona no yace envuelta en las llamas de la subversión...

23 de mayo de 2016

Y, de nuevo, en la Universidad de Barcelona


El miércoles uno volvió a la Universitat de Barcelona. Hace algo más de un año, invitado por Xavier Jové, el motivo fue una conferencia sobre la sentencia de Adorno acerca de Auschwitz que acabó dando como fruto el artículo "Poesía después de Auschwitz: provocación e intempestividad" publicado en "Cuadernos Hispanoamericanos". En aquella ocasión el formato original era una charla-coloquio de la que, para desgracia de los asistentes, hubo poco. Esta vez la invitación corrió a cargo de Virginia Trueba, profesora titular de Filología Hispánica que, en el marco de su curso "Poesía contemporánea española de los s. XX y XXI", pensó que sería una buena idea que hablara con sus alumnos acerca de "mi" poesía y "la" poesía". Lo de "mi" poesía, como siempre, le provocó a uno el habitual acceso de vergüenza y modestia, sea falsa o no, que hizo que prefiriera orientar la charla hacia "la" poesía. Cuando quedamos para centrar el objeto de la intervención se me ocurrió proponerle como título "Poesía y verdad en el debate contemporáneo" y con semejante enunciado a punto estuvo de volver a suceder lo mismo: llevaba unos días trabajando en un artículo sobre "Literatura y verdad" así que cuando aparecí por el aula el riesgo de una larga conferencia planeó por mi ánimo como el espíritu de Yahvé por las aguas en el Génesis. Afortunadamente, quizás porque el público era menor (los estudiantes del curso y la propia Virginia), conseguí tener en cuenta a los destinatarios y acabar en menos de una hora la exposición y dejar otra hora para el intercambio de ideas, impresiones o pareceres, que resultó muy estimulante. Con Virginia Trueba, la discusión se centró en el papel de la verdad en la poesía. A las tesis que propuse planteó pertinentes objeciones provenientes, en buena parte, del acervo de su formación filológica que me ayudaron a perfilar algunos de mis argumentos pero también me han obligado a buscar otros más sólidos. En esas estaremos en los próximos días, supongo. Con los alumnos, las conversaciones bajaron de las alturas de la teoría y tuvieron que ver mucho con Contra Visconti. Especialmente, Sergi y Mireia, que hacen un trabajo sobre el libro, vieron en él aspectos sobre los que no había reflexionado en absoluto además de ofrecer alguna hipótesis sugerente, y difícilmente discutible, sobre vínculos con otros textos canónicos. Fue una tarde intensa y placentera: es lo que ocurre cuando uno vive la poesía como un eremita.

18 de mayo de 2016

Y se presentó "Contra Visconti"


Y ayer, por fin, presentamos Contra Visconti en la librería Documenta de Barcelona. Una presentación agradable y relajada, alejada de pompa y circunstancia, en la que tuvo que ver mucho el buen hacer de Agustín Calvo Galán con quien uno entabló, a partir de sus preguntas y observaciones, una conversación interesante y puede que hasta amena: el mejor maestro de ceremonias que podía haber tenido. Gracias a Agustín y a todos los que acudieron (más de los que uno esperaba). La siguiente, en Valencia.

14 de mayo de 2016

Escribe Aksiónov



"Florecía la literatura del realismo socialista. El formalismo ya había sido completamente eliminado de cuajo. Los poetas soviéticos, los dramaturgos y los novelistas, reunidos en una única organización, se afanaban en crear las obras que el pueblo necesitaba.
No se mantenían apartados de la vida pública. He aquí un ejemplo: ayer en el Pravda y en otros periódicos importantes se publicaron las primeras cartas de los trabajadores exigiendo la ejecución de los acusados en el proceso de los enemigos del pueblo, y hoy ya los escritores se habían reunido en la magnífica mansión de la calle Vorovski, en otro tiempo calle Povarskaya. Redactaban una petición para el humano gobierno soviético. Hay momentos en que es preciso contener la humanidad, querido camarada gobierno, cuando es necesario castigar a los enemigos sin piedad.
La reunión se celebraba en la sala grande del restaurante; donde habían retirado las mesas y habían llevado sillas suplementarias y una tribuna. «Donde se alzaba la mesa del festín ahora reposa un ataúd», había pensado más de uno pero, por supuesto, se lo había guardado para sí. ¡Al paredón, al paredón! Las palabras combativas del Partido retumbaban bajo el techo alto, giraban alrededor de la enorme araña, se embadurnaban por las vidrieras de las elevadas ventanas ojivales, crujían pesadamente a lo largo del parqué donde, sólo veinte años antes, revoloteaban los retoños del conde Olsufiev con sus institutrices pisándoles los talones. El poeta Vitia Gúsev decidió añadirse al sentimiento general de irreconciabilidad. Irrumpió en la tribuna y echó hacia atrás su cabellera con un movimiento brusco de cabeza.
—¡Soy poeta, camaradas! ¡Expreso mis sentimientos en verso!
El palacio condal se inundó de versos proletarios flameantes.

¡La ira del país truena con una sola voz!:
¡Al paredón, al paredón!
Fusilad a los traidores de la patria
resueltos a llevar a la URSS a la ruina.
Al paredón, en nombre de nuestra vida
y en nombre de nuestra felicidad,
al paredón."

(Una saga moscovita. Trad. de Marta Rebón, p244-245).

11 de mayo de 2016

Ética y política: a propósito de "La tiranía de los modos de vida" (y III)


El problema surge cuando, una vez realizado el diagnóstico, Hunyadi esboza su remedio. La alternativa que escoge para tratar de solventar esta dilemática entre la hipermoralización compartimentada de la práctica social y la des-moralización de los modos de vida es el recurso a "la" política mediante la constitución de parlamentos virtuales que aprovechen las infraestructuras creadas por y para las redes sociales y en los que debería procederse al debate colectivo acerca de los modos de vida que se están imponiendo y, especialmente, en torno al trabajo: la conversión, en fin, de la ética en política.

El problema va más allá de la viabilidad empírica de su propuesta. Utilizar las redes sociales como "parlamentos virtuales" puede ser una idea original pero cabe dudar de su efectividad: no se acaba de ver que la posibilidad inscrita en principio en el uso de las redes acabe generando algo más que ruido como siempre que la democracia directa es pensada como "esencia" mientras que la representativa es el "accidente" del que hay que prescindir. Las redes sociales reproducen un esquema parecido al de la interacción social: hay personas muy participativas mientras que otros son participantes esporádicos y otros más abstencionistas, por incapacidad (enfermedad, limitación psicofísica...) o decisión (parece que la diversión y el entretenimiento pueden ser preferidos por algunos a un congreso virtual para debatir la robotización, como actividad de tarde o de fin de semana...) Mas, con todo, uno diría que donde más chirría su interesante apuesta es en la supeditación de lo individual a lo colectivo, de lo ético a lo político, como estrategia para salir del atolladero. Hunyadi renuncia a una Gran Ética que procediera del ámbito moral, debido a las limitaciones constatadas históricamente de los supuestos universalismos formulados, para hallarla en la Política: en una institución común que tome sobre sí las consecuencias de esas acciones individuales de las que se ocupan las Pequeñas Éticas, las sitúe en contexto y reflexione sobre sus consecuencias. A lo que, al modesto entender de quien escribe, no responde Hundayi es si la alternativa a la Gran Ética no acaba siendo, en realidad, únicamente la Política, la Gran Política y si ese es el caso, como lo parece, en dónde radica la mejora.

Pues si la mayor objeción contra la Gran Ética es el universalismo la que puede oponerse contra la Política es el cálculo como método para la evaluación de los actos relacionados con la consecución de un "bien común" que supone, de nuevo, un universalismo aunque sea menos explícito, latente. La determinación del "bien común" requiere la formulación de un ideal utópico ("contrafáctico", prefiere comprenderlo Hundayi con sentido y prudencia) que no puede ser sino universal. Y es entonces cuando de nuevo nos las hemos de ver con la tentación totalitaria de una manera mucho más aguda que con el universalismo ético pues este puede prescindir del cálculo: una vez determinado el "bien común" ¿cómo evitar la necesidad de sacrificar las preferencias subjetivas en beneficio de ese objetivo más general? La Política, en su configuración histórica desde Maquiavelo, parece no poder dejar de atender al cálculo: debe obrar en función de "intereses generales", pensar en la subsidiariedad de los medios respecto a los fines y en la colectividad antes que en el individuo. Bien sea como realismo que cede ante el principio de "lo posible" bien como idealismo que no claudica ante los estados de cosas dados en su búsqueda de la sociedad justa, debe atropellar las exigencias éticas que se fundamenten en el sujeto: debe ir, forzosamente, más allá de ellas.

Dicho toscamente. El siglo XX fue el siglo de la supeditación de la Ética a la Política en nombre del la utopía social. Evitar la paradoja de la hipermoralización vacía moralmente mediante la capitulación de la Ética ante la Política ¿es realmente una salida a tenor de nuestras experiencias con las utopías sociales del pasado?

8 de mayo de 2016

Ética y política: a propósito de "La tiranía de los modos de vida" (II)


Sean concebidos como estructuras homogéneas o conglomerados heterogéneos o navegue a veces entre ambos polos, Hunyadi parece acertar cuando describe la paradoja característica de este principio de milenio: la hipermoralización de la acción y el pensamiento, un exceso que va acompañado, curiosamente, de una alarmante falta de reflexión sobre la eticidad de los "modos de vida" mayoritariamente adoptados. Como señala, los comités de ética, las deontologías y las prescripciones normativas sobreabundan en nuestra sociedad: multitud de "pequeñas éticas" han proliferado en casi todos los ámbitos. Éticas empresariales, periodísticas, del consumo, bancarias, animal, clínicas, ética de la investigación, de la docencia, de los negocios... Parece que no haya espacio de la vida social en el que no se haya establecido una normativización implícita o explícita, desde la corrección política en el uso del lenguaje hasta la creciente incorporación jurídica de reglamentaciones acerca de los derechos de los animales.

Sin embargo, esta sobreabundancia de éticas parciales, de microéticas, que parecería poner por fin bajo la égida del pensamiento moral muchos aspectos de la acción humana que antes eran dejados al pairo de la costumbre o la desregulación, habría dejado, por contra, fuera de su alcance crítico los ámbitos más generales y, entre ellos, la interrogación acerca de porqué las formas de vida codificadas actualmente dominantes deben ser preferidas a otras alternativas o posibles. No hay comités éticos que discutan la robotización general de la sociedad, ni la evolución de las telecomunicaciones, ni la calidad de las formas deliberativas democráticas dominantes. Y, especialmente, y en eso Hunyadi pone el dedo en la llaga, ninguna reflexión ética parece tomar a su cargo el "trabajo", el elemento nuclear de la absoluta mayoría de nuestros modos de vida, como si tras el hundimiento del socialismo existente y el ocaso de las ideologías comunistas, ya no fuera pertinente interrogarse sobre sus condiciones actuales: como si fuera un inmediato autoevidente y apodíctico sobre el cual no cabe análisis alguno.

4 de mayo de 2016

Ética y política: a propósito de "La tiranía de los modos de vida" (I)


En su libro La tiranía de los modos de vida el ginebrino Mark Hunyadi intenta proponer una solución a la paradoja que en su opinión distingue, en el ámbito ético, nuestras sociedades actuales: al lado de una hipermoralización que parece inundar el sistema puede encontrarse una total falta de reflexión ética acerca de los "modos de vida" que se imponen a los individuos.

La noción de "modos de vida" quizás sea conceptualmente problemática pero intuitivamente parece poderosa a primera vista. A diferencia del "estilo de vida", que implicaría un acto de la conciencia, o de la voluntad, una relativa elección subjetiva, el "modo de vida" sería una estructura objetiva que organizaría una amalgama heterogénea de acciones, pensamientos y objetos y prescribiría, o haría esperar cuanto menos, unos comportamientos y no otros de los sujetos que los practican.

Aunque se estaría tentado de ver en la noción, tal y como la usa Hunyadi, un intento de otorgar una lógica coherente y reduccionista a la diversidad de la que daría cuenta, lo cual podría acabar exigiendo alguna forma de intencionalidad compositiva y configuradora situada en alguna instancia (en el Sistema, en el Capital, en el Poder, en la clase o la élite dominantes...), también podría ser entendida como un mero principio de inteligibilidad al modo nominalista: la posesión de un IPad, la contribución a GreenPeace, el voto a un partido político "sistémico", la compra o no de una vivienda, la forma de estipular nuestras pautas sexuales, etc. no tienen porqué ser congruentes y obedientes a una comunidad de intereses que yacería detrás y los armonizaría en su disparidad en torno a un único fin. Comprar un IPhone 6 puede ser un resultado de las acciones orquestadas de la economía capitalista pero no está tan claro que ciertas opciones sexuales o la existencia de un salario mínimo o el disfrute de un derecho laboral no sean más bien el fruto de las luchas contra las exigencias de esta forma productiva, incorporadas como "conquistas" a los modos de vida hegemónicos, que sutiles "trampas" de las que el capitalismo se serviría para garantizar su reproducción. De esta manera, los modos de vida podrían ser comprendidos más como un campo de tensiones, de fuerzas en los que interaccionan estados de cosas distintos, diversos y hasta opuestos más que como un armazón homogéneo, a despecho de su variedad, construido por Alguien o Algo con la intención de condicionar la existencia de unos sujetos a los que se les asignaría exteriormente: como una totalidad sino armónica sí al menos orgánicamete entrelazada y obediente a un propósito.

1 de mayo de 2016

Para distraídos, ociosos, benevolentes, amigos, etc.


Gracias al esfuerzo despreocupado de Gabriel Suárez y con un indiscutible retraso provocado por una serie de vicisitudes instrínsecas y extrínsecas al artefacto literario Contra Visconti que parecían no acabarse, el libro se presentará finalmente el próximo 17 de mayo en la librería Documenta (Pau Claris 144, 08009 Barcelona) de la mano de Agustín Calvo Galán a quien también debe agradecerle uno su generosidad. Aquellos que no tengan otra actividad más interesante en la que emplear su tiempo serán, como siempre, bienvenidos.

Por cierto, al día siguiente también tendré ocasión de presentarlo en un curso de Grado que la Dra. Trueba imparte en la Universidad de Barcelona y en el que ha tenido la gentileza de incluirlo como lectura recomendada.

A salir de la cueva...

27 de abril de 2016

"Contra Visconti" en "Vora la platja"


Xavier ha realizado una lectura sagaz y atinada, además de indulgente y amistosa - como no podía ser de otra manera -, de Contra Visconti en la revista digital Catalunya Vanguardista. Gracias Xavier por el tiempo dedicado y la pertinencia de tus observaciones.

23 de abril de 2016

Microcríticas (1)


El rompimiento de gloria. Marqués de Tamarón.
Es difícil evitar la sensación de que tras las andanzas de la pareja de jóvenes hermanos bellos, aristocráticos e incestuosos, que impugnan la moralidad al uso como si se tratara de adalides nietzscheanos y que sufren la persecución de las primitivas y malolientes turbas proletarias, no se oculte un modelo estético no demasiado lejano del profesado por muchos nacionalsocialistas de diverso pelaje.

20 de abril de 2016

La izquierda reaccionaria


Ayer, Félix Ovejero se preguntaba si la izquierda, desde un punto de vista marxista, se está convirtiendo en una opción política reaccionaria en ciertos aspectos. En el caso de la "Educación", uno hace tiempo que opina que eso es así. Así, señala acertadamente que "hoy una parte de la izquierda, muy representada entre nosotros, se ha vuelto comprensiva con la sinrazón religiosa, simpatiza con quienes quieren levantar comunidades políticas sostenidas en la identidad y muestra una antipatía sin matices contra el proceso globalizador. Incluso se muestra dubitativa de la peor manera a la hora de valorar la ciencia y el progreso científico. Y eso que, precisamente porque su defensa de la ciencia había encontrado su justificación última en la racionalidad práctica, porque se había mostrado capaz de reconocer que la ciencia es tan solo una de las posibilidades de ejercer la racionalidad, el socialismo disponía del mejor guion para abordar los tiempos por venir: la ciencia, también la básica, puede ser tasada por la razón, incluso frenada en determinadas líneas de investigación potencialmente devastadoras en sus aplicaciones."

En lo que uno discreparía es en la identificación que realiza entre la izquierda "realmente existente" y sus fuentes marxistas. En lo que, desde hace más de un siglo, se ha denominado "izquierda" conviven varios grupos sociales e ideológicos notablemente distintos que beben en diferentes fuentes. Una de ellas, la que ahora es hegemónica, proviene de la reacción (y nunca mejor dicho) romántica a la Ilustración. Si la izquierda ilustrada se anuncia en Saint-Just y Babeuf y se desarrolla en Marx, Engels o Bakunin, la romántica se remonta a Rousseau y sigue con los socialistas utópicos, Kropotkin o Tolstoi. En el leninismo, la corriente ilustrada se conviertió en dominante mientras que los románticos se quedaron en una posición subalterna y acabaron engrosando las filas trotskistas y anarquistas. Su consecuencia, el criminal experimento del "socialismo real", buscó su legitimación en una lectura estrecha y torva de este ala racionalista y cientificista y, en buena parte, la arrastró consigo en su caída reduciéndola a escombros. Este hundimiento dejó el campo abierto para que la izquierda romántica, que había alimentado la oposición a la concreción de los ideales comunistas en la URSS, se hiciera con la bandera del movimiento que ahora agita para desesperación de muchos de nosotros y lo convirtiera en este remedo de social-anarquismo marcadamente reaccionario en muchos ámbitos de la existencia social...

Marx, cabe insistir, no tenía demasiado que ver con esta gente...

18 de abril de 2016

Utilitaristas y universalistas



El otro día, El País se hacía eco de un estudio que parece demostrar algo que se diría que el sentido común y la experiencia cotidiana hace mucho que tienen claro: "las personas que prefieren los absolutos morales son consideradas más fiables que quienes prefieren hacer cálculos para maximizar el bien común"; acostumbramos a confiar más en personas con sólidos principios morales que en aquellos que obedecen a éticas flexibles, relativistas. En la terminología contemporánea: nuestrtas preferencias se dirigen antes a los deontologistas que a los consecuencialistas.

En cierto sentido esta oposición entre las que podríamos denominar morales "universalistas" y "utilitaristas" recorre, a despecho de desplazamientos, rupturas y reagrupaciones, la historia de las polémicas éticas en la cultura occidental. De hecho, el debate entre los sofistas y Platón ya podría ser leído bajo este esquema. El discípulo de Sócrates afirmaría que la conducta virtuosa sería deseable y preferible por sí misma, independientemente de sus posibles resultados, mientras que los sofistas sostendrían que es en función de estos que debe evaluarse, y elegirse, la norma moral. Hoy día este enfrentamiento sigue vigente aunque desde Marx y Nietzsche parece que los modelos utilitaristas han cobrado una ventaja incuestionable, al menos en el dominio académico. Y esta ventaja ha producido una paradoja curiosa en algunos, como el que escribe: las morales utilitaristas, técnicamente hablando, aparecen como más sofisticadas que las universalistas, sustentadas en más "hechos" y consistentes con más descripciones. Mejores, más razonables, bien fundamentadas. Sin embargo, esta preferencia teórica es contradicha, a grosso modo pues en cierta forma estaríamos mezclando indebidamente dos ámbitos, por la preferencia emotiva de la que hablaba el estudio citado al inicio. Uno también confiaría antes en un universalista que en un relativista y, por supuesto, desearía que las personas con las que trato habitualmente me consideraran no como un medio para un fin exterior sino como un fin en mí mismo, independientemente del provecho que pudieran obtener de mis acciones. Singular discrepancia.

La pertinencia teórica no tiene que corresponder a una preferencia práctica. Una buena teoría, una teoría verdadera, puede desagradarnos profundamente y tal vez deseemos profesar con fervor una teoría falsa. No obstante, en el caso de la ética los dos espacios no son tan ajenos, se implican mutuamente, de ahí que no deje de resultar significativo y sorprendente este desacuerdo.

P.S: Mientras escribía acerca de esta disparidad, he recordado que Martin Jay, en La imaginación dialéctica, se hacía eco de un sorprendente ejemplo histórico de la fiabilidad de los individuos que siguen morales universalistas respecto a aquellos que respetan otras más bien consecuencialistas, utilitaristas: "Uno de sus proyectos fue una investigación del tipo de ayuda brindada por los gentiles alemanes a las víctimas judías de Hitler. Con el copatrocinio prestigioso de Thomas Mann, se recogieron datos de diversos modos, por ejemplo a través de anuncios en Aufbau, el periódico de lengua alemana más importante de los refugiados. Aunque nuncase publicó, el estudio mostraba que católicos y conservadores habían brindado más ayuda que protestantes y liberales. Según Paul Massing, esta conclusión fue empleada después por Horkheimer para apoyar su argumento de que los conservadores eran a menudo mejores defensores de los ideales críticos que los liberales" (p367).

15 de abril de 2016

República y nostalgia


La inmensa mayoría de mis amigos son republicanos. Uno, más o menos también. Sin embargo, dista de estar convencido de la utilidad de perder tiempo y energías en un intenso trabajo político orientado a abolir la monarquía y restaurarla. Desde la perspectiva de la causa general de la emancipación, la República, como el nacionalismo, es una simple y pura distracción: ningún ejemplo histórico avala que sea realmente un progreso que merezca semejante inversión. Estados Unidos es un régimen republicano y pocos países presentan desigualdades más intolerables en términos de justicia social y libertades. En Africa y Latinoamérica predominan abrumadoramente y tampoco puede constatarse ninguna ventaja objetiva frente a monarquías europeas como Holanda, Noruega o Dinamarca. De la misma manera que el negocio de la independencia - en situaciones no coloniales - puede resultar estéril y hasta contraproducente, no menos lo sería empeñarse en situar en el eje de la acción social el advenimiento de una República. Y más por estos pagos. Sinceramente, uno ve mucha nostalgia, demasiada, en sus partidarios. Una añoranza idealizada por lo que pudo ser y no fue que se topa de bruces con una sensación que, no lo dudo, podría ser compartida incluso por algunos de ellos: ¿de verdad se puede encontrar algún personaje público, en esta época de debilidad intelectual, partidismo descarado, corrección política, cinismo y corrupción, capaz de representar los valores formales de la Presidencia de la República como en su momento lo hicieron Alcalá-Zamora o Azaña?

A no ser que estemos optando por un simple modelo de reestructuración institucional a la francesa o a la estadounidense, en cuyo caso lo único que necesitamos es sustituir a Obama u Hollande por Rajoy, Iglesias, Sánchez o Rivera lo cual no parece un programa ético-político que añada nada sustantivo a la existencia cotidiana de los ciudadanos. O que lo que se pretenda con este cambio sea ahorrar en los presupuestos públicos el gasto de una Familia Real pero cabe dudar, recordando por ejemplo los turbios enredos económicos de más de una presidencia gala, que el beneficio vaya a ser significativo.

Pero uno diría que no estamos hablando de eso aquí y ahora: los republicanos desean "la República", la que los fascistas aniquilaron, no otra, la del pasado. Y la quisieran ver reinstaurada como si los cuarenta años de dictadura y los treinta de monarquía constitucional pudieran ser borrados de un plumazo.

La lástima es que la historia, si de verdad se repitiera, seguramente lo haría en forma de farsa...

13 de abril de 2016

El "negocio" educativo


En este país la mercantilización de la educación, la inclusión de ésta en el circuito de la generación, producción y distribución de capital - siguiendo la descripción que Marx esbozó en el Capítulo VI inédito de El Capital acerca de la "subsunción de lo real al capital" (fase en la que, probablemente, aun estaríamos) -, empezó con la LOGSE. Ha seguido con las innovaciones educativas, la apertura de "la escuela" a padres, empresas, ayuntamientos, etc., la labor de las Fundaciones (Santillana, Botín, "La Caixa", Telefónica...), la atención constante, e ignorante, de las élites políticas, mediáticas y tecnocráticas y parece avanzar hacia la supresión del concepto ilustrado de "enseñanza (o instrucción) pública". La izquierda, necia a más no poder, hace el juego a los intereses de esas empresas de las que tanto despotrica proporcionándoles la coartada moral. ¿El objetivo final? Probablemente se podría adivinar en el ejemplo de Liberia que "está transfiriendo su educación pública primaria a una empresa privada estadounidense".

Una curiosidad: los docentes (llamarlos "profesores" es un claro ejemplo de inflación conceptual) no necesitarán más preparación que un curso de cinco semanas pero bueno como de lo que se trata no es de que aprendan sino de que sean felices...

11 de abril de 2016

"Contra Visconti" en "Vuelo nocturno"


Hace unos días Ferran Fernández tuvo la amabilidad de invitarme a su programa radiofónico "Vuelo nocturno". El programa fue emitido el pasado viernes día 8 y ya está disponible el podcast correspondiente. Los poemas de uno compartieron escenario con los de Inma Bernils, Gabriel Celaya, Paco Ibáñez, Aguaviva, Roberto Juarroz, Alejandra Pizarnik, Vanesa Molina, Nicanor Parra y Sílvia Pérez Cruz.

A partir del minuto 11:47 puede escucharse una lectura de los poemas "Auschwitz" (Del Tercer Reich), "La Ciencia de la Lógica" (Filosofía de la minucia) y "La lista de Schindler" (Las vidas de las imágenes) y, de Contra Visconti, de los poemas "Viernes Santo: Sports et divertissements". "Source: Iain Chrichton Smith 'Christmas 1971'" y "El dios de las pequeñas cosas: Teología, Literarura y Televisión".

9 de abril de 2016

Heidegger en el Passeig de Gràcia

En su "analítica existencial" Heidegger daba prioridad a la elección por la propiedad, por el arraigo, frente a la opción por el extrañamiento, por el desarraigo, pero para legitimar esta decisión hubo de poner en pie de igualdad a ambas: eran posibilidades igualmente abiertas ante el Dasein. Paseando por el Passeig de Gràcia barcelonés hoy día, puede uno constatar la pertinencia de la afirmación del de Messkirch.

Ante la profusión de tiendas de lujo, que no desmerece en absoluto a los Champs Élysées o la Kurfürstendamm, y el babélico ir y venir de frases en inglés, chino, ruso, español, japonés, catalán, francés o alemán, uno tiene la sensación de haber perdido de vista la Barcelona de su juventud: de vivir en el desarraigo. Contra lo que añora Vargas Llosa ésta sí es, ahora, una ciudad materialmente cosmopolita aunque sea, idealmente, más provinciana que nunca y de esta internacionalización parece que no deba emerger otra cosa que la nostalgia por la aniquilación de lo que nos pertenecía. Sin embargo, atravesar este territorio de impropiedad, de extrañamiento, sentirse extrañado, enajenado, es también estimulante y agradable. Detesta uno la "milla de oro" de la ostentación: Dior, Chanel, Michael Kors, Louis Vuitton... pero los rostros eslavos, los cabellos asiáticos, la musicalidad de las voces latinoamericanas, las pieles sajonas, eso es placentero. Mucho más que aquel Paseo de Gracia por dónde paseaban las viejas ricachonas castellanohablantes de Pedralbes, con sus singulares vestidos hechos a medida, o los integrantes de las élites empresariales y políticas catalanohablantes y sus familias, con sus bronceados pirenaicos, que ocupaban ostensiblemente el centro de las aceras desde donde contemplaban los escaparates mientras los demás caminábamos por el espacio que dejaban libre a sus espaldas. Se supone que aquélla era "nuestra" Barcelona pero no lo era más que lo que la actual lo pueda ser. Si acaso era más monótona, aburrida y groseramente clasista.

Tal vez sea preferible entregarse a la impresión de extrañeza que a una autenticidad que, como fino barniz, se desgasta con sólo pasar la mano.

6 de abril de 2016

Azúa, Oleguer Pujol, Messi


Uno estaría tentado de justificarse: como Azúa no se calla ¿por qué hemos de callar los demás? Lo de menos es no tener vela en este entierro. En cualquier caso, aunque no la tengamos, Robert recordó ayer dos cosas respecto a este personaje que, en honor a la verdad, no hay que orillar:

a) las risas y el desprecio que provocaba en la facultad, cuando estudiábamos, su - diríamos - "pobre" tesis, su baja talla filosófica (por decirlo suavemente) y sus fallidos intentos de convertirse en delfín de José María Valverde utilizando el noble arte del arrastre. Justo es no olvidarlo;

b) el clasismo profundo de su comentario, que va más allá de la pertinencia de la comparación o del tono peyorativo y que es propio de quienes viven en un mundo en el que no han tenido que hacer jamás, ni es de temer verlo siquiera, la difícil tarea de extraer los lomos de una lubina o limpiar un rodaballo. Seguramente este individuo no ha tenido que preparar un plato de pescado en su vida: siempre se lo deben haber servido ya "adecentado" y pulcro. Caso de no ser así, no se entiende el pretendido menosprecio a un oficio francamente difícil, a no ser que estemos hablando de los gritos en el mercado, lo cual probaría que tampoco ha debido de ir muchas veces a hacer la compra: doonde uno compra, no recuerda haberlas oído gritar nunca. Intente cortar un mero, señorito Azúa. ¡Qué atrevida es la ignorancia!

Por otro lado, los "papeles de Panamá" deberían suponer, aunque es dudoso visto que el opio nacionalista parece poder con todo, una definitiva condena moral de la familia Pujol o del entorno, jugador incluido, de Messi: parece que no estaríamos sólo ante una conspiración urdida por las cloacas madrileñas en su afán de deslegitimar el movimiento secesionista, como se ha estado propagando desde las altas instancias del país - sotto voce eso sí -, sino de una cierta peste a negocios "sucios", digamos, o incluso de alguna conducta delictiva en torno a ambos pilares de la "Catalunya eterna". De todas formas esto último sería accesorio respecto a la necesaria reprobación ética: se demuestre o no que han cometido un delito tributario no nos hallamos precisamente ante unos ciudadanos modélicos.

¿Habrá ahora, o en el futuro próximoo, algún reconocimiento de que la corrupción en Catalunya pudiera no ser simplemente un episodio aislado, muy reducido respecto a la podredumbre española, y que derivaría de las insuficiencias económicas derivadas de un régimen autonómico que penaliza al país? Seguramente no. Será, única y exclusivamente un invento de la "Brunete mediática" en colaboración con el CNI.

P.S: Por cierto, respecto a la "teoría de la conspiración" y su apoyo institucional, El Confidencial señalaba optimistamente hace unos meses (30 de octubre de 2015):

"Dirigentes de Convergència, y especialmente el propio Artur Mas, están realizando un importante esfuerzo para extender entre los ciudadanos catalanes la tesis de la conspiración por lo que hace a la actual ofensiva judicial contra la familia Pujol ferrusola y sobre el caso del 3%.

Sin embartgo, fuentes del aprtido reconocen que, aunque inicialmente este planteamiento tuvo un cierto éxito, el continuo goteo de actuaciones judiciales sobre estos asuntos que se ha producido últimamente está cambiando la situación.

Así, según las mismas fuentes, la teoría de la conspiración está comenzando a perder fuelle entre unos ciudadanos que están hartos de casos de corrupción política, tanto en Catalunya como en el estado español, y que cada vez tienen menos eonfianza en los dirigentes políticos".

("Dirigents de Convergència, i especialment el mateix Artur Mas, estan realitzant un important esforç per estendre entre els ciutadans catalans la tesi de la conspiració pel que fa a l'actual ofensiva judicial contra la família Pujol Ferrusola i sobre el cas del 3%.

Tanmateix, fonts del partit reconeixen que, tot i que inicialment aquest plantejament tenia un cert èxit, el degoteig constant d'actuacions judicials sobre aquests afers que s'ha produït últimament està canviant la situació.

Així, segons les mateixes fonts, la teoria de la conspiració està començant a perdre pistonada entre uns ciutadans que estan farts de casos de corrupció política, tant a Catalunya com a l'Estat espanyol, i que cada vegada tenen menys confiança en els dirigents polítics.")

2 de abril de 2016

Azúa sobre Colau


Se habla mucho de que nuestros políticos son de baja calidad y que eso explica, en buena parte, las deficiencias que se observan en el funcionamiento de la democracia representativa en este país. Sin embargo, pocos se detienen a observar la escasísima talla reflexiva y crítica de nuestros"productores de opinión" (llamarlos "intelectuales" es excesivo) que intervienen decisivamente en el fomento y mantenimiento de los hábitos ciudadanos requeridos por esta forma de gobierno: lo hacen de una manera tan deficitaria y desnutrida que a veces convierten en buena a la clase política. La muestra más reciente de su pésima categoría han sido las observaciones vertidas por Félix de Azúa sobre Ada Colau. Afirma Azúa que "una ciudad civilizada y europea como Barcelona tiene como alcaldesa a Colau, una cosa de risa. Una mujer que debería estar sirviendo en un puesto de pescado. No tiene ni idea de cómo se lleva una ciudad ni le importa. Lo único que le importa es cambiar los nombres de las calles". A uno le gusta, dentro de un orden, Ada Colau. Ha tomado actitudes ejemplares (reducirse el sueldo ostensiblemente, limitar la ostentación y el gasto de representación del primer edil, abrir foros de debate sobre la política local en los barrios, imponer una moratoria al desarrollo turístico o acabar con algunas onerosas subvenciones a empresas privadas) aunque otras actuaciones hayan sido pueriles (como el papelón que representó en el salón de la Enseñanza o el ridículo del "Padrenuestro sexual"). Pero el disgusto por el comentario de Azúa no tiene que ver con las preferencias sino con el barriobajero nivel de la crítica. Comparado con ella, la respuesta de Colau deja la competencia teórica del columnista de PRISA a la altura del betún: "En las futuras definiciones de machismo y clasismo de la RAE, el señor Azúa podrá citarse a sí mismo ¡Qué honor!". Pertinente, apropiado y con apoyo en hechos (en este caso, declaraciones).

P.D: Por otro lado, la eficiencia conceptual del señor Azúa baja un peldaño más al calificar, en la misma entrevista, de "fascismo simpático" al movimiento secesionista. Demuestra que o es imprudente y grosero y apenas sabe utilizar adecuadamente los términos o desconoce qué es el fascismo. Un individuo que lleva cinco años sin vivir en Catalunya debería ser más humilde y precavido a la hora de despachar una situación social y política con una ocurrencia.