30 de marzo de 2014

Lévinas: la resistencia a la totalización y a la totalidad (II)



Así, se ha producido una singular alianza vulgar que tanto la izquierda "roja" como la "rosa" - tanto los profesionales de la revolución como los partidarios de la izquierda "realmente existente" - han acatado: un acuerdo sagrado entre holismo ontológico y moral para mantener vivo en el horizonte el pensamiento totalizador que casi no encuentra lugar en la ciencia ni en la filosofía contemporáneas pero sigue detentando un notable poder académico y político. En este sentido, cabe concederle a uno el beneficio de la duda porque argumentarlo y demostrarlo requeriría un tiempo y espacio del que carece.

El brebaje, en su forma menos refinada pero más común, extrapola el llamado "efecto mariposa" o sus variantes, pensado para sistemas complejos y que tiene que ver con las posibles modificaciones de las condiciones iniciales y las soluciones - o predicciones - que de ellas puedan derivarse, especialmente en meteorología si uno no anda demasiado errrado, en la forma de la sentencia - tan al gusto de holistas y ciertos marxistas - "todo está relacionado con todo". Pero esta interrelación no se agota en el dominio de lo fáctico (o lo ontológico si se prefiere) sino que se extiende a lo moral y político hermanándose con la afirmación dostoievskiana "todos somos responsables de todo ante todo" puesto que cualquier cosa interfiere con cualquier otra. Dejemos de lado, ahora, que esta forma extrema de responsabilidad moral tan presuntuosa es, al tiempo, absolutamente vacua y tranquilizadora dado que nos absuelve de cualquier responsabilidad: quien es responsable de todo no lo es, en realidad, de nada.

Esta versión de supermercado de pensamiento totalizante es la que ahora domina el pensamiento de aquellos que lo quieren "cambiar todo" así, de un plumazo y, pervive, en formas más depuradas y sofisticadas, en aquellos pensadores holistas con pretendidas bases científicas que todavía pueblan muchas facultades de Humanidades españolas, así como en muchos moralistas de raíz cristiana y en el pensamiento hegemónico en la izquierda superviviente.

Sin embargo, no es sólo la proximidad del Gulag o el tufo cristiano de la responsabilidad universal à la Dostoievski lo que continuamente nos advierte contra cualquier resto de óptica totalizadora que se haya refugiado en el terreno de "los hechos" y de "la moral" tras retirarse de mala gana del ámbito de la generación de conocimiento, sino también el sentido común. En el "todo está relacionado con todo" por el que abogan los totalizadores, se mezclan órdenes diversos e inconmensurables entre sí en una especie de panteísmo romántico del organismo cósmico. El problema es que está por demostrar que un estornudo del que escribe pueda provocar ningún acontecimiento de ningún tipo en el orden macrocósmico, ni tampoco en el cuántico, y, seguramente, muy pocos en el de la banda media de los fenómenos físicos: cabe dudar, francamente, que el hecho de rascarse la espalda influya en la generación de un tsunami en Indonesia. El sentido común nos advierte de que, como señalaba el israelí Itamar Even-Zohar, en la teoría, efectivamente, hay que dar cuenta de las conexiones, sí, pero también de las desconexiones. Entre estas líneas y el estallido de una estrella en una lejana galaxia puede presuponerse con un altísimo grado de probabilidad que no hay, en absoluto, ninguna relación. Como tampoco la hay entre el beso que le de esta mañana a mis hijos y la firma de una condena a muerte en Corea del Norte o un atentado en Irak. En todo caso, para no ser simplistas podría aceptarse, que en el orden fáctico (y moral) quizás hayan:
  •  conexiones locales causales ("interacciones fuertes")
  •  conexiones locales influyentes o concurrentes ("interacciones débiles")
  •  desconexiones locales
  •  conexiones no-locales causales ("fuertes")
  •  conexiones no-locales influyentes o concurrentes ("débiles")
  •  y obvias desconexiones no-locales.
Si postulamos una serie de distinciones de este tipo, u otras mejores o más elegantes, sería probablemente más fácil dar cuenta de la conexión pero también de la desconexión y superar, o esquivar, la difícil refutabilidad de un sentido común que tiene problemas en aceptar la mezcla desordenada y grosera de tantos fenómenos pertencientes a órdenes, cualidades y magnitudes diferentes.

28 de marzo de 2014

Lévinas: la resistencia a la totalización y a la totalidad (I)


Al hilo de las notas sobre Bloch y su insistencia en la totalidad, en el todo en el que al final se debería resolver el inacabamiento constitutivo del hombre y el mundo, recordé que no había llegado a concluir las tomadas sobre la lectura de Totalidad e infinito que ocupó buena parte del pasado verano. Y si bien Bloch atenúa la obsesión totalizante del marxismo gracias al principio utópico, a la constante apertura de lo existente a lo que "todavía no es", lo cierto es que, como demasiado habitualmente en cierta tradición filosófica, acaba sucumbiendo a ella. Nada que reprocharle a un hijo de su tiempo que transitó con demasiada imprudencia tal vez entre "la" política y "lo" político (de ahí sus "idas y venidas" respecto al estalinismo y, posteriormente, el socialismo "realmente existente") y que creía que debía rendir cuentas, finalmente, ante el tribunal de la historia marxista-leninista. Pero sí que cabe lanzar semejante acusación a la izquierda actual después de lo que ha acontecido histórica y filosóficamente. Esta izquierda que continua totalizando teóricamente y/o concibiendo la realidad como una totalidad interrelacionada bien al modo tenue del holismo, bien a la manera fuerte del materialismo histórico y sus variantes, epígonos y reescrituras. Entendámonos: que la izquierda revolucionaria siga proclamando, como lo hace en el barrio de Gràcia, la independencia para "cambiarlo todo" es lo que resulta preocupante más cuando podría mostrarse que hay una íntima aunque sutil correlación entre los pensamientos de las totalidades y las políticas totalitarias.

Ya Popper argumentó eficazmente contra un holismo teórico que debería haber desaparecido del horizonte del pensamiento en acción actualmente ante semejante varapalo lógico. No obstante, sigue ahí, pujante y rampante, inmune al razonamiento: "Por muchas razones es enteramente imposible controlar todas o 'casi todas' estas relaciones: aunque sólo sea porque con todo nuevo control de relaciones sociales creamos un sinnúmero de nuevas relaciones sociales que controlar. En resumen la imposibilidad es una imposibilidad lógica (El intento lleva a una regresión infinita: la posición es la misma en el caso de un intento de estudiar la totalidad de la sociedad, que tendría que incluir este estudio)" (La miseria del historicismo, trad. de Pedro Schwartz, p94). Formas disimuladas de holismo han sobrepujado la crítica popperiana mediante el expediente de diferenciar el plano teórico del fáctico. Las vulgarizaciones y extrapolaciones filosóficas de la llamada "teoría del caos" y el archifamoso "efecto mariposa" postulado a partir de Lorenz, se han combinado en diversos cócteles con otros ingredientes como la doctrina new age, las indigestiones de postmarxismo y de un casi absolutamente incomprendido postestructuralismo (quizás la tendencia filosófica más anti-totalizadora de la historia), orientalismos de todo tipo, lecturas restringidas de la teoría de sistemas, etc. para circunscribir la totalidad al dominio ontológico y moral pero reservándole en esta reclusión un dominio imperial.

26 de marzo de 2014

Guerreros dulces...


A propósito de la lectura de Dulces guerreros cubanos, en la revista digital Catalunya Vanguardista:

"¿Y para qué han de leer los estudiantes los clásicos de la literatura universal? ¿Para qué les sirve? ¿No sería mejor que leyeran las aventuras de Harry Potter o cómics?

En lo que algunos persisten en llamar, contra toda evidencia, 'sociedad del conocimiento', la literatura parece tener reservado el mismo papel que las demás instancias dedicadas al entretenimiento de masas. Como la mayoría de las ramas de las Humanidades que no tienen que ver con el útil aprendizaje de idiomas va siendo postergada en los planes de estudios por Ciencias y Tecnologías diversas."

El artículo completo aquí.

24 de marzo de 2014

Suárez



Suerte de Xavier, que le ha ahorrado a uno buena parte de lo que hubiera querido decir a propósito de la muerte de Adolfo Suárez (1932-2014). Esta mañana, sorprendido por el silencio de tantos cuadernos que uno acostumbra a leer y más recordando que a propósito del fallecimiento de un tal Antonio Vega la zona de la Blogosfera que frecuenta se llenó de notas al respecto, estaba resuelto a escribir sobre el ex-presidente español para no dejar que la amnesia histórica imperara una vez más.

Tan sólo añadir a lo dicho por Xavier que, en la distancia histórica, probablemente halla sido el menos malo de los presidentes de la demorcacia española. Y que uno, que no dejó de llamarle "fascista" mientras estuvo en el poder y después le ignoró, debe reconocer que en el disfrute de las libertades y el aniquilamiento del estado franquista tuvo un papel de primer orden. Sí, muchos estábamos en aquel entonces "por la ruptura" y, décadas después, son aun más los que piensan que debió optarse por ella en vez de por la reforma. Sí. Seguro. Pero de valientes a posteriori está lleno el mundo. En 1976 la correlación de fuerzas entre "el pueblo" (una minoría, por cierto, que no había sido capaz de movilizarse para acortar el régimen ni un sólo día) y el Ejército fascista era clara y rotunda: todos sabemos cómo habría acabado cualquier intento de ruptura. Hay que agradecerle más a Suárez que "al pueblo" que en España se erigiera un titubeante estado de derecho que está hoy, de nuevo, amenazado pero que vale más que un régimen totalitario nacional-católico en cualquiera de sus variantes.

23 de marzo de 2014

"Otro" viaje a Italia (V): Lucca

 

17 de julio de 2012. Tercera parte.

Antes de comer nos dirigimos a Lucca, la ciudad-estado más importante de la época previa a la unificación, junto a Venecia, y patria de Puccini y Boccherini. Pero en vez de coger la ruta más directa, el GPS se empeña en conducirnos por el interior de la Toscana. Acabamos haciendo un hermoso aunque largo recorrido entre cipreses, olivos y viñas siguiendo la carretera que va de San Giuliano Terme a Pugnano pasando por Orzignano y Corliano.

No llegamos hasta Lucca hasta primera hora de la tarde, cuando casi todos los restaurantes habían cerrado y a duras penas pudimos tomar un plato de pasta en una Trattoria que había demorado su cierre. Después, un recorrido por el bello casco histórico, también repleto de turistas, disfrutando de unos estupendos helados de esos tan habituales en Italia. Destacó la subida a la Torre Guinigi, construida en el siglo XIV y en cuya parte superior, desde la que se puede disfrutar una excelente vista a la que se puede acceder virtualmente, tuvimos el privilegio de contemplar el paisaje de la zona de la Toscana donde se asienta la ciudad desde sus más de cuarenta metros de altura rodeados de un pequeño jardín con varios robles.

Al atardecer, paseamos por los bellos jardines en que se han convertido las murallas que rodean la ciudad, que se conservan casi íntegramente, aspirando el perfume de una enorme cantidad de soberbias magnolias con la mayor parte de los visitantes camino a sus hoteles y la ciudad más despoblada y sosegada, como aliviada por haberse librado de una sobrecarga gracias a la cual, seguramente y pese a todo, viven.

El viaje de retorno nos ofreció otra imagen de Firenze: o la misma pero vista con otros ojos. Si el día anterior habíamos entrado por el sur esta vez entramos por el noroeste y quizás por la fatiga prestamos atención a la ciudad "real": la contemporánea, la actual. Y nos pareció tan impersonal y fea como la mayoría de las ciudades europeas de cierto tamaño. Debió ser esa sensación uno de los motivos fundamentales que nos impulsó a dedicarnos los siguientes días a la Firenze ideal, la clásica, la intempestivamente falta de contemporaneidad: la Firenze que habíamos venido a ver, en realidad.

21 de marzo de 2014

Crónica de la Nueva Edad (21/03/2014)


Hace días que uno tenía pensado escribir sobre el ministro español Margallo, sobre la comparación entre David y Goliath realizada por el president Mas y sobre algunos otros ejemplos de la escasa talla política e intelectual de nuestros gobernantes en el marco de esta Nueva Edad que se vive en Catalunya pero aun está bajo los efectos de un suceso que no acaba de digerir y que le impide tomar la distancia crítica necesaria para seguir abordando un "cierto" día a día de estos nuevos tiempos..

La semana pasada me enteré que, en una conversación que sostuvieron algunos compañeros de trabajo, un par de miembros del sector independentista más intransigente no dudaron en calificar al que escribe, y a otros, de "colonos": así como suena, ¡colonos!. ¡Y eso compañeros de trabajo: no desconocidos! Lo escribo y aun no salgo de mi estupor.

Primero pensé que era una broma o una mala interpretación de la persona de confianza que refirió el incidente y que también fue tachada de tal. Luego recordé que uno de estos compañeros ya había empleado esta expresión en otra ocasión y que, entonces, no me lo pude tomar en serio. Ahora, después de una serie de circunstancias concurrentes y otras confirmaciones, no albergo duda alguna de que no fue una ocurrencia jocosa sino una afirmación política, étnica, y estética y la perplejidad, ciertamente, me domina.

¡Ni "hijo de colonos"¡ que supongo sería lo máximo que me concederían porque habitualmente sea bilingüe y haya escrito en catalán algunos textos. Tanto da. El caso es que uno está en el bando de los "colonos" que cuando Catalunya sea independiente deberán volver a su tierra de origen, como mínimo. Mis pobres padres "colonos"...

Como no quiero que la ira que me domina a momentos me haga perder ni un ápice de la equidistancia que trato de respetar no seguiré por esta vía. Creo que los etnicistas no son absolutamente mayoritarios en el movimiento secesionista pero a medida que la situación se radicaliza y el conflicto se enquista lo van dominando. Es verdad que para no hacer el juego al otro bando quizás sea preferible todavía seguir sin aventurarse en ciertos territorios: hace meses que dejé de leer a Vicent Partal, "mi" Jiménez Losantos, y a sus amigos, para conceder mayor espacio y protagonismo a lo que L. llama la versión soft del movimiento y así evitar, de paso, tanto el estereotipo como la cooperación ingenua con el nacionalismo español en la descalificación del secesionismo. Sin embargo, quizás sea hora de prestar mayor atención a esa otra "ala" rampante, manteniendo la distancia con los medios por higiene.

Una muestra. En el diario Ara, el presentador, humorista, escritor y comisario del tricentenario de 1714,  Toni Soler, anotaba el 16 de febrero:

“Tot plegat és potencialment devastador, però té, si més no, una lectura positiva: qui no entengui que Espanya camina cap a l’assimilació i la recentralització, qui no percebi que l’autonomia és una eina inútil per defensar els nostres interessos, no té més disculpa. Distreure’ns de la crua realitat amb pastanagues com el federalisme ja no és un exercici d’ingenuïtat, sinó de ceguesa política o fins i tot de col·laboracionisme“.

19 de marzo de 2014

"El principio esperanza" (y III)


De todas maneras, más allá (y más acá) de las fuentes de la culpabilidad por una lectura incompleta quedan algunas ideas que a uno le han parecido interesantes aunque haya sido, en muchos momentos, más la brillantez y agudeza de algunas expresiones que la "explanación" sistemática o clarificadora de algunos conceptos lo que ha quedado retenido en la memoria.

El principio del inacabamiento del ser, tanto en en el plano óntico (las "cosas") como en el ontológico (aquello común a las "cosas", su "esencia") que emparenta a Bloch tanto con la tradición judía de la cábala como con el pensamiento del segundo Heidegger o de Derrida, resulta sumamente fértil para fundamentar la relevancia de lo utópico no sólo como proyecto, plan o constructo mental, sino como aspecto "esencial" de lo que es.

Lo utópico entendido al modo de futuro no dado aunque sí anticipado es constituyente tanto de la naturaleza como del hombre y la sociedad. Este carácter fundamental de lo "todavía no" mas pre-anunciado justifica y explica la irrupción de lo nuevo y descarta cualquier mecanicismo ramplón que anticipe el futuro como lo inevitable a partir de lo existente.

Si nada está dado de una vez por todas de forma inmutable, las anticipaciones no dejan de ser eso, prefiguraciones, protenciones que pueden tanto cumplirse como no cumplirse. El fin utópico del "sumo bien" podrá seguir siendo una aspiración irreductible pero su realización no está prometida en absoluto sino que el riesgo de la aniquilación, de la pura nada, tiene los mismos derechos que el logro del ideal máximamente verdadero y bueno.

De conformidad con ello y con la relación entre lo "por venir" y "lo dado" debe distinguirse entre la docta esperanza y la ilusión: sin la mediación de lo existente, lo anticipado utópicamente puede ser simple y vana ilusión y el optimismo que lo acompañe una mistificación. Sólo la aniticpación utópica a partir de lo dado, como tendencia, por ejemplo, convierte la esperanza en lo utópico en algo más que un delirio. Utopía sí pero con anclaje en lo dado, en lo real no como pura negación de lo existente.

Por último, dos notas más de aire más bien subjetivo: una positiva y otra menos.

Un aspecto secundario pero francamente interesante que convendría trabajar es la idea expuesta por Bloch, aunque sólo tangencialmente y que no se explora lo más mínimo en El principio esperanza, de que la actualización de la obra de arte es, siempre, fragmentaria, parcial, no total, ni íntegra. Se actualizan fragmentos, porciones, segmentos pero no la obra de arte en su totalidad como tal;

Otro no menos ilustrativo pero que a uno le produce auténtico disgusto: la "izquierda rosa", esa izquierda pijprogre más preocupada por los derechos civiles que por la redistribución de la riqueza y los medios de producción, bebe, y mucho, de Ersnt Bloch: demasiado...

P.S: Resulta difícil resistirse a la todavía patente actualidad de afirmaciones como estas:

"Se sabe muy bien que los hombres quieren ser engañados, pero esto no solo porque los tontos están en mayoría. Sino porque los hombres, nacidos para la alegría, no tienen ninguna y gritan pidiendo alegría. Solo esto es lo que hace a veces a los más listos ingenuos, inocentes caen en la trampa del brillo, sin que haga siquiera falta que el brillo prometa oro: puede bastar solo con el brillo. El loco con la pena es cuerdo, pero pronto el afán trabaja de nuevo, y se espera que esta vez no va a ser uno engañado" (El principio esperanza, I, trad. de p332)

Hay fuágos artificiales capitalistas muy hábiles, y no solo desde el aspecto óptico, con los cuales el mundo socialista apenas puede competir. Pero después de todas las serpentinas de fuego, coronas, bombas venecianas y la reina de la noche llega la gran cañonada, y ella es el clou como la terminación del asunto. Todo lo que el capitalismo alimenta con el happy-end, negocios como nunca, Gran Alemania, América first, incluso keep smiling, conduce a la muerte (El principio esperanza, I, trad. de p333)

17 de marzo de 2014

"El principio esperanza" (II)



Asimismo, podría atribuirse a su peculiar estilo otro de los "debe" que han influido, por lo que hace al lado del texto, en el desenlace culpable del acto de lectura fallido. Bloch tiene una prosa que los especialistas generalmente coinciden en calificar como "expresionista". Más allá de si responde a ese modelo, lo cierto es que no nos hallamos ante una obra que siga las convenciones del género: la introducción de numerosos conceptos sin definir, las ambigüedades, los pasos "alegres" entre planos y niveles, la falta de argumentaciones en momentos cruciales del desarrollo narrativo, etc., producen, al tiempo, un efecto atractivo y otro de rechazo para los lectores habituales de Filosofía: pasajes brillantes suceden a otros, forzados, en los que se echa de menos una mayor precaución en las afirmaciones; tesis estupendas preceden a otras que se malogran desde las primeras palabras; caminos sugerentes se alternan con senderos rápidamente cegados...

Y una última excusatio: la "fe" de Bloch en el materialismo dialéctico ora entrañable ora enojosa, como cuando clama contra el modelo matematizador de la naturaleza y proclama que se vuelva la vista a una ciencia "cualitativa", así como su creencia en el socialismo como fase de la historia en la cual el summum bonum se plasmará, pese a que en la época en que redacta El principio esperanza el Gulag estaba en pleno apogeo y ya habían tenido lugar las hambrunas que acabaron con la vida de millones de personas durante la colectivización, introducen una distancia que dificulta la entrega, la empatía y la preservación de ese cierto pacto de veracidad que se supone se entabla con toda gran obra filosófica.

Con todo, es seguro que en esta experiencia "culpable" tenga que ver la edad de uno y su cada vez mayor gusto por una filosofía que no oculte bajo la retórica la dificultad argumentativa. El uso del repertorio de la prosa filosófica "austro-marxista" o "frankfurtiana", tan próxima a la tradición alemana que va de Kant a Heidegger y que pasa, especialmente, por el gran renovador de la escritura filosófica, Hegel, le comienza a resultar a uno difícil de digerir en sus expresiones más tardías cuando sirve para enmascarar la falta de argumentos o, peor, la contrafacticidad vergonzante, es decir, aquel desacuerdo con la tozuda realidad que no se quiere aceptar pues se está hablando de una "auténtica" realidad, eso sí pertinazmente esquiva a la percepción. Es, también, por ejemplo el caso de Adorno o de la mayor parte de epígonos postestructuralistas cuyos restos de serie invaden los tratados de pedagogía innovadora (María Acaso).

Eso no quiere decir que la argumentación y la escritura roma y chata de un Quine o un Davidson sean, ahora, el modelo que uno desearía seguir mas entre la charlatanería presuntuosa y oscura y el simple dar cuenta de los hechos al modo del sentido común hay un término medio.

16 de marzo de 2014

Tiempos desquiciados


Es difícil saber si el bueno de Derrida pensaba en algo más que el tiempo histórico o el tiempo en sí mismo, en su temporalidad, cuando escribía a propósito de Shakespeare que "el tiempo está trastocado acosado y trastornado, desquiciado, a la vez desarreglado y loco. El tiempo está fuera de quicio, el tiempo está deportado, fuera de sí, desajustado" (Espectros de Marx, trad. de José Miguel alarcón y Cristina de Peretti , p31). Pero si hubiera estado esta mañana aquí, en Barcelona, no cabe duda de que habría pensado en muchos más sentidos de ese "tiempo desquiciado" y hubiera incluido el meteorológico. 

Hoy, una mañana de final de mayo en pleno marzo. Así y no de otra manera. Los ciclámenes y los crisantemos, que continuaban radiantes, esta tarde mostraban los primeros signos de decadencia y, por contra, las glicinas parecían haber tenido suficiente calor y luz como para que sus incipientes capullos dejaran de serlo en pocas horas y se desarrollaran a velocidad acelerada de filmación: irreales. 

Tiempo fuera de sí: final de la primavera cuando aun no se ha iniciado...

15 de marzo de 2014

La llegada del cartero


Cuando el cartero llega con libros uno siempre experimenta una alegría infantil. Ayer por la mañana coincidieron la llegada por correo normal de un paquete postal y otro certificado y poco después de un paquete azul mucho más tarde que de normal, justo cuando acababa de llegar a casa después de una reunión con el tiempo justo para elaborar la minuta antes de hacer la comida: una auténtica fiesta del libro por correo.

El paquete postal contenía dos libros de Eduardo Moga que ha tenido el detalle de enviarme: La pasión de Escribil y una selección de Poemas que leyó en Badajoz el 29 de noviembre de 2012 en el marco del programa de Aulas Literarias de la Asociación de Escritores Extremeños en el cual espero que algún día me incluyan... Ojalá pueda hincarles el diente más pronto que tarde. Gracias Eduardo.

El paquete certificado contenía una edición de El secreto de Joe Gould de Joseph Mitchell, libro descatalogado y que resulta difícil de encontrar, del que tuve noticia gracias a Víctor Balcells y sobre el que he de escribir una colaboración para una publicación periódica digital.

Y la joya vino con el envío de paquete azul que no trajo el bonachón repartidor habitual sino un corpulento mensajero: Dulces guerreros cubanos de Norberto Fuentes. Tras más de un año y medio de paciente búsqueda apareció una edición a un precio asequible (10 euros) que no resultó ser un fraude y aquí está, sobre mi mesa, con la foto de Tony de la Guardia disparando un AK-47. El libro se vende por no menos de 125 euros en Amazon y en las librerías especializadas en segunda mano que he visitado pero no haré negocio con él. Ochoa, De la Guardia y compañía serán leídos y se quedarán en el estante correspondiente donde hace muchos meses que deberían haber reposado.

14 de marzo de 2014

"El principio esperanza" (I)


No faltaría a la verdad si dijera que la lectura de El principio esperanza ha llegado a su fin tras casi dos meses de entrega. Dicho así, sin embargo, pasaría por alto un detalle: la finalización no ha obedecido a la linealidad de una lectura a la vieja usanza.

Uno, desde pequeño, fue educado en la sacralidad del libro y en el respeto al imperativo (ético y estético) de su experiencia totalizadora: el libro tiene un inicio y un final y ni debe ser abandonado sin haberlo concluido íntegramente, ni se han de esquivar aquellos fragmentos que resulten más complejos, difíciles o poco atractivos, ni mucho menos han de seleccionarse, con criterio utilitarista ramplón, aquellas partes que sean de nuestro interés en detrimento de las que carezcan de él.

Tan sólo durante la carrera y la posterior dedicación a la investigación filosófica se vulneró este principio con la bibliografía secundaria de apoyo. El riual academicista de las Humanidades en España, muy influido por un cierto espíritu filologista, requería la acumulación de citas y referencias que mostraran la probidad de las afirmaciones a demostrar mediante el criterio de autoridad y el cumplimiento aproximado del requisito de exhaustividad. Todos lo hicimos durante años: picoteábamos en esa bibliografía de repertorio y extraíamos lo que nos convenía. Hacíamos zapping en la Historia de la Filosofía. Mas siempre hubo un límite: las Grandes Obras.

Tal vez por ello uno se siente incómodo además de vagamente culpable: ha leído casi al completo - se ha saltado los capítulos 27, 28 y 29 de la III parte - el volumen primero y, más o menos, las 3/4 partes del tercero de la obra de Bloch pero ha ignorado el segundo. Por tanto, ha escarbado y funcionado como si estuviera ante una suerte de Pauly-Wissowa. Y algo de ello puede que haya y que sea el carácter enciclopédico del texto de Bloch una de las causas del acto culpable de no haber leído íntegramente El principio esperanza. La acumulación de referencias literarias, pictóricas, musicales y artísticas en general que salpican el desarrollo de las tesis fundamentales, producen una impresión de acumulación, de mercado, de zoco, en el que no se acaba de ver suficientemente si las atiborradas apelaciones obedecen realmente a la lógica expositiva o sólo al impresionante acervo cultural que atesora, en la más pura tradición del conocimiento como Bildung, el filósofo alemán y que son introducidas aleatoriamente con propósitos ilustrativos y ejemplares.

13 de marzo de 2014

El primer libro de poemas de Esteban Gutiérrez, "Baco"


Esteban Gutíerrez, "Baco", me envía por correo la noticia de la publicación y presentación de Ardimiento, su primer libro de poemas que recoge todos los que ha escrito - y reescrito - durante los últimos trece años. No cabe más que alegrarse, desar que la presentación sea un éxito y esperar que ahora que se ha cerrado El principio esperanza y he abierto Entreguerras de Caballero Bonald, el primero de la larga lista de pendientes que se acumulan en la zona izquierda del escritorio, la lectura de poesía vuelva a encontrar su espacio con la suficiente intensidad como para poder leerlo pronto.

Dice Esteban acerca del libro y la presentación:

"Querido amigo:

Es una gozada poder anunciarte la presentación de este libro de poemas llamado Ardimiento. Y lo es porque nunca pensé que llegaría el momento de ver publicado algo de mi poesía y, desde luego, nunca en un formato tan bonito, tan esférico  y con tantas manos dedicándose a darle valor añadido.

Porque Ardimiento contiene una selección de mi poesía y abarca desde aquel primer poema titulado “Cosas que de verdad importan” (2001) hasta la actualidad. Ardimiento más que un poemario es una breve antología poética. Y mi aportación al libro concluye en donar una cuarta parte de vaciamiento para este proyecto literario.

Luego llegó Gsús Bonilla, que se encontró con un cuaderno llamado No te cortes y, con los mismos ladrillos, construyó una casa, con sólidos muros y ventanas que miraban hacia dentro, hacia el calor y la luz que nos anima a vivir, y hacia el rugido de tripas que nos fuerza a protestar, y hacia el ano dolorido de tanta mala follá que nos están dando.

Y todo lo vistió de imágenes Quino Romero, con sus collages imposibles que fomentan la imaginación, como los juegos surrealistas de los atraídos por el sueño. Y la llama, moradísima, del pebetero de la ira, y la misma llama violeta en la antorcha del amor y la amistad, y la misma y poderosa llama en el pecho del ser errante que deambula por el bosque o vaga por las atestadas calles de la ciudad.

Y aquello, que ya es algo sólido, palpable, lo ordena Rodrigo Córdoba, lo da sentido, lo mira antes siquiera de poder ser visto para transformarlo en libro, con sus hojas numeradas y su aspecto de pájaro de fuego. Y, en el taller  de Peña Ubiña en Vallekas, monta portadas y contras de basto cartón, tinta los sellos y humedece las vistas con una buena dosis de felicidad. Eso sí, con crudos remaches de acero que nos anclan en la realidad.

Así que no se presenta un poemario, se presenta una esfera, algo que no tiene comienzo, ni final, y ni a uno y ni a otro se les busca. Algo difuso producto de muchos corazones, llamémosle energía, llamémosle vida, llamémosle esperanza, llamémosle fuego.

Porque en Ardimiento un ser llamado Bacø, que me posee y hace feliz a ratos, escribe sobre el papel retazos de su alma, tan oscura y atormentada como la de cualquiera, y tan inquieta, tan vehemente y visceral, tan sumamente humana, que es posible que la lectura transmita el calor del alma.

Ojala se extienda la llama. Ojala me puedas acompañar.


Jueves 20 de marzo
21:00 horas

Presentación de
ARDIMIENTO
Antología poética de
Bacø
en
LA INQUILINA
calle Ave María, 39
(Metro Antón Martín)


Poetas invitados:

Gsús Bonilla,
Aranxta Oteo,
José Naveiras,
Quino Romero,
Diego Lebedinsky
y ++++"

12 de marzo de 2014

Crónica de la Nueva Edad (12/03/2014)


Días de ensoberbecimiento para los nacionalistas españoles y de inquietud para los secesionistas. Por un lado, Moody's certifica que los grupos dominantes de la economía financiera prefieren no especular con una Catalunya independiente hasta dentro de, como mínimo, tres años. En ABC lo leen, por lo que uno ve, con la nitidez objetiva del fanático: "Moody's piensa que jamás habrá una Catalunya independiente". ¿Aplicación del principio de inducción?

Por otra parte, el inequívoco pronunciamiento de las llamadas "cancillerías occidentales" contra la "secesión" de Crimea a través de la convocatoria de una "consulta ilegal", ha dejado descolocados a algunos de los medios nacionales patrióticos que no saben, sencillamente, cómo abordar el asunto: unos optan por no dedicarle demasiado tiempo y centrarse en la tensión militar (caso de la Televisió Nacional); otros, simplemente, lo ignoran (caso del periódico Ara que prefiere titulares del estilo "La UE evita el xoc amb Rússia"); y muchos tertulianos secesionistas coinciden en insistir que no se pueden establecer correlaciones entre ambos casos pero no pueden evitar aceptar que, cuanto menos, pese a ello el contencioso de Crimea es un "factor de distorsión" de sus expectativas.

No acudirá uno a la incomparabilidad de la situación en Crimea con la de Catalunya pues esa lógica invalida cualquier comparativa: las hay más ilustrativas y las hay menos. Tampoco a que Moody's simplemente no sitúa la posible independencia en el escenario más inmediato de los próximos dos o tres años sin descartarla como imposible. Vale más ampararse en la prudencia ante la volatilidad de la situación internacional en esta época de crisis estable del capitalismo financiero: aunque las alianzas geopolíticas tienen una duración que se sustrae, en ocasiones, a la lógica del corto plazo, no lo hace a la del modo de producción que las regula y está por ver que, en unos años (tal vez pocos), a ciertas potencias europeas o al mismísimo Imperio no le convenga tensar la situación en la península ibérica y dar alas a aquellos a los que ahora desprecian. Tiempo al tiempo...

Sacar tanto pecho no es aconsejable...

11 de marzo de 2014

9 de marzo de 2014

"Otro" viaje a Italia (IV): la Torre Inclinada



17 de julio de 2012. Segunda parte.

No fuimos, con todo, capaces de pagar la rigurosa entrada para subir a la Torre Inclinada y padecer el vértigo por nosotros mismos. Demasiada gente como para combinar agorafobia y miedo a las alturas que, en proporciones moderadas, sufrimos en alguna medida todos menos Clàudia. Nos contentamos con pasear por la plaza y contemplar el efecto de la blancura de las construcciones contra el cielo azul de julio y, en el caso de uno, imaginando cómo debía ser verla en el siglo XIX.

Por unos segundos se produjo un vacío en la aglomeración que casi nos proporcionó una vista completa del Duomo libre del gran hormiguero turístico. Quizás como debieron contemplarlo aquellos ilustrados que, en tiempos de Goethe, consideraban Italia como la "nueva Jerusalén" (Viaje a Italia, trad. de Fanny G. Garrido, p462). "Casi" porque fue más un deseo que una percepción real. Fueron unos instantes breves e insuficientes para recuperar el mito del monumento emancipado del turismo masivo pero sucedió: de repente ante los ojos de uno apareció algo así como la quintaesencia del turista y viajero burgués que en el Viaje... del poeta alemán se retrata ejemplarmente en Verona cuando camina en la más completa soledad por el borde superior del anfiteatro de la ciudad.

No obstante, si uno lee atentamente el relato de Goethe puede constatar que este ideal de la observación solitaria y única, de la "primera y solitaria visión", no ha dejado de estar siempre amenazado incluso en la época de su acontecer. Así, como él mismo indica, unas jornadas más tarde de su paso por Verona, ya en Roma, "la multitud, en efecto, apenas dejaba reparar en las piedras de la arquitectura" (p158) de la iglesia de Santa Cecilia. Cierto que se oficiaba un acto religioso pero incluso en el momento de la institución del ideal la relación inmediata e inyectiva entre el viajero y su objeto, la sombra de la interposición de los otros ya aparece.

En cualquier caso, la añoranza del "viaje burgués" no debería hacerle olvidar a uno que, muy probablemente, de haber vivido en aquella época más bien hubiera sido un palafrenero que un viajero y que poco hubiera visto más que rocines, posadas y polvorientos senderos cargado hasta los topes.

7 de marzo de 2014

Leopoldo María Panero, Alain Resnais, Paco De Lucía


Tras resistir todo lo posible la fuerza, el peso, de lo evidente se ha impuesto: aunque uno quiera hacer oídos sordos, las figuras que cimentaron una parte de su educación sentimental, pues eso a fin de cuentas han sido, ese papel han representado en la vida del que escribe, van desapareciendo y no estoy testimonio de ello.

En su momento murió, por ejemplo, Robin Gibb (1949-2012) y la nota que le iba a dedicar quedó como borrador de este cuaderno para desaparecer finalmente. Hoy, al pensar en este tema, no recordaba exactamente cuándo falleció aunque en mi memoria no se haya desvanecido su papel en la formación de mi criterio musical: sin él no habría llegado, probablemente, a apreciar a Brahms, Schubert o Fauré ni mucho menos a ser capaz de escuchar el Cimarrón de Henze. Así pues, abriré este espacio testamentario a esas muertes que, sin suprimir la figura, que sigue desempeñando su papel en los muchos escenarios en que la conciencia de uno se representa el mundo, sí han aniquilado al ser humano que había tras ella. Y siempre recordando las palabras de Foucault sobre Nietzsche: "Lo que encontramos en el comienzo histórico de las cosas no es la identidad aun preservada de su origen, - es su discordancia con las otras cosas -, el disparate (...) el comienzo histórico es bajo. No en el sentido de modesto, o de discreto, como el andar de la paloma, sino de irrisorio, irónico, el apropiado para deshacer cualquier vanidad" (Nieztsche, la genealogía, la historia, trad. de José Vázquez Pérez, p19, 20): en plata, antes de Schumann estuvieron los Bee Gees.


Ayer murió Leopoldo María Panero (1948-2014). Supe de él, como tantos otros de mi generación, por El desencanto de Chávarri y gracias a esta película fue el primer poeta del que compré un libro por auténtica curiosidad y algo de deseo, no por imperativo escolar.

Unos días antes había fallecido Alain Resnais (1922-2014). Mon oncle d'Amérique fue una de las películas que nuestros profesores nos llevaron a ver, allá por 1981, en la sala de la asociación Drac màgic. Imposible olvidarla como tampoco el Molière de Ariane Mnouchkine que vimos también por aquellos meses. Casi con toda certeza fue uno de mis primeros contactos con el cine europeo y a partir de aquí Resnais formó parte del repertorio del que se nutrió buena parte de la cultura cinematográfica que atesoro. Después de Mon oncle d'Amérique llegarían, sobre todo, Nuit et brouillard, La Guerre est finie, L'Année dernière à Marienbad, Providence y la tardía On connaït la chanson. Menos, mucho menos, Hiroshima mon amour.

Y la semana pasada, también desaparecía Paco de Lucía (1947-2014), cuyo Entre dos aguas, sonaba constantemente en la radio ese mismo año, 1981, en el que además leía Pequeñas alegrías de Hermann Hesse y tarde sí tarde también paseaba por el único parque que, en rigor, había en mi barrio: el parque de la Guineueta.

De Leopoldo María Panero dejo aquí su "Himno a Satanás"
"A Belfegot, dios pedo o crepitus
Tú que modulas el reptar de las serpientes
de las serpientes del espejo, de las serpientes de la vejez
tú que eres el único digno de besar mi carne arrugada,
y de mirar en el espejo
en el que solo se ve un sapo,
bello como la muerte:
tú que eres como yo adorador de nadie:
ven aquí, he
construido este poema como un anzuelo
para que el lector caiga en él,
y repte
húmedamente entre las páginas.

Los pájaros vuelan sobre tus ojos
y la calavera de un caballo dibuja la silueta de la mentira
de la mentira de Dios en una habitación a oscuras
donde vuelan los pájaros".

6 de marzo de 2014

Desasosiego y poesía


Días presididos por un desasosiego con múltiples orígenes y que ayer se condensó, desplazándose de aquellas raíces más vinculadas al paso del tiempo, la afectividad, el auge de totalitarismos y el retroceso general de la Ilustración, los conflictos identitarios o la muerte de los seres queridos, en uno que los podía resumir todos como cualquiera de ellos podría haberse trocado en tropo de los demás: la probabilidad del próximo colapso de la economía mundial a causa de haber alcanzado y superado el peak oil (el cénit en la producción de petróleo).

El otro día, en su cuaderno, Jorge Riechmann citaba una contribución de Antonio Turiel quien advertía al respecto que "es difícil exagerar la gravedad de lo que está pasando. Si no se produce un golpe de mano por parte de los Gobiernos, esta desinversión que acaba de comenzar provocará que en un plazo de menos de dos años la producción de petróleo pueda caer abruptamente de entre un 10 y un 20% respecto a los valores actuales, y para 2020 no quiero ni pensar dónde podemos acabar (me temo que la AIE se centra en un escenario optimista dado el movimiento actual). Eso va a hacer que la actual crisis económica entre en una fase completamente nueva, comparada con la cual lo de ahora nos parezca simplemente caricias".

Como en su día las predicciones de Niño Becerrra, algunas de las más lacerantes de las cuales se cumplieron, estas anticipaciones parecen suficientemente fundamentadas y no dejan de provocarme dolores de cabeza metafóricos y reales. Cierto es que a uno le sigue desagradando la retórica apocalíptica y más mientras se está leyendo en estos momentos a Bloch: "Incluso
la derrota de lo bueno deseado sigue encerrando en sí su posible triunfo futuro, en tanto que en la historia y en el mundo no están agotadas todas las posibilidades del cambio y del hacerse mejor; en tanto que lo realmente posible, con su proceso dialéctico-utópico, no se ha fijado en su final" (El principio esperanza, trad. de Felipe González Vicen, vol. I, p229). Con todo, el seguimiento desde hace bastantes meses de los trabajos de Antonio Turiel y de los debates entre "optimistas" y "pesimistas" al respecto, ha hecho que dilucidar siquiera provisionalmente la situación no pueda ser eludido.

Uno está lejos de llegar a ninguna conclusión provisional pero sí preocupado porque el mensaje catastrofista parece más fundamentado que el optimista. Hasta ahora uno acudía a recordar la letanía de la próxima consumición de las reservas petrolíferas que, periódicamente, surcaban los medios de comunicación allá por los setenta y los ochenta que se mostró como menos fundada de lo que parecía. También al hecho, que hay que reconcoer que todavía no he podido contrastar suficientemente, de que el primer teórico del peak oil, Hubbert, situaba el citado pico en los Estados Unidos entre 1965 y 1970 y parece su previsión no se cumplió del todo. Asimismo, la esperanza en las energías renovables y la mínima picardía, propia del sentido común, de que las grandes corporaciones petroleras no van a dejarse arrastrar a una espiral de pérdidas y autodestrucción, contribuían a mitigar la fuerza de los apocalípticos.

Sin embargo, sin necesidad de compartir el milenarismo de estos, leer el informe Hirsch, encargado por el mismo Departamento de Energía de los Estados Unidos no invita precisamente al optimismo aunque no avale, forzosamente, un colapso absoluto y catastrófico del capitalismo.

No es que la cuestión esté abierta, que lo está. Es que se está escorando hacia las previsiones menos tranquilizadoras...

Y mientras, la poesía en los anaqueles y la mesa del escritorio, esperando un poco de calma que sigue sin llegar...

5 de marzo de 2014

David González da cobijo a "Las vidas de las imágenes"


En su cuaderno, mi querido David González, ha escrito una primera entrega sobre Las vidas de las imágenes y ha dejado dos poemas, "Alien" y "Mediterráneo", así como algunas de sus impresiones y reflexiones sobre el poemario. Gracias David.

4 de marzo de 2014

Crónica de la Nueva Edad (04/03/2014)


La objetiva proximidad entre nacionalistas catalanes y españoles es tan obvia que no vale la pena incidir más en ella. No obstante, sobre la íntima solidaridad en lo que llaman "el proyecto de país" de los grupos gobernantes patrioteros en ambos, hay que continuar insistiendo. Unos y otros quieren perpetuar el modelo productivo cortoplacista de un país de "putas y camareros".

El detestable Zapatero intentó, al menos, salirse del guión con aquella Ley de Economía Sostenible en los postreros tiempos de su mandato pero ya era demasiado tarde y, sobre todo, requería de un pilar que, justamente, su partido había quebrado por generaciones con la LOGSE y luego con su epígono, la LOE: una educación pública de calidad. No por casualidad, la ley incorporaba una tímida reforma de los aspectos más desquiciados de la LOGSE-LOE, como por ejemplo, la introducción de unos "ciertos" itinerarios en la ESO o los mecanismos para facilitar la incorporación de los "objetores escolares" a Programas de formación específicos en cierto modo exteriores al sistema educativo "normal". Mas ¿cómo cambiar un modelo productivo cuándo has condenado a la ignorancia y la descualificación a centenares de miles de ciudadanos durante casi dos décadas? ¿Qué innovaciones y desarrollos tecnológicos y culturales podían realizar cuando a duras penas sabían leer modestamente y escribir aun peor al concluir la secundaria obligatoria?

Ahora el PP, como la mayor parte del PSOE y casi todos los partidos del arco parlamentario, aspira a recuperar la economía en los mismos términos productivos de siempre (para no delirar acerca de cualquier tipo de redistribución que vaya más allá de nominales reajustes impositivos).

¿Y en la Catalunya proyectada independientemente? Si hiciéramos caso a los noticiarios de la Televisión Nacional que estos días, en algunas ocasiones, llegan a dedicar más de un tercio de su tiempo al Mobile World Congress y a mostrar cuán avanzada y punta será la economía de la Catalunya libre, nos llevaríamos una impresión equivocada. El modelo es el mismo. Barcelona, business city, funciona bajo el mismo esquema de "putas y camareros" que España: una élite sin contacto alguno con la realidad de la ciudad que habita en ese "espacio de flujos" del que hablaba hace años Manuel Castells y una ciudad a su servicio que vive las incomodidades generadas por las restricciones de tránsito y la presencia masiva de policías, observa las flotas de limusinas y coches de empresa, alcanza a ver grupos de ejecutivos saliendo y entrando de hoteles y participa con los servicios que le corresponden en este evento, la hostelería y restauración, de las cuales sí que se muestra orgullosa nuestra Televisión Nacional. Eso sí, de la otra "pata" de los servicios nuestra Televisión Nacional no dice ni palabra vaya a ser que el alma monjil de los políticos que nos han lanzado a la libertad se irrite. Ha de ser Telecinco quien, siempre tan objetiva y poco sensacionalista, se haga eco del colapso de los burdeles de la ciudad, de la llegada de cientos de jóvenes prostitutas para cubrir la demanda de los lupanares más selectos de Barcelona y de las docenas de esculturales jóvenes que merodean por los alrededores de las instalaciones de la Feria Tecnológica del Futuro para ofrecer lo que este país tiene a bien ofrecer: el llamado Oficio Más Antiguo.

"Putas y camareros" para España, "putes i cambrers" per a Catalunya.

2 de marzo de 2014

Agustín Calvo Galán da cobijo a "Las vidas de las imágenes"


Agustín Calvo Galán, que siempre ha recibido con particular cariño los textos de uno, deja constancia en su excelente cuaderno, frecuentado por uno también con placer, de su lectura de Las vidas de las imágenes. Gracias Agustín.

1 de marzo de 2014

Crónica de la Nueva Edad (01/03/2014)


El miércoles, dos momentos que invitaron a un optimismo momentáneo por lo que hace al conflicto en Catalunya. Todo, como se empeña en argumentar Ernst Bloch, podría ser de otra manera aunque él mismo advierta que la esperanza debe ser fundada para no ceder a la ilusión.

Por la mañana, desayuno con J., un editor al que uno conoce desde hace más de veinte años y en cuya editorial esperaba poder publicar la traducción catalana de Del Tercer Reich lo cual, dicho sea de paso, no será posible: tiene por norma ni encargar ni publicar traducciones del castellano pues considera, con acierto, que todos los catalanes dominan el castellano como para acceder a los originales en esta lengua y que este bien se ha de preservar. J. "siempre" ha sido comunista e independentista: pude constatarlo en largas y arduas discusiones hace años en las que uno se empeñaba en mostrar la radical contradicción entre nacionalismo y marxismo y él se obstinaba en mostrar su complementariedad. No se ha movido un ápice en sus convicciones y discrepa del analisis que se hace en estas páginas: cree que Mas y las élites no han estado nunca por la independencia pero se han visto desbordadas por un movimiento cuya dinámica generaron inicialmente para forzar una negociación al alza con España pero que ya no controlan. Son prisioneros "de la gente". Igualmente piensa que la izquierda, que él no identifica con la "realmente existente" ni con los "profesionales de la revolución" sino con una izquierda difusa que no ha erigido nuevas estructuras políticas, no hace de "tonto útil" sino que, en realidad, dirige el movimiento. Es firme partidario de la celebración de la consulta sea como sea, saltándose la legalidad si es preciso, pero tiene claro que, una vez pronunciada la ciudadanía y aceptado el resultado, sea cual sea, aunque uno piensa que consideraría que si la opción triunfadora fuera el "sí" con el 50,1% de los votos habría suficiente, sería el momento de empezar unas negociaciones que podrían conducir desde la secesión total hasta un estado federal o confederal. No descarta ninguna opción. Asimismo, tiene claro que le gustaría disponer de la doble nacionalidad, que la lengua castellana es, también, patrimonio de Catalunya y debería ser cooficial, que los lazos entre ambos países exigen alguna forma de estrecha asociación aunque, por principio, libre y que, para España, la posible secesión sería la oportunidad de romper con un modelo de estado y sociedad fallido.

No obstante, cuando la conversación deriva a las condiciones que pone Europa con su rechazo a la independencia de Catalunya, abordamos la crisis capitalista. Duda, como uno, que nos encontremos en los estertores del capitalismo, como el bueno de Eudald Carbonell afirmaba ayer en el programa de Andreu Buenafuente o tantos otros insisten en concluir a la vista del previsible colapso energético de la próxima década. Con todo, tiene claro que esta crisis de reestructuración se llevará por delante muchas vidas y causará mucho sufrimiento, como ha pasado con las anteriores crisis capitalistas de larga duración. Convergimos, poco antes de separarnos, en que en la disyuntiva "comunismo o barbarie", el segundo par tiene todas las de ganar en el momento actual. No fue, sin embargo, una despedida amarga. El pesimismo no exime de la acción. Al revés, obliga a ella.

Ese mismo día, por la tarde, uno tuvo ocasión de leer algunas opiniones de Antonio Baños que considera que la rebelión catalana es lo mejor que le puede haber pasado a España pues abre un escenario deseado por la verdadera izquierda: la ruptura, por fin, con el modelo de la transición y la destrucción del régimen de la Constitución del 78, con su monarquía y su falta de reconocimiento de la plurinacionalidad del estado español. Escribe Antonio: "Nosotros marchamos con el mensaje hacia los otros españoles de que les esperamos. Los catalanes nos piramos de este Reino de Zarzuela con la confianza de que pronto lo harán los otros. "Pero estoy seguro de que la mayoría de catalanes no quiere salir de España: quiere salir de esta España, que no es lo mismo. Pero es que de  esta España somos muchos los que queremos salir". Eso escribía Isaac Rosa, que es una buena persona, después de la Diada del 2012 en eldiario.es. Y es esta una idea que encuentro especialmente excitante: hacer de la República Catalana un tema de orgullo y un refugio para todas las fuerzas de la España rebelde que también quieran, como nosotros, huir de la monarquía carca y del régimen setentayochesco."

Su mensaje se parece mucho al que he respirado en mis últimas visitas a Madrid: no hay apenas oposición a la celebración de un referéndum y sí más bien la esperanza de regeneración democrática que una amenaza real de secesión podría provocar.

Confluencia en muchos aspectos entre J., un independentista y comunista catalán y mcuhos izquierdistas españoles. Un soplo de aire puro y esperanza. Lástima que uno tenga claro que tanto allí como aquí estas posiciones son minoritarias y que ambos nacionalismos están encabezados por etnicistas bien camuflados de la peor especie.

Cuando llegue "la hora de la verdad" J., Antonio y mis amigos madrileños, así como uno mismo, seremos conminados a guardar silencio y cobijarnos en un bando, otro o ser despreciados por ambos. La buena voluntad, la prudencia, la tolerancia, el sentido crítico... Todas esas viejas virtudes que sólo profesa una minoría serán arrasadas por el flamear de las banderas y el griterío de una chusma enardecida por las élites políticas, mediáticas y económicas que permanecerán en sus mansiones viendo por televisión el espectáculo que se desencadenará. ¿Cuánto tardará?

Siente uno ser tan cenizo. Ojalá me equivoque y el complejo de perfectus detritus sea sólo un mal hábito...