15 de noviembre de 2013

Crónica de la Nueva Edad (15/11/2013)


J. es un secesionista "histórico". Desde que lo conozco nunca ha ocultado sus ideas. Ni cuando los partidarios de la independencia de Catalunya eran prácticamente residuales. Es, también, una persona realista y pragmática poco dada a romanticismos. O así le parecía a uno que era hasta esta semana.

Hace unos días acudió a una entrevista con un diputado de un partido secesionista que una comisión, que ahora no viene al caso, había concertado. Preguntado el político acerca de cuándo creía él Que su partido dejaría de respaldar las restrictivas políticas presupuestarias afirmó, con la mayor demagogia y naturalidad (supongo, no estuve presente), que en "septiembre de 2014, cuando tengamos un estado nuevo". Uno de los miembros del grupo exclamó "pero si no teneis dinero para sostener la administración ¿cómo vais a pAgar un estado nuevo?" y, ante mi asombro, J. apostilla, críticamente, en su relato: "Se nota que no ha entendido nada". Perplejo releo la crónica. No hay duda. De las palabras de J. parece inferirse que él también cree que en septiembre de 2014 convocado (no se sabe cómo) el referéndum y, por supuesto, ganado (¿habrá suficiente con un 50,1%?), Catalunya tendrá dinero para crear las estructuras del nuevo estado: así, de un día para otro...

Es preocupante que el entusiasmo nuble a algunos secesionistas que siempre han hecho gala de un notable pragmatismo: aunque Catalunya se pronuncie a favor de la independencia, ¿alguien en su sano juicio cree que el proceso de negociación y secesión se hará en unas semanas y todos saldremos bien parados?

Y lo peor es que la Televisión Nacional Catalana alienta este entusiasmo que cifra para mañana mismo una secesión sin traumas y sin problemas, tras la que se nadará en la abundancia. Y lo hace con tanta insistencia que los secesionistas sensatos, que saben lo difícil que es el asunto, están siendo arrastrados por la corriente y empiezan a renunciar a la prudencia...

Es preocupante este entusiasmo. Tanto como el miedo.