3 de septiembre de 2013

De vuelta...


Y aquí estamos una vez más. No ha sido precisamente este un tierno verano de lujurias. La guardia se prolongó más de lo debido y los días de vacaciones fueron menos de los esperados. Hubo muchos paseos, algunas jornadas aisladas de playa y bastante azotea. Pero, por encima de todo, hubo cansancio y problemas gástricos: un mes y medio de tratamiento contra dispepsias y reflujos le amargaron a uno buena parte de julio y agosto. En breves días una gastroscopia debe acabar de rubricar lo que parece algún problema digestivo agravado por el stress. En fin. Veremos.

Para soportar la situación física uno hubo de cerrar compuertas: la novela, que debía recibir un buen empujón, se quedó en el disco duro, inmóvil y las lecturas se restringieron a Lévinas, Transtormer y Jaume Cabré: ni apenas Blogs ni mucho menos diarios o televisión. Máxima protección contra la barbarie y la irracionalidad.

Sólo en agosto, gracias a Ferran Fernández, Baile del Sol, Paul Cahill y Robert Veciana algo de escritura y retorno a la poesía. A trompicones, con dificultades, pero vuelta al fin y al cabo.