27 de septiembre de 2012

De cargas policiales, independencias y evasiones

 

Uno cree tener más o menos claro que la deslegitimación de las instituciones representativas es un ejercicio arriesgado que abre la puerta a revoluciones más negras que rojas o rojas que se trucan en negras. Acostumbra a ser, también, un recurso totalitario. Por ello que, para preservar determinadas instituciones, 1300 policías se enfrenten a 6000 manifestantes, puede parecer más o menos legítimo aunque uno no está seguro de si proporcionado. Lo que no tiene justificación alguna es que algunos de estos policías se taparan su identificación ni que realizaran violentas cargas en Atocha, a varios centenares de metros del Congreso, ni que los agentes de paisano operaran como potenciales (o reales) agitadores.

Al menos de esto se ha podido uno enterar chapoteando como puede entre la retórica nacionalista en los medios. A este respecto, en El País de hoy, dos sensatos artículos de Josep Ramoneda y Félix Ovejero, con los cuales uno mantiene sus distancias, demuestran que, entre tanto grito nacionalista de uno y otro lado del Ebro, todavía algunos mantienen el entendimiento frío.

Escribe Ramoneda:
"Creo que con cierta ligereza se da por asegurada una mayoría absoluta de CiU. Sin duda, habrá un fenómeno de arrastre a favor suyo, pero la crisis existe y hay gente que lo pasa muy mal. Artur Mas se ha puesto al frente de un movimiento social que buscaba transformación política. A los partidos que no quieren este camino les corresponde convencer con propuestas alternativas. Refugiarse en el discurso de la manipulación es de perdedores. Mas no es ningún líder radical. Es un dirigente conservador en lo económico y en lo moral, que ha entendido que hay una mayoría para la ruptura. No es una revolución, ni siquiera una revuelta. Es una ruptura nacional, protagonizada por gente de orden." El artículo completo, aquí.

Y Félix Ovejero:
"Pero hay otras razones para que todos hablen. En esas elecciones votaremos los catalanes, pero antes de hacerlo nos importa saber qué estamos decidiendo, qué nos jugamos. Algo que no depende de nosotros. Y Mas no puede contestar a las preguntas importantes, que no son que si ejército o Barça, sino qué pasará con las empresas españolas, los mercados, las pensiones, los funcionarios del Estado, nuestros ahorros, la financiación de nuestras empresas y mil cosas más. Mas nos dirá que la vida sigue igual. Pero nos mentirá. Lo que pueda venir después de una separación no depende de sus fantasías. No se ve por qué quienes tanto nos malquieren, tras un desgarro de tal magnitud, van a estar deseando amistar en una confederación. El cuento de que todo seguirá como si tal cosa es una patraña más de los nacionalistas. Por ejemplo, cuando les preguntan por la Unión Europea. En esto, al menos, Pujol ha sido sincero. Estaremos fuera.". El artículo completo, aquí.

Estos días estaba tomando notas acerca de las barbaridades que los nacionalistas de todo cuño están profiriendo mas lo cierto es que el hartazgo comienza a hacer mella y se me están quitando las ganas de seguir con la recopilación de estupideces. Leo a mi amigo Esteban "Baco" dudar, en estado bipolar, entre el AK47 y la evasión. A uno, harto de los uniformes verde oliva y los AK47, los M4A1. etc. la evasión hacia el arte, la filosofía y los seres queridos le resulta más agradable. Si la ola de violencia física e intelectual que padecemos se incrementa y la gente se deja seducir por lo más simple acabaremos mal. En ese caso uno no tiene claro si debe formar parte del desaguisado al que algunos nos quieren llevar...