31 de octubre de 2011

Testamento y señal


En cierto modo, todo cuaderno, como toda biblioteca, como las glicinas y las hiedras, tienen -o pueden tener- un carácter testamentario. Así al menos uno ve estas páginas virtuales que todavía es pronto para saber si se harán papel o no algún día.

Y en el carácter del testamento está el dejar señal, el señalar. Unas marcas indican "en adelante", señalan hacia el futuro, como cuando se establece lo que se deja en herencia para su cultivo, disfrute o mantenimiento. Pero otras señalan hacia el recuerdo, al pasado, para rescatar del olvido algo que pertenece a una pequeña comunidad (padres e hijos, hermanos...) y que se desea evitar que se pierda en la sima del tiempo.

De ese olvido uno quiere, hoy, rescatar lo que sucedió anteayer. Marc, por fin, jugó su primer partido de football flags (la modalidad infantil y sin contacto del american football). Era su gran momento y por eso quiero consignarlo: para que ninguno de los miembros de esta pequeña comunidad de la que uno forma parte lo olviden si no quieren. No tendrá en su vida, quizás, ninguna trascendencia pero en las horas que vivimos en estos tiempos sí la han tenido.

Saltó al campo de tierra de Barberà del Vallès, con el número 52 de los Búfals, sus flags y su protector bucal y uno pensó que se pasaría el partido en el banquillo. Sin embargo, a fuerza de la escasez de jugadores al principio, jugó de titular y, al final, permaneció por derecho propio: su equipo se jugó la última jugada del partido con él, en un pase al más pequeño del equipo que los contrarios interceptaron brillantemente para acabar de certificar su victoria. Pero antes, se ganó el respeto de sus compañeros y entrenadores realizando tres intercepciones (de las cuatro que realizaron los Búfals) y otras tres recepciones (una de ellas de larga distancia). Sorpresa de todos, alegría inconmensurable de Marc e incluso de uno. En su primer partido estuvo excelente. Ya vendrán otros en los que pasará desapercibido o fracasará. La vida, parece, es probablemente así. Pero de momento cabe dejar constancia, por si algún día no recordamos exactamente qué pasó un 29 de octubre de 2011: por si ya no lo hemos olvidado o sólo retenemos algún detalle.

Va por ti, Marc.

30 de octubre de 2011

En torno a Miłosz (y V)


Con todo, uno le debe a Miłosz una compañía espectral agradable más que colosal. Que también.

Y momentos inolvidables como el final de "Confesión" ("Un festín de efímeras esperanzas, una reunión de vanidosos, / Un torneo de jorobados, literatura") o la bella, aunque sea cristiana, obstinación en la esperanza de una vida ulterior que compense el sufrimiento en "Por nuestras tierras" ("¿Y si todos ellos, arrodillándose y juntando las manos, / millones de ellos, mil millones, acabasen donde su ilusión? / No lo aceptaré nunca. Les daré una corona. / La mente humana es espléndida, los labios, poderosos, / y la llamada es tan grande quie tiene que abrirse al paraíso").

Le debe uno más de lo que, injustamente, le ha criticado. Y se lo debe porque esperaba hacía tantos años tanto de él que se ha quedado con la miel en los labios. No es culpa, faltaría más, del gran poeta polaco, sino de uno.

29 de octubre de 2011

El "Fausto" de Gounod en versión "de bolsillo"


Una de las últimas representaciones, sino la última, de Fausto (Fragmentos en versión concierto) de Gounod con la que el Liceu abre la temporada de ópera para los abonos "populares" (es decir, el de uno).

Leo que uno de las justificaciones de este montaje "lite" es la política de austeridad a la cual también parece que el Liceo desea apuntarse: podría decirse que las clases altas quieren dar ejemplo... Pero menos... La austeridad y los recortes no van parejos a una disminución "ejemplar" del precio del abono y es que eso es lo que tiene la austeridad vista por la derecha política: pague lo mismo y tenga menos y de menor calidad...

Como justificación, en cualquier caso, es patética y su carácter ejemplarizante ridículo. Es como si la baronesa Thyssen decidiera exponer sólo el 20% de su colección durante este año cobrando, eso sí, el mismo precio por la entrada... Pero es lo que tienen los ricos... que la mayoría nos toman por tontos.

Respecto a la representación, y prescindiendo de la faringitis en proceso de recuperación que padecía el Fausto y de la que se resintió el espectáculo, la ópera de Gounod, con ese gusto tan propio de la tradición francesa por la proliferación de timbres y la "ligereza" dramática y musical, por la falta de recargamiento (o densidad) de la tradición más alemana, no sufre una merma atroz musicalmente hablando. Al menos según Esther que es quien, verdaderamente, sabe. Evidentemente, la reducción teatral y escénica cuartean la función pero, a cambio, uno puede disfrutar con la observación de la orquesta y su tremendo trabajo de coordinación así como con la percepción cuidada de los matices de la partitura musical, de su complejidad, que quedan a menudo oscurecidos en la función normal, cuando el foso es el lugar donde se cobijan, y darse con un canto en los dientes porque podría haber sido aun peor...

28 de octubre de 2011

En torno a Miłosz (IV)


d) y, finalmente el filosófico: de poetas filósofos están las enciclopedias y las antologías llenas. Ahora bien, una cosa es practicar la reflexión filosófica en verso (y aparte de Parménides nadie lo ha hecho con una cierta decencia) y otra trufar de autores, pálidas reflexiones o sofismas unos poemas. Miłosz, se teme uno, pertenece a esta segunda clase. Y pasa lo que pasa. Si se pretende dar lecciones morales y categorizar hay que ir con cuidado y, o bien, someter la forma a la exigencia rigurosa de la reflexión o tomarse las cosas con calma y moralizar menos.

Afirmar, por ejemplo (en "En Szetejnie") que "Tan sólo se sabe que hay el pecado y el castigo, digan lo que digan los filósofos" se aviene mal con ese supuesto temperamento filosófico. Bien, puede ser una concesión retórica, poética, pero resulta un poco incongruente con el espíritu filosófico (si es que existe tal espíritu). ¿No se puede medir con criterios filosóficos a un poeta? Pues depende. ¿Y si realiza afirmaciones marcadamente filosóficas?

Entendámonos. Se puede decir, como en la "Conferencia IV" de Crónicas que "El auténtico enemigo del hombre es la generalización", además en un bellísimo poema, -tal vez filosóficamente el mejor- en el que se contrapone la finita singularidad de una pequeña bibliotecaria que murió al derrumbarse un edificio y que agonizó durante días con la magnitud de la Historia y, especialmente, de la Historia concebida, al modo marxista, como ley y necesidad.

Lo que resulta filosóficamente rechazable -que no poéticamente pero una parte del prestigio de la poesía de Miłosz recae en su contenido filosófico- es afirmar esto e incurrir constantemente en generalizaciones groseras por muy poéticas que sean como las que realiza sobre la naturaleza de la poesía en "¿Ars poética?". Se argüirá en su descargo que estos dos textos pertenecen a épocas distintas, a contextos históricos, estéticos y estilísticos diferentes y que no se pueden contraponer tan bastamente. Se argüirá y se tendrá toda la razón. Pero tampoco ésta le faltará a quien juzgue la talla filosófica de un poeta con criterios filosóficos a no ser que empecemos con la jerga heideggeriana y acabemos mezclando poesía y filosofía: mas es que si así fuera, si fueran indistinguibles, peor aun para el pobre Miłosz y mejor para Hegel...

27 de octubre de 2011

Acuse de recibo: Gsús Bonilla y Juan Ramón Mansilla


Por partida doble. Vía electrónica Gsús Bonilla me envía su nuevo manuscrito para que le eche un vistazo "si puedes y quieres". ¡Cómo no voy a querer! Poder ya es otro cantar pero alternaré las sorprendentes Pagèsiques de Perejaume -el primer libro de poesía en catalán que leo en años, ¡qué ignorancia!- con su texto y con otro que me llega por correo ordinario: el nuevo poemario de Juan Ramón Mansilla, Una habitación en rojo, publicado por El Toro de Barro, que parece estará a la altura del sorpendente Fugaz, su anterior trabajo.

Gracias a ambos por devolverle a uno a la República de las Letras nuevamente.

26 de octubre de 2011

En torno a Miłosz (III)

Los mencionados obstáculos:

a) el emocional: como receptor, la poesía de Miłosz le ha resultado a uno fría, desapegada, lejana. En sí, estas emociones pueden ser valoradas positivamente: la distancia permite, a menudo, la reflexión. Sin embargo, en conjunción con los demás su efecto es demoledor;

b) el retórico: uno no ha conseguido penetrar -y no quiere culpar en absoluto al traductor- en la ironía que se supone preside la obra del polaco. Muestra de que uno quizá no sabe leer, la mayoría de los poemas contenidos en la Antología le han parecido graves, "pesados" (en el sentido de Sloterdijk), carentes de humor y, por supuesto, de ironía. Será que uno se lo ha tomado muy en serio pero ni media sonrisa ha aparecido durante las largas jornadas de lectura;

c) el ideológico: aun tratando de entender, empáticamente, la alegría ante la caída de los regímenes del telón de acero, uno no puede por menos que reprobar su ingenuidad anticomunista. Entendámonos: ser anticomunista no tiene nada de extraño ni anómalo. El problema es cuando la celebración del anticomunismo se convierte en una fiesta acrítica de su alternativa liberal-capitalista. Y es acrítica, por ejemplo, en un poema especialmente lacerante, "En Yale", a propósito de la caída del muro y el fin de las dictaduras del Este:
"(...)
- Así pues, la humanidad vuelve a sus tareas preferidas
Tras una gran pausa. Le son caros el tacto
Y el sabor. Los libros de cocina, las recetas
Para un sexo perfecto, las reglas para rebajar
El colesterol, los métodos para adelgazar
Rápidamente -eso es lo que necesita. (...)

Tal vez en el último verso pueda captarse una ironía. Pero no parece a juicio de uno que ponga entre paréntesis lo anterior. Y lo preocupante de lo anterior es la ahistoricidad de la que hace gala Miłosz. Uno no discutirá que la Humanidad tenga elementos constantes y universales pero le discutirá que uno de ellos sea el método para adelgazar o las reglas para rebajar el colesterol. Estas "humanas preocupaciones" preferidas de la humanidad lo son de la humanidad occidental y de ciertos grupos sociales: generalizarlas es grosero. Como por ejemplo, (¡venga, algo de demagogia!) lo caros que le son a los humanos en el cuerno de África "los libros de cocina"...

O, por ejemplo, esta ahistoricidad va pareja a un desprecio del factor social, entendido como falta de compasión y empatía (sí falta de compasión) respecto al sufrimiento causado por las diferencias sociales y que se justifica con un quedo: "No soy socialdemócrata". Por ejemplo, en "En Milán": "No se trata de cuántas liras al día, / De cuánto cuesta el pan, la carne, el vino. / No se trata de si los niños van de colonias. / No soy socialdemócrata". Y sí, puede que no se trate de eso, o al menos sólo de eso, pero también de eso se trata, al mismo nivel, al menos cree uno que de "la luna entre los viñedos" o "el aire azulado en los valles". Despreciar aquello en nombre de esto no es sólo una elección estilística o poética es, también, una opción ideológica mistificadora.

24 de octubre de 2011

En torno a Miłosz (II)


Como la desilusión con la obra de Miłosz en realidad dice poco del gusto y la capacidad lectora de uno y no afecta en nada al objeto de su recepción tal vez sería mejor matizar con una captatio benevolentiae. Los poemas tardíos de Miłosz en los cuales la vejez, no sólo el paso del tiempo, sino la misma decadencia física, el acabamiento del cuerpo y la conciencia de esta consumición que es, al paso, una consumación, son excepcionalmente conmovedores. De hecho, si uno hubiera empezado por ahí y ahí se hubiera quedado el polaco estaría en el panteón de poetas a los que volver una y otra vez.

Cuando en "Ventaja" escribe "¿Y qué me importa no desaparecer del todo? / ¿Dejar una obra, si el balance / Es incierto? No sé, tal vez valió la pena. / Peor en realidad no era esto lo que quería", o en "Autodescripción honesta con un vaso de whisky, en el aeropuerto, digamos que en Minneaṕolis" relata la insaciable búsqueda de visiones de cuerpos femeninos pese a ser ya "Viejo verde... hora de ir a la tumba" o, también, cuando en "Regiones lejanas" describe su declive físico ("Soy ridículo, con todo este morir mío. / La flaqueza de las piernas, el latir del corazón, es difícil ir cuesta arriba. / Yo, al lado de mi cuerpo insumiso, / Con la mente clara, como en un nido de montaña. / Y no obstante humillado por el asma, / Vencido por la pérdida del cabello y de los dientes") la aparente sinceridad de la factura no puede por menos de conmover.

Conmueve, también, la ternura que emana la irrecuperabilidad del pasado y el ocaso de la memoria de "En Szetejnie" ("Pero cuando ahora intento recordar todo lo que ha sido, sólo encuentro un pozo, y está tan oscuro que no se puede entencder nada") y, en general la mayor parte de la última producción del poeta polaco.

Ahora bien, los obstáculos que han acabado ahogando la compasión y la ternura provienen de al menos cuatro ámbitos distintos: uno emocional, otro retórico, uno más ideológico y, finalmente, otro filosófico.

22 de octubre de 2011

En torno a Miłosz (I)


El verano dio bastante de sí en cuanto a lecturas. En otros aspectos de la vida dio más y sobre todo más gratificante pero no es el caso ahora. Durante varias semanas, en los ratos libres que dejaba la maldita novela, uno se entregó a la lectura de Tierra inalcanzable, la antología de Czeslaw Miłosz publicada por Circulo de Lectores/Galaxia Gutenberg con traducción de Xavier Farré.

Hacía años que perseguía su obra poética. Cuando trabajaba en un poemario que quedó inconcluso y abandonado por fallido, uno buscó durante varios meses el poema que dedicó al Jardín de las delicias de Hyeronimus Bosch hasta que consiguió, al menos, una traducción inglesa que no entendió del todo (la traducción de Tusquets de 1984, parcial, no lo contenía y, además, no la encontré en ninguna librería, ni siquiera en algunas de viejo que frecuentaba). Y no acabó el poema que debía encabalgarse con el de Miłosz y que constituía el núcleo del volumen hasta que estuvo en sus manos. Desde entonces la posesión de sus textos en una lengua accesible se convirtió en una manía recursiva que, por fin, este año se vio saciada.

Y como siempre sucede: cuando se ansía tanto algo y se obtiene, la decepción se incrementa proporcionalmente al anhelo. Aunque he pasado muchos días acompañado de sus poemas como única lectura y la experiencia ha sido singular y algunos poemas volverán a releerse, el conjunto de su obra no se integrará en ese cánon subjetivo que uno va construyendo con los años. Detalle trivial, por otro lado: nadie discutirá por ello su lugar en el canon objetivo. Más bien este juicio negativo de un insignificante barcelonés de 47 años no pone ni quita más que a quien lo realiza.

21 de octubre de 2011

ETA capitula y Gaddafi es ejecutado


El de ayer fue un día que, tal vez, quede señalado durante unos años. Cuanto menos para aquellos que padecimos (o abrazamos) el delirio totalitario.

Por un lado, Gaddafi fue linchado y ejecutado. Un final sórdido para una tiranía no menos sórdida. Su caída debe ser motivo de alegría. Su ejecución, al menos para uno, no.

Por otro, y más relevante por su proximidad, ETA capituló sin condiciones finalmente. La "guerra del Norte" ha concluido, 43 años después, con la derrota militar de ETA y esto, y no otra cosa, en opinión de uno, es lo que ha sucedido. No se ha impuesto la lógica del diálogo sino que ha habido una victoria rotunda y sin paliativos de un bando sobre el otro -como reconoció hace poco Francisco Múgica Garmendía, Pakito (Artapalo) uno de los líderes militares históricos de la organización. La equidistancia, esa prudencia que se aleja de las "tomas de partido", tan denostada por unos y otros, nos debería permitir apreciar que este "abandono de las armas" es, lisa y llanamente, una rendición.

Esperemos que algo cambie de verdad aunque sinceramente cabe ser pesimistas al respecto...

P.S: Y respecto a ETA que cada cual, empezando por el que escribe, se examine. Esto no ha acabado todavía.

20 de octubre de 2011

Futbol americano, poesía y teoría literaria


Anoche una muy agradable velada con Paul Cahill, de la Universidad de Pomona, que tuvo la deferencia de acercarse para conocerme y hablar sobre Del Tercer Reich.

Paul es un hombre atento, simpático y ajeno al soberbio envaramiento del que hacen gala tantos profesores de Humanidades de las universidades españolas que suplen su falta de formación o su pereza teórica con vanidad y pedantería. Que el clima de una entrevista pensada para dialogar sobre mi libro y sobre el tema en el que trabaja actualmente, la poesía española y el Holocausto, fuera tan espontáneo y poco encorsetado como para que nos pasáramos más de una hora hablando de football, de quarterbacks, linebackers o 4th downs, da una idea de su capacidad comunicativa, su "buena voluntad" y su calidez.

Lógicamente, después de la parte más divertida llegó una conversación, más bien un monólogo de uno, sobre teoría literaria así como un buceo en el baúl de los recuerdos para explicar la génesis de Del Tercer Reich. Pese a mi escasa capacidad de síntesis Paul hizo gala de su paciencia y parece que no sufrió daños psicológicos de importancia.

Lo cierto es que, al final, uno se quedó con las ganas de departir de una forma más relajada y proseguir la velada. No tanto por continuar hablando sobre sí mismo (esa vanidad...) sino por intercambiar argumentos, experiencias y puntos de vista sobre teoría literaria, poesía y nazismo, temas acerca de los que hace años que uno reflexiona en solitario y, sobre todo, para qué negarlo, para viajar de su mano por ese territorio imaginario que es, para el que escribe, Estados Unidos.

A ver si Del Tercer Reich acabará algún día siendo libro de lectura en una Universidad americana. Tendría su gracia...

19 de octubre de 2011

Sobre el libro digital y el futuro del libro: Volpi y Luri


A la un tanto sensacionalista prospectiva de Jorge Volpi sobre la irremediable clausura del libro y el triunfo del libro digital puede oponerse, desde otro punto de vista y sin que pueda establecerse una réplica adecuada, la insistencia de Gregorio Luri en la actualidad del libro en su formato de imprenta.

A valorar ambas reflexiones.

18 de octubre de 2011

Una apuesta arriesgada: Marian Raméntol


De un tirón he podido leer, por fin, Con mi nombre doblado sobre la cama de Marian Raméntol, una propuesta audaz: un poemario en torno a la figura y la obra de Luis Rosales. Y uno ha de decir que, dejando de lado algunas evidencias como la belleza de sus tropos, la eficacia de la construcción de los poemas o el buen sabor que su rítmica produce, nuevamente, el mayor logro que le ve uno ha sido no sólo el disfrute sino lograr que uno venza sus prejuicios.

Así, ya no es sólo desear seguir leyéndola el fruto más evidente de esta lectura sino también volver a Luis Rosales. De él uno sólo leyó algunos poemas en su adolescencia. Luego vino El desencanto de Jaime Chávarri, la pasión por Panero y el desprecio hacia aquel falangista y ahí se acabó. Se corrigió el maniqueísmo con el tiempo. Asimismo, se evaporó la aversión hacia el granadino. Pero permanecía la abulia. Ahora, gracias a este texto de Marian, la curiosidad se ha vuelto a abrir camino.

Dejo aquí uno de los poemas de este atrevido empeño:

"A DOS PASOS DE LA MUERTE

El tiempo habla con las palabras justas
L.R.

Arde, y el calor hace cola en el infierno.
La tarde lleva las faldas demasiado cortas
y su respiración de arena no sale del espejo.

La llama tiene fiebre y ausculta con ella
los secretos que viven en mis ojos, y yo
ya no sé si muero o bailo o nazco
junto a mis gusanos, junto a todos
los entierros que vigilan mi traje de Domingo,
con la esperanza en la boca, con el llanto en las manos
y un beso desnacido esperando
a dos pasos de la muerte".

Lo dicho...

17 de octubre de 2011

Y si Bauman se apunta a la confusión Batania pone un poco de cordura


Pues eso. Si el análisis de alguien tan lúcido y erudito como Bauman hacia aguas, el que Batania publica hoy en su Blog, aunque más puntual y local, muestra más atención al matiz y, sobre todo, toma sobre sí la evidencia de que cualquier análisis sobre el movimiento del 15M es parcial y desacertado si se pretende categórico porque confluyen muchas variables. Chapeau Alberto.

P.S: Cuán líquido resulta casi todo...

Bauman se apunta a la confusión


En El País de hoy Zigmunt Bauman se apunta a la ceremonia de la confusión de la descripción del movimiento del 15M aventurando la afirmación de que es un movimiento "emocional". Posiblemente acierte cuando afirma "Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean". Deducir de ahí su naturaleza emocional es, cuanto menos, simplista...

16 de octubre de 2011

¿"Sol ilumina al mundo"?


Uno no sabe si en realidad no somos mercancías en manos de banqueros y corporaciones pero que muchos no nos resignamos a serlo quedó patente en Barcelona. El movimiento del 15M sigue gozando de buena salud y confirma que su modo de participación y activismo no se puede encuadrar, en absoluto, en los esquemas de la izquierda (y la derecha) clásicas. No es que esté en una encrucijada de la que sale con aliento gracias a las magnas convocatorias como la de ayer: es que siempre está en la encrucijada y de ahí no desea, mayoritariamente, salir hacia ninguna dirección conocida. Por otro lado, en opinión de uno, muchos de los que acuden lo hacen puntualmente, casi ritualmente, y sin otro propósito que el de manifestar su rechazo tanto a los valores dominantes como a los que se le ofrecen como alternativas, de ahí su carácter episódico y la renuencia a las formas de activismo clásico y continuado.

Finalmente, el titular de El País de hoy, "Sol ilumina al mundo" es una nueva muestra más de que nadie, incluido el que escribe, entiende el fenómeno en toda su complejidad.

14 de octubre de 2011

Memoria de Saint Andrews (I)


16 de julio de 2011. Primera parte.

En el camino de la Terminal 3 a la Terminal 5 de Heathrow casi cualquier espíritu podría quedarse arrobado ante una imagen con trasfondo imperial: una veintena de gigantescos 747 esperan su turno para operaciones de mantenimiento, limpieza o revisión, alineados en torno a sus edificios, fingers o hangares correspondientes. La gran flota de British Airways, la puerta de enlace con América, el verdadero Hub de Europa, lo comercial, cosmopolita y multicultural o "la lengua del mundo", parecen condensarse en esa imagen de los gigantes varados.

Tardan en abrirse paso en el pensamiento las dificultades financieras de British Airways, coaligada con American Airlines e Iberia, las otras puertas (Madrid) a América que no es sólo el Norte, o el pasado y el presente de expolio imperialista que está tras el tropo "imperial" en su sentido de "magnífico".

Uno no olvida que los tiburones de la City, como antaño los de la Royal Geographical Society o la East India Company, están detrás de una parte de la miseria que va aplastando diariamente a millones de personas en todo el planeta y, obviamente, del mantenimiento de esos colosos de la navegación aérea.

Siguen siendo imponentes pero un poco menos.

A los que añoran la estética imperial tal vez cabría recordarles que la ética imperial trata con súbditos y no con ciudadanos.

13 de octubre de 2011

Cierre del verano, Riechmann y jacarandas


Ayer Barcelona era una ciudad de la costa mediterránea sureña. Cielo despejado y lejano y calor extraordinario. Para despedir, esperábamos que ahora sí, el verano, empleamos la mañana en cocinar un arroz a la alicantina convenientemente modificado: guisantes en vez de garbanzos y pollo en vez de conejo para aproximarlo a nuestras existencias y a la versión de arroz murciano que Ricardo nos brindó en Dundee este verano y del que hablaré en su día.

Secreto del arroz: ninguno. Sólo imaginemos: mucho azafran y piernas de pollo bien limpias, con sal, unos puñados de guisantes y un poco más de un litro de agua para conseguir el caldo. Un sofrito con cebollas tiernas, un diente de ajo trinchado, pimiento verde (que se fríe con anterioridad), sal, pimienta y pimentón (en este caso extremeño). Cuando está el sofrito, se echa el arroz, se remueve un poco, se añade el caldo, los pimientos, el pollo y los guisantes y se lo deja hervir a fuego medio veinte minutos (eso con los arroces de verdad, con los de ahora doce minutos es suficiente). Se deja reposar, se lo acompaña de un buen Syrah y la tarde que se presentaba dedicada a la lectura de Futurología, la poesía reunida de Jorge Riechmann, de la importancia del cual en la vida "literaria" de uno hablaré más adelante, puede evaporarse tranquilamente al amparo del aroma del jazmín y el calor del atardecer sobre una tumbona. Seguro que el bueno de Jorge no se lo tomará a mal.

Esta mañana, uno ha constatado que el verano está concluido moralmente aunque climatológicamente sigamos cerca de Tiro, Tel Aviv o Alepo. No por el festín de celebración de ayer sino porque han podado (es un decir, casi los han talado) los jacarandas de la calle. Podar es conveniente pero lo que han perpetrado no es una poda es un destrozo. Es magnífico: puedo ver a mis vecinos del otro lado de la calle en paños menores. Ya estamos en otoño.

Siempre sales ganando con los cambios como diría Steve Jobs: ¡que muera lo viejo para dar paso a lo nuevo! ¡Claro que sí! ¡Dónde vas a comparar unos árboles con unos calzoncillos Calvin Klein...!

P.S: Eso sí, nuestros sabios gobernantes dan en el clavo. Hora de cerrar las ventanas y bajar las persianas. De concentrarse en el trabajo...

12 de octubre de 2011

Entre Guardiola y Mourinho


La prevención y desconfianza ante el carácter ejemplarizante, en lo moral y lo pedagógico, del deporte contemporáneo pueden llevar a uno a lo que parecen paradojas, o los demás así lo consideran, cuando no a lo que semejan simples provocaciones o incoherencias.

No siendo un enamorado del fútbol uno puede evitar la tentación fanática y reconocer que el mejor equipo de fútbol que ha visto nunca junto al Milan de Arrigo Sacchi (y, por títulos objetivamente superior) es el Barça de Guardiola. No admite comparación y es una delicia verlo jugar: practican un fútbol de equipo bello, armonioso y eficaz. Estos últimos meses están jugando a un nivel "estratosférico" - que dirían los buenos comentaristas - y su entrenador es, mal que les pese a muchos, el entrenador más caballeroso, educado y decente que hay en la Liga de este país. Da igual que sea excesivo que le hayan concedido la medalla del Parlament por sus méritos: es un entrenador extraordinario y hace mucho, realmente, por situar a este deporte en el estricto marco que le corresponde.

Sin embargo, ¡ay!, a aquellos que cuando pensamos en el deporte en el estado actual de este sistema económico en nuestra civilización no pensamos en Platón sino que recordamos la Alemania hitleriana y el estalinismo, nos traen sin cuidado estas consideraciones porque no creemos en la transmisión de valores, per se, del deporte-espectáculo. Los valores, en otro sitio. La moral, también en otro. Aquí lo que hay es, ante todo, espectáculo.

Eso nos puede llevar a admirar en el básket a jugadores como Michael Jordan, Dennis Rodman o Allan Iverson más que a los "ejemplares" Magic Johnson (todo y que ¡cuánto le admiramos!), Julius Erving, Hakeem Olajuwon o Pau Gasol. O, en el fútbol americano y salvo la excepción del apolíneo e incomparable Tom Brady, al pendenciero y convicto Michael Vick sobre el intachable Peyton Manning. O en atletismo, al tramposo Ben Johnson frente al modélico Carl Lewis (aunque este estará, algún día, justo en la frontera).

Y sería esa deformación, en la modesta opinión de uno, lo que explicaría que, contra toda racionalidad, se pueda preferir a la pseudomoralidad el espectáculo, el teatro. Y así algunos disfrutemos con Mourinho y pensemos que su ausencia del panorama mediático sería mucho más sentida que la de Guardiola.

Es terrible, pero por increíble que parezca preferimos Pepe a Pep. Definitivamente aunque Pep nos parezca incluso "moralmente superior". Para hacérselo mirar, evidentemente...

11 de octubre de 2011

Docencia y adoctrinamiento (y II)


Tanto el socialismo utópico, como el anarquismo, como el marxismo, pusieron entre paréntesis la pureza de la figura del docente. Marx, por ejemplo, en su Crítica del programa de Gotha llamaba a sustraer la escuela de la influencia del gobierno y la Iglesia y consideraba que en el modelo educativo burgués el Estado educaba al pueblo en los valores burgueses valiéndose de los docentes. Y Lenin ya extraía la consecuente lección de esta concepción, más vinculada al adoctrinamiento que a la emancipación, del docente:
"Hay que reforzar sistemáticamente el trabajo de organización de los maestros nacionales para que, en vez de puntal del régimen bugués, como son hasta hoy en todos los países capitalistas sin excepción (sn), se conviertan en puntal del régimen soviético" (3 de noviembre de 1920).

Más contemporáneamente, el postestructuralismo, refinó su crítica a la posición adoctrinadora del docente llegando en algunos casos (Althusser) a considerarlos elementos no sólo comprometidos con la reproducción del modo de producción capitalista al mismo nivel que policías o periodistas sino como el mismo corazón de aquélla o, como Foucault, a asimilar cárcel, fábrica y escuela y homologar la función social de los docentes con las de los celadores, carceleros o capataces de fábrica.

Hoy día, parece que la deriva de la izquierda realmente existente y la de los profesionales de la revolución está minusvalorando, nuevamente, el papel adoctrinador del docente que, a juicio de uno, es tan inseparable de su función como el otro.

Por ello bueno es recordar que, por ejemplo, la "bestia totalitaria" encontró uno de sus caldos de cultivo más apropiados en el estamento docente. Escribe, por ejemplo, Katrin Himmler en su ensayo Los hermanos Himmler. Historia de una familia alemana a propósito del porcentaje de afiliación al Partido Nazi en los distintos grupos sociales:

"Las estadísticas oficiales del 1 de enero de 1935 muestran una afiliación del 7,3% para todos los grupos de la población activa. Superaban el promedio los empleados por cuenta ajena, que suponían el 12%; los funcionarios, que eran el 20% y los profesores, entre los cuales la tasa llegaba incluso al 30%" (p192).

Sin exagerar, conviene recordar las dos caras de la docencia y estar atentos a la tentación adoctrinadora: flota en el ambiente...

10 de octubre de 2011

Acuse de recibo: Marian Raméntol y Ana Pérez Cañamares


Por correo ordinario me llega el libro Con mi nombre olvidado sobre la cama, de Marian Raméntol, XVIII Premio Nacional de Poesía "Acordes". Un poemario concebido íntegramente como un homenaje a Luis Rosales que tiene muy buena pinta.

Por correo electrónico, Ana Pérez Cañamares, por si a uno le interesa, envía la octavilla propagandística del movimiento 15M y su convocatoria para el 15 de Octubre en Cibeles-Sol. Lejos de maximalismos propios de los profesionales de la revolución, los lemas y las proclamas son tan racionales y moderados, tan pragmáticos, tan reformistas, tan de sentido común, que hasta sorprenden. Anoto una que a mi buen amigo Jordi Alsina, que discutió hace poco mis argumentaciones sobre la preferencia práctica de las reformas a las ingenierías sociales utópicas, seguro le pondrá en guardia -como a uno, dicho sea de paso le ha puesto en el primer momento. Afortunadamente, el sistema nervioso que guarda esa memoria corporal, esa memoria ROM, y que reacciona de mala manera al oír la palabra "empresarial", se encuentra suficientemente domesticado por la racionalidad como para acabar cediendo y no insistir más de la cuenta en según qué momentos:

"Exigimos la aplicación de políticas que fomenten las actividades empresariales creadoras de empleo, de oportunidades para todas las personas, respetuosas con el medio ambiente y con l@s ciudadan@s de todo el mundo".

Uno cambiaría el "exigimos" y se ahorraría las @ pero bueno, son detalles triviales, estéticos. Ganas de sacar punta. Vicio. Si estuviera en Madrid allí estaría.

9 de octubre de 2011

Otra zapaterada y van...


Uno no puede sino suscribir casi por completo el artículo de José María Ridao en El País de hoy sobre la última zapaterada. Empieza con una obviedad que nos recuerda hasta dónde está dispuesto a llegar este hombre en su ocaso: "Tan ridículo como el antiatlatismo primario es el atlantismo primario, y Rodríguez Zapatero ha tenido la singular habilidad de incurrir en los dos. Seguramente porque la política exterior y de seguridad que ha desarrollado en sus ocho años de Gobierno ha sido casi siempre primaria, y en ocasiones también ridícula."

8 de octubre de 2011

Docencia y adoctrinamiento (I)


En la tradición hegemónica en la llamada cultura occidental, la figura del docente, del maestro, ha estado fuertemente ligada, desde Platón y su construcción literaria de "Sócrates", al ideal de la liberación, la ilustración y la sabiduría: a algo que, salvando las distancias, podría denominarse "emancipación".

Tanto escolásticos, como renacentistas, ilustrados o románticos ahondaron mayoritariamente en esta relación aunque también surgieron algunas voces discordantes (como la de Lutero, por ejemplo). Sin embargo, en general, la tendencia dominó por cuanto, además, parecía congruente con la experiencia subjetiva de aquellos seres humanos de las clases con acceso a la escritura y la lectura que vivieron las enseñanzas de algunos de sus maestros como una apertura liberadora al conocimiento y el mundo.

No será hasta la emergencia del proletariado como clase y las doctrinas de las que algunos grupos de éste se dotaron para legitimar su lucha por el poder político que el papel del maestro, del docente, sufrió una erosión generalizada.

6 de octubre de 2011

2001-2011: Fin de una novela


Y por fin, anoche, con más de un mes de retraso sobre la fecha límite, cayó el punto final de la novela. La redacción de las últimas páginas ha sido agónica. Trabajando, escribir una novela no es fácil y si encima se es lento... Es de admirar la gente que consigue hacer novelas como churros (también la que consigue escribir libros de poemas cada año) pero uno tardará en ponerse otra vez en marcha en este terreno.

La novela ha tardado diez años en escribirse. Afortunadamente, uno no ha estado esos años consagrado a ella.

Un primer borrador con el que creí que sería el núcleo principal -que ha quedado relegado a la periferia, como siempre pasa-, ocupó todo el 2001 en forma de texto teatral. Concluido, el dramaturgo Boris Rothenstein, interesado en la posibilidad de representar el texto por su tema, lo sometió a una severa crítica que desembocó en el abandono de la forma teatral y el paso definitivo a la novelística.

Una primera reescritura lo llevó a la nevera hasta el 2005. Cuando entonces volví sobre el texto, hube de reescribirlo por completo, tarea que acabó a final del 2005 sólo para empezar su segunda peregrinación. Mi hermano, experto novelista, emitió un juicio crítico que la sumergió en el cajón hasta que en 2008 apareció una oportunidad para desarrollarla nuevamente y mejor. Durante ese año la novela cobró una nueva forma, se cambiaron los ejes, se volvió a reescribir y quedó lista la que uno consideró la versión definitiva. Sin embargo, un par de descubrimientos y alguna ocurrencia pusieron el texto sobre la mesa a finales del 2009 y hubo que volver a ponerse. Desde entonces hasta anoche, a ratos, compaginándolo con poemas y este cuaderno, exprimiendo noches, fines de semana y huecos sustraidos a mis pacientes seres queridos más próximos.

Por fin se ha acabado. Ahora queda convencer nuevamente a mi hermano y a alguno de mis amigos (y dicho sea de paso a alguno de los lectores de este cuaderno que espero se de, voluntariamente, por aludido y se anticipe ofreciéndose a sufrir la tortura) para que se tomen en serio la lectura: ha de pasar por unas cuantas manos y a la nevera para su última cura... Esperemos que sea antes de 2020.

5 de octubre de 2011

Grillparzer según Xavier Jové


Me llega por correo, gracias a la gentileza de ese humanista y germanista impenitente que es Xavier Jové (y uno empieza a pensar que esta coincidencia no es gratuita), la traducción al catalán de la novela de Franz Grillparzer Der arme Spielmann en la editorial "Papers amb accent". Conociendo su atención al detalle y su minuciosidad estoy seguro que será un buen trabajo que, además, se complementa con un interesante apéndice que lleva por título "Grillparzer: la via no revolucionària a la modernitat". Por otra parte, también estoy convencido de que la visión sarcástica y despectiva que John Irving dio del autor austríaco en su extraordinaria The World According to Garp quedará adecuadamente compensada por su esfuerzo.
Gracias Xavi.

4 de octubre de 2011

Un poema de Manuel del Barrio


En la colección que dirige José María Cumbreño ha aparecido ¿Por qué hay un plato que gira dentro del microondas? de Manuel del Barrio Donaire, un libro que, sinceramente, tiene muy buena pinta y del cual ya he conseguido un ejemplar. Dejo aquí uno de los poemas que encontré en el Blog de Voces del Extremo.


"FRÜHROMANTIK UND IKEA


Debería aprender alemán para pensar mejor en estas cosas,
pero no es fácil.
El universo habita en mí, soy tremendo e inasible,
me alimento de bollería industrial
y siempre recito los Himnos a la noche de Novalis
antes de acostarme. Soy muy estricto en esto.
Qué le vamos a hacer, soy un romántico.

No creo en Dios ni en los bífidus activos, sólo en Lord Byron,
Schlegel, Wordsworth, en las pinturas de Friedrich
y en el catálogo de Ikea de 2006.

La belleza es mi religión e Ikea me la ofrece embalada en paquetes planos
y con las instrucciones necesarias.
Comprar en Ikea es un modo poético de vida,
una manera inacabada de mirar el mundo, de comprenderlo.
Gracias a Ikea mi apartamento es un microcosmos universal y progresivo.
Un paraíso engendrado a base de ladrillos y pintura plástica.
Todo lo que hay en él constituye una imagen de mí mismo,
me ayuda a conocerme, a aceptarme, a ser mejor persona.
Todo es fruto del juego y del misterio.

La alfombra Persik Belutch anudada a mano,
pone mis pies en contacto con verdades absolutas, más allá de la razón
o los productos congelados.
Cada vez que me siento a ver la tele en el sofá Karforms
tapizado en piel Fräsig marrón oscuro, mi columna vertebral
profundiza en algo secreto y primigenio.
Noto una reestructuración de mis moléculas,
el principio de incertidumbre de Heisenberg, no sé, algo
que está bajo la piel o entre los dedos.
El tacto de las fundas de cojín Fenja Rand
me revela texturas imperfectas, desconocidas,
aprecio la densidad de las paredes,
descubro grietas en mis manos, en el techo.
Los estores Setaria difuminan la luz y los sonidos
y me permiten recuperar la armonía con la Naturaleza.
Se venden en beige, azul oscuro, blanco, verde pistacho, rojo y fucsia.
La lámpara de pie Antífoni, junto al sofá,
ilumina mis cavidades más íntimas y hostiles.

Esto es lo bello.

Aquí.

Ahora.

El infinito.

Creo en el catálogo de Ikea como en el fragmento 116 de Athenäum.

Hay que romantizar la vida, hay que beber mucho vino, hay que brindar.
Las copas de vino tinto Rättvik, de soplado artesanal,
encierran símbolos y alegorías.
Nada de esto es útil, funcional, ineludible.
No se trata de lo que uno necesita para vivir.
Estoy hablando de poesía. ¿No lo entendéis?
Ikea es poesía de calidad a precios asequibles.

Aquí puedo ser yo,
me reconozco en cada maceta, jarra o paño de cocina.
La vida es un catálogo de Ikea.
Sus diseños se corresponden con mis impulsos más sublimes.
Es una nueva mitología de la decoración de interiores, de lo pequeño,
ilimitada y libre. No hace falta nada más.

Me preparo un café en la taza Trivsel
de acero inoxidable y plástico. Cierro la puerta con llave.

Ahí os quedáis,
hijos de puta."

Más poemas y noticias sobre su autor en: www.delalinearectadelmarcodelapuerta.blogspot.com

3 de octubre de 2011

Mezclando churras con merinas pero dando en el clavo


En una interesante reflexión acerca del carácter "político" de la novela, Alfonso Santamaría da - a juicio de uno - en el clavo con su argumentación acerca de las ingenuidades (o no tales) inherentes al considerado "compromiso" político o ideológico de la novela y la imbricación estrecha entre este género (y cualquier género literario) y el capital en su sentido más amplio (por ejemplo el capital simbólico que resulta de la hegemonía de una concepción determinada del "campo literario", Bourdieu dixit).

Defender que la novela es el lugar idóneo, "natural" o más apropiado para la expresión ideológica o el compromiso revolucionario o subversivo es o una actitud naif o, lo más probable, una aseveración que tiene que ver, ante todo, con la "política de la novela", es decir, con el posicionamiento en el campo literario y la creación de un segmento en ese campo donde ejercer el poder de legislar qué es y qué no es una determinada clase de novela con los beneficios simbólicos y económicos que resulta de esa posición dominante.

La lástima es la Coda sobre Belén Gopegui en la que, mezclando churras con merinas, intenta respaldar su excelente análisis recurriendo a una argumentación ad hominem. De que Belén Gopegui sea una pija-progre que escribe sobre la revolución cubana, que admira y defiende, desde la suficiencia de quien está bien instalado en un estrato social que le permite toda esta retórica inflamada pro-revolucionaria, que uno también ha denunciado por estos pagos, no puede inferirse más que eso: que es una impostora.

Escribe Santamaría:

"Un caso llamativo sería el de Belén Gopegui en su última novela, Acceso no autorizado, también tildada de política en tanto que hay políticos entre sus personajes. Si nos referimos a una novela anterior como El lado frío de la almohada, donde defiende la revolución cubana, creo que las palabras del novelista cubano Juan Abreu en su novela Cinco cervezas lo dicen todo respecto a un posicionamiento político concreto: “Belén Gopegui ha declarado que la REVOLUCIÓN de la isla pavorosa es: un proyecto admirable y ojalá dure mucho tiempo y se extienda por todo el mundo. Esto mientras se zampaba una langosta en la isla llena de muertos de hambre y de prisiones y de poetas torturados y de bibliotecarios pateados y de escritores envilecidos y paseaba su coño acostumbrado al buen jabón y a exquisitas almohadillas sanitarias por un país donde las mujeres no tienen jabón para lavarse el culo ni qué ponerse en el bollo cuando menstrúan”.
En su última novela, Acceso no autorizado
, lo interesante es, sobre todo, la política de la novela. La recepción crítica de la novela aboga, precisamente, por el sentido crítico de la autora como soporte político de la novela. Laura Freixas en la revista Mercurio escribe: “Y en su trayectoria personal, Gopegui se ha mostrado siempre como una escritora incorruptible, que no tiene miedo de ir contracorriente ni se deja tentar por cantos de sirena”. Y añade que el carácter crítico reside en unos personajes que “son inteligentes, críticos con la injusticia social, y sin ser derrotistas, resultan algo tristes, ante la evidencia de su escaso —aunque no nulo— poder para cambiar el mundo”. Y concluye: “tiene una rara y valiosa cualidad: la de ejercer, sin miedo, el sentido crítico”. De nuevo hallamos la confusión entre crítica, capacidad de transformación, narratividad, etc. Ahora bien, en este caso la pregunta que me acosa —y no es nueva— es la que se refiere, insisto, a la política de la novela, en su forma de política editorial. ¿Se puede ser crítico publicando en una editorial como Mondadori? ¿Es legítima una crítica política si la editorial que publica el libro pertenece a la familia Berstelmann cuya ascenso económico y editorial se debió al apoyo y financiación de los nazis (su autor de cabecera fue el autor de la proclama de la quema de libros) y la otra parte del accionariado pertenece a Silvio Berlusconi; hecho éste que ha provocado que en Italia algunos escritores hayan decidido huir de esa editorial de apariencia cool? ¿No es este tipo de novelas “llamadas políticas” el necesario disenso que necesita toda sociedad para legitimar su sentido (y necesidad) consensual?
[O tal vez no.]"

Para entendernos: sí, es legítima una crítica política editada por Bertelsmann. No pierde un ápice de su integridad por ello pues "la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero". Una cosa no tiene nada que ver, ni lógica ni ontológicamente, con la otra. Recordemos: que un sacerdote no cumpla con el precepto del celibato no implica su falta de validez como principio rector de una Iglesia concreta; que Marx no trabajara en una fábrica no invalida sus análisis acerca del proletariado y el capital.

Con todo, la eficacia de la falacia ad hominem se ve clara. No es sencillo extirparla. Se consigue más con ello que con una paciente reflexión.

1 de octubre de 2011

Leyendo a Dorothy Porter (y II)


Dejo aquí tres muestras de la singular poesía/novela de Dorothy Porter. Las dos primeras ilustran tanto el estilo de la obra como la manera de abordar uno de sus temas recurrentes: el negocio poético. La tercera, la afirmación de Enrique de Hériz de que sus poemas son plenamente capaces de separarse del cuerpo de la novela y funcionar autónomamente (en la modesta opinión de uno, algunos, no todos pero eso ya es de por sí un mérito extraordinario).

"DINERO POR LA CARA

(...)
'Yo pasé por los setenta, Jill,
sobreviví a un editor
con enanismo ideológico
incapaz de colocarle un libro
a su propia madre

a las lecturas en pubs
donde podías considerarte aforunada
si pillabas una cerveza gratis

supongo que ahora me toca:
dinero por la cara
y nenas gratis'"

"RECITAL DE POESÍA

Ponche pudre tripas

Diana me advirtió
sobre los recitales de poesía.

'Se supone que sólo van a leer durante
quince minutos,
pero aprenderás en directo
la Teoría de la Telatividad de Einstein,
querida,
quince minutos pueden estirarse
como una vieja cinta de goma'..."

"ESTILO

Enamorada, pierdo el estilo

mi corazón endomingado
con pantalón de chándal rosa brillante

traza un triste camino interminable
entre las mesas hasta llegar a Diana

ella está leyendo algo
cxon la letra muy pequeña

no necesita esas gafas
para verme a mí"