28 de febrero de 2011

28 de febrero de 2011: los "Oscar"


Fin de semana de cine en la televisión gracias a los "Oscar". Cada año, alrededor de ese día algunas cadenas bajan sus emisiones contaminantes y dedican algunas horas a proyectar, en horario asequible, algunas películas dignas. Este fin de semana uno ha podido volver a ver la aceptable The Reader de Daldry y tres clásicos contemporáneos vistos varias veces que todavía no parecen haber perdido su capacidad para provocar emoción y reflexión: Crash de Haggis, Caché de Hannecke y Saving Private Ryan de Spielberg. Finalmente, ayer por la noche le tocó el turno a una que en su momento no le llamó a uno la atención y que resulta simpática de ver aunque sea tópica y previsible: Slumdog millionaire de Boyle.

Por fin un par de días con cine en la televisión entre documentales aburridos, reportajes insípidos, telefilmes patéticos, concursos triviales y tertulias y entrevistas "chauvinistas".

26 de febrero de 2011

26 de febrero de 2011: La ruptura de la burbuja totalitaria: las opciones libertarias y las liberales (II)


De los tres caminos posibles, el primero, la renuncia a la sistematización de las experiencias singulares ni es tan sencilla ni asegura la integración en otra burbuja sólo que más amplia y casi invisible.

Es difícil renunciar a la inducción, a la generalización de proposiciones universales a partir de experiencias singulares. Casi se podría decir que es un "universal" de nuestra mente. Con todo, como esta aseveración puede resultar excesiva el trabajo de renuncia a la extracción de lo general desde lo particular requiere, cuanto menos, de un esfuerzo continuo y contrafáctico para no caer en esa posicle trampa, para no teorizar. Además, está por ver que, incluso con todas las precacuiones y un actitud inhibida respecto a la abstracción, estas teorizaciones no contiúen ahí de una forma inadvertida y prejudicial como han demostrado sobradamente desde Popper a Gadamer y antes que todos, Platón en el Menon.

De las otras dos vías uno elegiría las más tibias y menos ingenuas de ambas, al menos así, a primera vista. Un buen ejemplo de la interpretación menos fuerte del programa libertario que podría explorarse lo ofrece Antonio Orihuela en una entrevista:

"Antonio Orihuela - La Anarquía tiene muy mala prensa: caos, desorden, descontrol... no podía ser de otra manera sabiendo para quien trabaja y de quién es la prensa. En el resto de los ordenes de la propaganda tampoco sale que digamos muy bien parada, libros de historia incluídos. No podía se de otra manera sabiendo para quien trabaja la publicidad, la propaganda y, finalmente, de quién es la universidad y la Historia que en ella se construye, y no digo ya la universidad privada dedicada a menesteres más lucrativos, de momento, con el Ministerio de la Verdad, tienen suficiente... pero la Anarquía no tiene nada que ver con eso, la Anarquía es más de andar por casa (sn), se tratar de vivir la vida sin que te dominen y sin ejercer dominio sobre nadie, y esto solo es posible cuando las personas son libres, autónomas y responsables, es decir, cuando no delegan en otros los asuntos que le atañen, y cuando practican el respeto hacia el otro y la solidaridad, el apoyo mutuo y la generosidad con los demás... Esto que parece retórica y palabrería hueca en realidad ha sido nuestro horizonte vital hasta hace menos de diez mil años, cuando las cosas se empezaron a torcer tras las primeras ciudades, desde entonces se nos viene pidiendo que, como anarquistas, nos olvidemos de nuestra vida y seamos esclavos de otros, que nos olvidemos de nuestras responsabilidades con el grupo y delegemos en personas que no conocemos de nada los asuntos públicos que nos atañen, que nos olvidemos que ha sido el respeto, la solidaridad, el apoyo mutuo y la generosidad la que nos hicieron una especie de éxito dentro de la escala de la evolución y que practiquemos el egoismo, la competitividad y la avaricia como valores excluyentes... En esa guerra andamos, y esa es la base de la enfermedad social que padecemos, porque en realidad la gente no quiere dejar de ser anarquista. Piensa que durante las ocho horas (teóricas) que uno tiene para atender su casa y sus seres queridos no hace sino participar de relaciones sociales libres, responsables, solidarias, respetuosas y generosas, así hacemos y deshacemos en nuestra casa, somos responsables de lo que ocurra en ella, mantenemos relaciones de respeto con nuestros padres, con nuestros hijos, somos generosos con ellos, recibimos alimentos gratis, damos alojamiento gratis, nos preocupamos por el otro... y todas estas prácticas sociales maravillosas se hacen al cobijo de la divina, la vieja acracia... Piensa en tus horas de descanso, en el gusto de compartir el lecho con la persona amada, son otras ocho horas de afirmación de ese mismo compromiso, también aquí es la anarquía nuestro refugio, nuestro sentido de la vida... Como ves, incluso los que no saben que son anarquistas verían como una locura que hubiera elecciones para que un individuo que no conoces de nada se metiera en tu casa y te dijera qué tienes que comer, qué programa ver, dónde dormir y con quién, etc. y desde luego, sin la práctica de todos los otros valores que hemos reconocido como anarquistas la vida social, tal y como la conocemos, sería impensable... Tampoco cantemos victoria porque está claro que los ataques del Capital contra estas esferas de la vida social cada vez son más preocupantes (asilos, guarderías, internados, prostíbulos, consejeros, etc.) y también nuestra resistencia a la delegación se va haciendo cada vez más frágil... A pesar de todo, tan solo en eso que neutralmente se llama mercado de trabajo estamos completamente sometidos a unas relaciones que no son anarquistas, que nos enferman, que nos esclavizan, nos explotan, y donde mandan relaciones de dominación que nos son extrañas, tan ajenas a nosotros que muchos hablan de este tiempo como el tiempo de la muerte frente al otro vivir que sería el vivido en la Anarquía... Como ves, casi todo el tiempo somos anarquistas aunque la gente no sepa que es la Anarquía..., y cuando no vivimos en la Anarquía enfermamos, porque el trabajo alienado nos enferma, porque las relaciones de explotación nos enferman y esa enfermedad es la que se extiende hoy por el cuerpo social, gangrenándolo y entregándonos al tiempo de la muerte... "


Entrevista de Luis Antonio Gónzalez Pérez a Antonio Orihuela en http://luisantoniogonzalezperez.blogspot.com/

24 de febrero de 2011

24 de febrero de 2011: La ruptura de la burbuja totalitaria: las opciones libertarias y las liberales (I)


Las distintas y múltiples versiones del totalitarismo guardan un cierto aire de familia: semejan burbujas, mundos cerrados, circulares, donde todo se explica, describe o valora, o se podría, en cualquier momento, explicar, describir o valorar a condición de disponer del tiempo necesario.

La salida de las burbujas totalitarias tampoco puede ser única pero puede guardar su propio aire de familia: no es inmediata, ni fácil. La burbuja no es una pompa de jabón que se desvanece con un simple chasquido de los dedos. Todo lo más cabe agrietarla, rasgarla, sirviéndose del rozamiento que provoca su contacto con todo aquello que queda fuera.

Para ello habría que moverse: impulsar la burbuja desde el interior y tomar algún camino cuyo final ni se entrevea a fin de evitar una nueva burbuja sólo que más amplia. Seguir algún sendero cercano, mejor que una carretera (desgasta menos), que se prolongue más allá del horizonte.

En vez de permanecer quietos, emprender el paso hasta que esa burbuja en la que uno vive a veces sin apercibirse vaya desgastándose. Y ponerse en marcha por sendas ya hechas para evitar la tentación del espejismo del caminar dentro de la burbuja por un supuesto camino que se va construyendo: desde dentro de la burbuja no puede abrirse ningún camino y el rodar por un salvaje modo del ser no hollado por el lenguaje, no hollado por ser humano alguno, no es más que una quimera de la que la burbuja totalitaria se sirve como argucia para autoconservarse.

Y uno no ha logrado ver otras veredas cuyo final no pueda verse a simple vista que no sean o la renuncia a la teorización, a la sistematización de la experiencia singular, o algunas variantes, no totalitarias porque también las hay, del pensamiento anarquista y del liberal.

23 de febrero de 2011

23 de febrero de 2011: tiempo caducando


Si al retornar al horario normal de trabajo rescatas de entre el cúmulo de asuntos pendientes en primer lugar las llamadas para pedir hora a los médicos en vez de, por poner un caso, los borradores del último libro en el que has estado trabajando los últimos años, es que algo que tiene que ver con el paso del tiempo y que no resulta muy agradable, está teniendo lugar...

22 de febrero de 2011

22 de febrero de 2011: Gaddafi


Uno todavía recuerda cuando en los ochenta el "imperialista" Reagan ordenó bombardear Libia (aunque no muy exactamente pues pensaba en 1984 y no en 1986, gracias Wikipedia...) . Una hija de Muammar el Gaddafi murió en aquella acción y muchos de nosotros, izquierdistas de rigor totalitario, salimos a denunciar la "agresión imperialista" sin decir palabra acerca del régimen del coronel. Ya nos estaba bien. Era antiimperialista...

Hoy, veinticinco años después, aquel sátrapa al que una buena parte de aquella izquierda realmente existente veneró hasta finales de los ochenta, parece que ha ordenado bombardear a su pueblo para conjurar las revueltas que se extienden a lo largo y ancho del país.

No sé si Estados Unidos ha dejado de comportarse como una potencia imperialista, aunque diría que no del todo; tampoco tengo mucha confianza en que estas revueltas en el mundo árabe acaben donde la mayor parte de la prensa occidental espera que finalicen, más bien todo lo contrario y el paso de una fragata y un barco de transporte iraníes hoy por el Canal de Suez no contribuyen precisamente a refutar las sospechas de uno. Mas lo que sí que está claro es que muchos cometimos el error de juzgar con distinto -y estúpido- rasero a las que juzgábamos finiquitadas democracias burguesas occidentales frente a los esperanzadores y utópicos totalitarismos en transición hacia el paraíso en la tierra.

Es difícil calibrar el daño que hemos hecho. Seguramente no mucho gracias a nuestra insignificancia. El más preocupante es el que nos hicimos a nosotros mismos...

21 de febrero de 2011

21 de febrero de 2011: correo del president Mas


Hace unos días recibí un correo del president Mas. En los últimos años, los presidentes de la Generalitat y sus consellers le están cogiendo gusto a practicar una forma educada de spam: es cierto que uno es empleado de ellos pero también es cierto que en lugar alguno puedo rehusar recibir estos mensajes. Me guste o no "debo" permitir su entrada en mi ordenador.

A propósito de este correo, Jordi Ramírez, en su Blog, apunta una reflexión sobre el mensaje del president que subscribo y reproduzco:

"El presidente me ha escrito una carta donde además de agradecerme mi trabajo (últimamente más bien poco, todo sea dicho) me dice que sus decisiones no son fáciles de entender. Esto puede ser debido a tres causas. La primera es que él no tenga muy claro cuál es el mecanismo, ni los motivos por los cuales toma sus decisiones. Es una hipótesis en la que vale más no pensar. La segunda es que el presidente me esté diciendo que él es más inteligente que yo, cosa que seguramente es cierta, pero está feo que me lo restriegue. Hace falta descartarla porque tengo claro que el honorable no puede ser un maleducado. La tercera es que el presidente sepa cosas que yo no sé y que me conviene no saber. Esta es quizás la más probable pero apunta a una concepción de la democracia algo problemática, para alguien a quien sus seguidores más brillantes han definido como un ejemplo democrático por haber sido esperando siete años (en lugar, supongo, de tomar la opción de la lucha armada, por ejemplo)"

19 de febrero de 2011

19 de febrero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXXVI): el Reichstag


5 de agosto de 2010. Tercera parte.

"En cualquier caso, profesándonos turistas sin ningún tipo de vergüenza trazamos los planes para el último día en Berlin que debía girar, por fin y de una vez, en torno al Reichstag y, por si de nuevo fallara, habíamos convenido en consagrar la tarde al vagabundeo.

A las nueve y media, después de un desayuno apresurado, nos bajamos en Brandenburger Tor y enfilamos la explanada hacia el objeto del deseo. A la altura de la enorme bandera alemana la cola parecía girar ligeramente hacia el Tiergarten y prometía una muy larga espera. Afortunadamente, se trataba de un grupo de turistas que esperaban los tratos de su guía con la administración del edificio y cuando hemos llegado casi a su altura se han puesto en marcha hacia las escaleras para entrar. Al ser temprano estábamos razonablemente cerca: a una hora y media de espera según los indicadores.

Y, efectivamente, en poco más de una hora y cuarto de tediosa espera hemos pasado bajo el famoso lema del arquitrabe, Dem Deutsche Volk ('Al pueblo alemán' o 'Para el pueblo alemán'). En los segundos que la frase ha estado suspendida sobre mi cabeza retazos de la historia contemporánea de Alemania han pasado por mi mente pero no han ido acompañados de ninguna emoción que merciera tal nombre. Claro que no es la primera vez.

Nunca he sentido, ni cuando cayó el muro, que estuviera viviendo 'momentos históricos' y menos aún, que viviera en el interior de 'la Historia'. Si en algunos momentos esa creencia pasaba por mi mente se debía, ante todo, a la insistencia de los periodistas. Una vez cerrada la televisión o doblado el periódico, a los pocos días volvía la impresión de que la Historia pasa a través nuestro sin que acabemos de saber demasiado acerca de la manera en que lo hace y que tiene luego poco que ver con lo que aparece en los textos de los historiadores profesionales.

No fue extraño, pues, que tampoco ahora lograra transformar en emoción de tipo alguno la íntima convicción intelectual de que esa frase encerraba metafóricamente gran parte de la Historia europea de los últimos dos siglos. En mi descargo cabe aducir que no ayudaba el gentío que la burocrática seguridad del edificio juntaba con su desabrido y lento registro justo a la entrada.

Una vez pasado el control, un ascensor atiborrado llevaba directamente hasta la cúpula de Norman Foster. El juego de los espejos del cono central, los amplios vidrios, la construcción limpia y efectiva y la luminosidad de la obra de Foster merecen la pena por sí solos. Pero no eran mi objetivo inicial. Había desistido de visitar la sala de plenos y, sobre todo, las dependencias en las que, según parece, todavía se conservan algunas de las inscripciones que los soldados soviéticos hicieron en las paredes tras la toma del edificio. Incluso en algún sitio leí que está la firma de Zhukov. Seguramente debe ser una leyenda urbana. Pero lo que sí quería era pasear por la azotea y acercarme al lugar desde el que se izó la bandera soviética e imaginar la perspectiva del Berlin asolado que debió observarse en mayo de 1945.

Mas, como siempre, entre las representaciones colectivas y las subjetivas media el mismo abismo que entre los recuerdos y la realidad: la perspectiva era imposible de reproducir porque no pude encontrar la posición desde la cual se tomó la famosa fotografía. Ni tan sólo lograba acordarme de la posición exacta de los soldados entre las estatuas del frontispicio. El sol que a media mañana caía a plomo sobre la ciudad hizo el resto. La bruma que envolvía el Berlin vencido era irrepresentable ante la fuerza del sol del Berlin de 2011 así que las ensoñaciones fueron fugaces y las rememoraciones mínimas. Tanto que me dediqué a contemplar la construcción de Foster y dejé para el refugio de mi memoria la caída de Berlin."

17 de febrero de 2011

17 de febrero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXXV). Viajeros y turistas




5 de agosto de 2010. Segunda parte.

"Ahora la cosa parecía presentarse más fácil. Con Wolfgang en el aeropuerto de Krakow el 9 de agosto a las 13:00, delante del puesto de Información. Provistos de móviles, Google Maps, GPS y otros gadgets que forman parte del equipamiento del turista tan sólo faltaba el menor de los detalles: llegar a Krakow en los próximos cuatro días tras pasar un par de días o tres en Breslau (Wroclaw). El procedimiento: tren hasta Breslau y luego coche por la única autovía polaca que unía Breslau con Krakow vía Katowice.

¿Y dónde estaba la aventura, el riesgo?

El riesgo suele aparejarse al viajero pero estaba claro que nosotros no somos "viajeros", en el sentido literario del término, que es el sentido por excelencia, de hecho no hay otro, sino "turistas", que "literariamente" al menos es muy diferente. O quizás no. ¿Y si más allá de la construcción del género de la "literatura de viajes" quepa albergar serias dudas de que puedan distinguirse tan claramente y no sean más que distintos grados de una misma figura?

Uno tiene la impresión de que la diferencia entre el turista y el viajero no es, en realidad, una diferencia substancial, esencial, de naturaleza, sino contextual, fáctica: todo viajero puede comportarse en ocasiones como turista y a la inversa.

La diferencia entre ambos radicaría en una cuestión de grado y sólo forzando la realidad empírica (los viajeros "extremos" de los medios de comunicación caminan por el mundo tan provistos de seguros como cualquier turista) en beneficio de la tradición literaria que ha insistido en separarlos desde el XVIII.

Si nos creemos esa más que dudosa distinción romántica, la diferencia redicaría en la distinta apertura a la confirmación de las experiencias respecto a los modelos de comprensión de la alteridad. El viajero las integra en y respecto a ellos tanto como el turista pero su grado de aceptación de lo extraño, su grado de disposición para la alienación, su capacidad de riesgo cognoscitivo sería mayor que la del turista. Éste viajaría con una escasa disposición para el riesgo cognoscitivo (no sólo el físico) y la negatividad: su objetivo sería lograr la plena conformidad entre sus expectativas y su experiencia, una conformidad que, en el fondo, sería el acuerdo entre la visión de la alteridad de la cual es partícipe en su comunidad y la propia alteridad. En resumen: el viajero se mostraría dispuesto a la negatividad y la frustración mientras que el turista buscaría la adecuación y la positividad.

No obstante, esta distancia es de grado: no existiría el viajero puro ni tampoco el turista puro. Para comprobarlo indiciariamente bastaría con leer, por ejemplo, The Songlines de Bruce Chatwin -ejemplo de como un viajero "puro" que parece buscar sólo la alteridad radical no puede evitar buscar las confirmaciones y las positividades- o Plataforma de Houellebecq -donde los excelentemente retratados turistas vulgares y corrientes no dejan de alimentarse de frustración de expectativas y negatividad hasta interiorizarlas como familiares-."

16 de febrero de 2011

16 de febrero de 2011: descubriendo a Juan Luis Martínez gracias a José María Cumbreño


De Juan Luis Martínez no tenía absolutamente ninguna noticia pero gracias a José María Cumbreño, que extiende su mano a un montón de buenos poetos desconocidos por muchos de nosotros y nos los acerca con buen gusto, se ha incorporado a esa amplia nómina de escritores que deben ser leídos con urgencia.

Dejo aquí algunos poemas de los recogidos por José María del libro de Juan Luis La nueva novela (1977):


"
LA CASA DEL ALIENTO, *
CASI LA PEQUEÑA CASA DEL ( AUTOR )

a Isabel Holger Dabadie
a Luis Martínez Villablanca


(Interrogar a las ventanas
sobre la absoluta transparencia
de los vidrios que faltan)


a. La casa que construiremos mañana
ya está en el pasado y no existe.

b. En esa casa que aún no conocemos
sigue abierta la ventana que olvidamos cerrar.

c. En esa misma casa, detrás de esa misma ventana
se baten todavía las cortinas que ya descolgamos.


* "Quizás una casita en las afueras
donde el pasado tiene aún que acontecer
y el futuro hace tiempo que pasó".
(De T. S. Eliot, casi).


LA GRAFOLOGIA

a R. Barthes

a F. Le Lionnais

"El nombre que puede nombrarse
no es el verdadero nombre"

Tao Teh King

*



A sílabas entrecortadas quiso repetir un nombre: (Jxuan de Dios), ¡Ah, ese si
que hubiera sido un verdadero nombre!, mas como un serrucho trabado en el
clavo oculto (que maldice el carpintero), sólo pudo pronunciar, a duras penas,
tartamudeando -atragantado por el aserrín de sus palabras- las chirriantes
sílabas de su apellido: (Mar - mar -ttí -nnez).




* (En numerosos poemas modernos y en varios cuadros de Picasso aparece también, sin que exista ninguna necesidad objetiva de ello, una sierra o por lo menos los dientes de un serrucho, colocados oblicuamente sobre superficies geométricas. No es necesario pensar en ninguna posible influencia: la aparición de ese símbolo de la sierra o del serrucho es de categoría negativa y sólo puede explicarse como uno de los signos que mejor traduce la coacción ejercida por la estructura sobre la poesía y el arte modernos a partir de la segunda mitad del siglo pasado)."

14 de febrero de 2011

14 de febrero de 2011: Rais


Uno sólo ha conocido dos verdaderos filósofos en su vida. Estudiosos de la Filosofía, eruditos, historiadores de la Filosofía, profesores de Filosofía, muchos... Filósofos, dos: Manel Orihuela, que hace muchos años que padece una esquizofrenia paranoide y abandonó la Filosofía y Rais Busom que nunca la ha dejado por completo pero que no se dedica profesionalmente a ella.

Mientras aun espero que ponga por escrito algunas de sus más lúcidas reflexiones y venza su batalla particular contra la burbuja de la lingüisticidad radical me llega la noticia de que ha resuelto autopublicar algunos de sus relatos. No tiene ganas de perder el tiempo esperando que las editoriales decidan sobre ese manojo de pequeñas joyas complejas y a veces herméticas que tuve la fortuna de leer en sus primeras redacciones hace algunos años.

La recopilación, que lleva por título El crepúsculo de los quarks. Unos cuantos cuentos cuánticos puede encontrarse aquí.

13 de febrero de 2011

13 de febrero de 2011: Bonhoeffer según Vattimo


En El País de ayer, Gianni Vattimo, en una entrevista con Francesc Arroyo, citaba una frase de Dietrich Bonhoeffer que me parece muy atractiva filosófica, teológica y poéticamente hablando. No estoy seguro de que sea exacta pero me fiaré del amigo Vattimo: "un Dios que existe, no existe".

11 de febrero de 2011

11 de febrero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXXIV). Wolfgang


5 de agosto de 2010. Primera parte.

"Al levantarse en el que será el último día dedicado a Berlin Esther me ha mirado y hemos coincidido en el diagnóstico: ahora, precisamente ahora, no tenemos ningunas ganas de empezar la parte viajera (o aventurera) del viaje. Nos quedaríamos en esta ciudad, paseando por Prenzlauerberg, conociendo sus bares, calles, parques, restaurantes y tugurios y quizás hasta a su gente. Ni siquiera haríamos ya muchas más excursiones por Berlin: tal vez los alrededores (Wannsee, Grunewald) o en un TGV Erfurt, Dresde o Leipzig, como teníamos proyectado en un principio. Cualquier cosa menos Polonia y eso que, como nos advirtió Ignasi antes de salir, la frontera europea no es el Oder sino el Bug y que atravesar Polonia no es ninguna aventura: que la aventura, si se la puede llamar así, comienza cuando entras en Bielorrusia o Ucrania.

Tampoco ha ayudado que por la noche llamara a mi amigo Wolfgang para citarnos con él en Krakow. Sus recomendaciones sobre la seguridad en el tren, que se han añadido a la penosa estampa del famoso Warszawa Express (un vulgar y corriente borreguero al que sólo su denominación le otorga ese plus cosmopolita que se supone debería tener) entrando renqueante y sucio en la Hauptbahnhof unos días atrás, no contribuyeron precisamente a tranquilizarnos.

Quedan lejos los tiempos en que Wolfgang y el que escribe nos citábamos en cualquier lugar de Europa para vernos y emprender un viaje o, simplemente, encontrarnos y charlar. En aquellos tiempos Internet sólo era una red de seguridad militar en USA y el móvil un proyecto, pero llamándonos con meses de antelación acabábamos encontrándonos sin necesidad de GPS, ni celulares, ni Google Maps, ni SMS.

En una ocasión nos citamos en Amsterdam, al lado del campo del Ayax, un sábado a las cuatro de la tarde: una localización que creíamos precisa. La lástima es que aquel día y a aquella hora los alrededores del campo estaban atestados de hinchas que preparaban la liturgia previa a un partido de, supuse, la Liga holandesa. Tardamos varias horas en encontrarnos entre tantos miles de personas pero lo hicimos cuando aun no habían despejado las proximidades y entrado en el campo: las agujas del pajar se hallaron.

Unos años después, por ejemplo, quedamos en encontrarnos en un hostal a las afueras de Salzburgo. Uno no recuerda cómo dimos el uno con el otro pero el caso es que el día previsto puedo evocar con total nitidez (o casi) la imagen de ambos caminando por una carretera secundaria a varios kilómetros de Salzburgo y acabando en un bar de carretera con pinball, pequeña pista de baile de discoteca y algunos camioneros y mujeres de aspecto patibulario. El recuerdo de aquella noche bebiendo y hablando en un bar perdido en el este de Austria que parecía un pedazo de mundo más cercano a Arizona que a la patria de Mozart permanece sólido, por lo extraño, en la memoria. Cómo volvimos a la ciudad antes de proseguir uno rumbo a Budapest y mi amigo creo que rumbo a Italia está envuelto en brumas: él tampoco se acuerda."

9 de febrero de 2011

9 de febrero de 2010: "Retorno a Brideshead" y la raíz católica de la actual izquierda hegemónica


Retornando a Brideshead revisited de Evelyn Waugh encuentro un encantador fragmento, una conversación entre Charles Ryder -interpretado por Jeremy Irons en la famosa serie de TV- y Cordelia -la hermana del Lord Sebastian Flyte que encarnó por su parte Anthony Andrews- que ilustra perfectamente la profunda raíz católica del entramado moral del que se nutre la izquierda realmente existente hoy día. Nada que objetar sólo que, en su ignorancia, los mismos movimientos "oenegeros" se proclaman laicos y algunos ferozmente anticatólicos...

"-No puedo dedicarte un rosario entero, ¿sabes? Sólo diez avemarías y un padrenuestro. Tengo una lista tan larga de gente... Rezo por ellas siguiendo un orden y les tocan diez oraciones, más o menos, una vez por semana.
-Estoy seguro de que es mucho más de lo que merezco.
-Oh, tengo casos más difíciles que el tuyo. Lloyd George, el káiser y Olive Banks.
-¿Quién es ella?
-La echaron del convento el trimestre pasado. No sé muy bien por qué. La madre superiora encontró algo que había escrito. Si no fueras agnóstico, te pediría cinco chelines para comprar una ahijada negra.
-Nada me sorprende de tu religión.
-Es una cosa nueva que un cura misionero empezó hace poco tiempo. Envías cinco chelines a unas monjas de África y ellas bautizan a un niño y le ponen tu nombre. Yo ya tengo seis Cordelias negras. ¿No es precioso?" (p67 de la traducción castellana de Caroline Phipps).

Pues eso, ¿no es precioso?...

7 de febrero de 2011

7 de febrero de 2011: hora de hacer balance de la crítica sobre la novela de mi hermano



Creo que ya se puede hacer un primer balance de la acogida que la crítica ha dispensado a la novela de mi hermano Pablo, El alquiler del mundo. Han aparecido reseñas en El País (Jordi Gracia), El Mundo (Ricardo Senabre) y El Periódico (Domingo Ródenas) así como en Culturamas y otros lugares de la Blogosfera y el Ciberespacio en general.

En general, excepto Senabre, bastante positivas aunque uno tiene la impresión que sólo Ródenas ha entendido la línea interpretativa intencional primordial (hay otras secundarias, algunas más no intencionales y muchas más contextuales) del texto de mi hermano.

No ha sido, de momento, un best-seller pero espero que tenga largo recorrido.

6 de febrero de 2011

6 de febrero de 2010: resaca electoral


Con una participación del 36% (nueve puntos menos que en la anterior convocatoria) el sindicato ha sido el único que ha crecido en número de votos: hemos conseguido unos 900 votos más y seguimos como tercera fuerza en la enseñanza pública catalana por encima de un sindicato de clase (UGT) que ha intentado reventar las elecciones por el procedimiento del voto por correo masivo en determinadas circunscripciones y que, en premio, ha quedado reducido a una condición residual. Hemos acortado distancias respecto a los dos mayoritarios con el mérito de que ellos obtienen sus votos tanto de primaria como de secundaria mientras que nosotros únicamente concurrimos en secundaria.

También afortunadamente, el éxito electoral ha permitido que estos dos sindicatos mayoritarios eleven a actitud pública lo que ya venían haciendo en privado y personalmente: el reconocimiento de nuestra legitimidad como opción sindical y la aceptación de que en nuestra manera de entender la acción sindical corporativamente está implícito un modelo educativo que, hoy día, creemos que es el único que puede asegurar la mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos al recuperar la enseñanza pública como mecanismo de ascenso social. En fin, que tuvieron el gesto de felicitarnos oficialmente por los resultados: nosotros habríamos hecho lo mismo.

Ahora a seguir...

4 de febrero de 2011

4 de febrero de 2011: y una última nota sobre culpas colectivas


Uno no ha podido resistirse a dejar constancia de un par de descripciones que Giles MacDonogh realiza en su libro y que ayudan, una a seguir interrogándose sobre la metodología de la atribución de la "culpabilidad colectiva" y la otra a introducir más elementos de juicio en el sempiterno debate acerca de la singularidad de la destrucción de los judíos europeos a manos de los nazis.

Respecto a esta última y a la singularidad de lo acontecido, MacDonogh muestra un ejemplo de cómo las a veces consideradas "únicas" prácticas nazis fueron utilizadas en otros momentos de nuestra historia, concretamente después de la guerra en Checoslovaquia:

"Se adoptaran medidas que imitaban conscientemente las tomadas por los alemanes coontra los judíos: sólo podían salir a la calle en determinados comomentos del día; estaban obligados a portar brazaletes blancos que, a veces, tenían estampada una 'N', de la palabra checa Nêmec, 'alemán'; se les prohibía utilizar el transporte público o caminar por las aceras; no podían mandar cartas ni ir al cine, al teatro o al bar; tenían restringidos los horarios para comprar comida, y no podían poseer joyas, oro, plata, piedras preciosas, aparatos de radio o cámaras. Se les proporcionaron cartillas de racionamiento, pero no se les permitía adquirir carne, huevos, leche, queso o fruta. Los alemanes debían estar también dispuestos a trabajar como esclavos en granjas, en fábricas o en minas" (p212)

Por lo que hace a la primera recoge uno un par de fragmentos sobre la suerte que corrieron algunos de los alemanes que vivían en Checoslovaquia unos implicados en el régimen nazi y otros no:

"Siegel tubo posteriormente la oportunidad de echar una ojeada a la celda 50 en una de sus rondas. Descubrió que la edad de sus ocupantes oscilaba entre los 16 y los 18 años, y al parecer eran miembros de la SS. A muchos de ellos les habían amputado recientemente las piernas o tenían las articulaciones dislocadas. Se les habían desprendido los vendajesy sus muñones estaban infectados" (p246).

Eran probablemente SS, jóvenes pero SS y la culpa colectiva, como ya sabemos, no distingue edades, no puede distinguirlas.

De los casi dos millones de alemanes que residían en Checoslovaquia, y que presumiblemente no eran todos y cada uno miembros de las SS, la Wehrmacht o del partido nazi, "se estima en casi un cuarto de millón de alemanes de Bohemia y Moravia (el número de los) que murieron a manos de los checos" (p253).

Por último, un detalla sobre la represión soviética en Königsberg (actual Kaliningrado), capital de Prusia Oriental: "De 73000 ciudadanos de Königsberg vivos en junio de 1945 solamente 25000 superaron la experiencia. Hermann Matzkowski, un harinero comunista al que los rusos habían colocado al frente de la alcaldía del barrio suburbano de Ponarth, informó de que, durante el mes de mayo, 15000 habitantes de Königsberg habían desaparecido o muerto en la prisión principal. El 20 de junio, un millar de personas fueron decapitadas en su presencia" (p265).

3 de febrero de 2011

3 de febrero de 2011: un poco más sobre culpas colectivas


Al hilo de las ocurrencias sobre el tema de la culpabilidad colectiva estos días está uno dándole vueltas a varios aspectos. Creo que también existe una cierta "industria" de esa culpabilidad nacional que se ceba con determinadas colectividades (alemanes, israelíes, árabes, yankees, turcos...) y olvida otras extrañamente si se sigue su perversa matriz lógica jaspersiana-dostoievskiana.

En el volumen de McDonogh (Después del Reich) se recogen, por ejemplo, las incontables atrocidades cometidas contra la población de ascendencia germánica una vez concluida la guerra por checos o polacos, por ejemplo. Ya no se abundaría en los exterminios masivos de judíos perpetrados por lituanos, letones o croatas que gozan de escaso predicamento mediático. Pero el hecho de que no se haya incoado nunca el expediente mediático contra checos o polacos por esos crímenes quizás podría decir mucho acerca de los mecanismos e intereses que rigen la aplicación política de esa metafísica culpabilidad colectiva.

También el libro de MacDonogh ofrece un reverso de la prototípica imagen del adolescente nazi que denuncia a sus padres, tópico de la narrativa fílmica contemporánea que a uno le ha sorprendido mucho máxime por su total ausencia del panorama cinematográfico sobre el tema:

"La reestructuración de los campos de Freiwaldau por las autoridades de Praga no fue bien aceptada por los guardias partisanos... Los guardas propinaban palizas a los recién llegados golpeándolos con látigos y con las culatas de los fusiles. Latzel describe el caso de dos muchachos de quince o dieciséis años que intentaron escapar y fueron devueltos al campo por sus padres comunistas. Tras haberles marcado las nalgas con cruces gamadas, los torturaron lentamente hasta casi matarlos. Finalmente, fueron fusilados frente a dos prisioneros seleccionados de cada uno de los barracones" (p231).

2 de febrero de 2011

2 de febrero de 2011: ¿una injusta consideración de Jaspers?


Me comenta uno de esos pocos lectores pacientes y atentos que uno tiene que cree que he incurrido en un error ("de bulto" añadiría) a propósito de la nota sobre Jaspers y la "culpa colectiva". He leído lo que escribí y es cierto que un párrafo está lo suficientemente mal redactado como para dar a entender que Jaspers sostenía la "culpabilidad colectiva" y la aplicaba, además, al pueblo alemán a propósito de lo sucedido durante el Holocausto. Y eso es, efectivamente, un error.

Jaspers rehuyó la posibilidad de extender la culpabilidad más allá de los individuos concretos. Con todo, si uno quiere forzar las cosas, o sospechar, hay que tener en cuenta que utilizó el término "responsabilidad general" para describir las consecuencias morales del comportamiento de los alemanes durante el régimen de Hitler, lo cual a uno le parece, con los debidos matices, una forma eufemística de hablar de "culpa colectiva" aunque no sea lo mismo.

En cualquier caso, mi objetivo (no logrado, está claro) era indicar la relación entre la teorización de Jaspers (que sobre el tema ya llevaba meditando más de treinta años, desde el final de la I Guerra Mundial) y el propósito político de los aliados y, sobre todo, llamar la atención sobre cómo la noción filosófica de "culpa metafísica" entendida al modo mismo en que Jaspers la formuló, podría darle cobertura sin ser el resultado de una intención del propio Jaspers. Es decir, trataba de mostrar el peligro que un concepto filosófico deficientemente formulado puede entrañar en su aplicación política. El empeño de uno era apuntar que la vaguedad de la noción filosófica enunciada por Jaspers, que se emparenta con la tesis de Dostoievski, puede ser instrumentalizada políticamente como lo está siendo en las últimas décadas y acaba deviniendo perjudicial para un análisis concienzudo sobre las posibilidades y límites de la acción humana.

Pido disculpas por no haberme explicado mejor o seguir sin hacerlo. Apenas tengo tiempo para revisar, ahora, los textos...