7 de enero de 2011

7 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXIX). "En todos sitios cuecen habas".


3 de agosto de 2010. Segunda parte.

"El turista decepcionado es presa fácil del desánimo y tiende a orquestar una descripción melodramática de su periplo -y del sentido de éste- si no remedia rápidamente su frustración con algún éxito. Como no teníamos prevista otra actividad para el día que pudiera reportar una gratificación inmediata, en nuestro caso, el fármaco fue volver a casa y dedicar la tarde a la lectura y al paseo por el barrio de Pankow, el otrora famoso distrito donde, en rigor, residía la capitalidad de la DDR.

Al abrir de nuevo las Pequeñas alegrías de Hesse, enlazo la frustración con la lectura, un par de días atrás, del texto "Diálogo" que releo. El escrito de Hesse recrea una hipoptética conversación sobre un libro de Werner Hegemann dedicado al emperador Federico I de Prusia, propietario del palacio de Charlottenburg, entre un profesor crítico con el ensayo y Hesse, firme defensor de la monografía.

Dos detalles le han llamado a uno la atención. El primero: Hesse defiende el retrato de Federico I como monarca "antipático, distante, malvado y frío" que gozaba de escaso crédito entre el pueblo alemán que, además, confluye con su propia baja opinión sobre el personaje desde sus tiempos de escolar. Una mala opinión sin apenas datos que la puedan sostener. En este aspecto uno se siente solidario con el alemán: nunca me cayó bien, sin poder aportar ninguna rzón objetiva, este monarca.

El segundo: una curiosidad. El profesor critica, en el ficticio diálogo, a Hegemann y a quienes como él responden al prototipo del intelectual alemán que se distingue por poner en tela de juicio todo aquello que su cultura y sociedad producen infravalorándolo al tiempo que sobrevaloran lo ajeno, lo extraño. Y uno, que siempre había pensado que esta actitud, intelectual y moralmente irreprochable en su honestidad al tiempo que excelente vacuna contra los virus del provincianismo y el nacionalismo, era propia de los dominios situados al sur de los Pirineos mientras que en Europa, llegando a veces a rozar el chauvinismo más burdo, la constante era más bien el reconocimiento de la historia propia y sus actores más distinguidos y su encumbramiento, debe reconocer, otra vez -y van...-, la ligereza de su juicio y concluir que 'en todos sitios cuecen habas'.

Un buen contrapunto para Charlottenburg y la maestría de los publicistas..."