19 de enero de 2011

19 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXXI). La galería de tiro de la Stasi


4 de agosto de 2010. Primera parte.

“Nos despertamos con el ruido de las excavadoras que, a pocos metros, reforman la antigua galería de tiro de la Stasi para convertirla en no sabemos exactamante qué financiado por el estado de Berlin-Brandenburg. De hecho, como si ahora nos apercibiéramos de ello, medio Berlin Oriental está patas arriba sin que lo parezca.

Por un lado, la ciudad dedica, como ninguna otra que hayamos visitado, amplios espacios que sustrae de la especulación inmobiliaria a esa Historia de la que ha sido gran protagonista durante el pasado siglo. La conservación de los numerosos memoriales del Ejército Rojo, los monumentos conmemorativos del Holocausto o la del solar donde se erigían las sedes principales del aparato policial nazi, probablemente serían impensables en otras ciudades, como por ejemplo en Barcelona donde seguramente se economizaría el espacio consagrado sustituyéndolo por un espacio simbólico ocupado por algún diseño de moda.

Por otro, la abundancia de parques y jardines, más pequeños pero más frecuentes en la parte este, y las calles arboladas, contribuyen a producir en el caminante la impresión de estar ante una ciudad acogedora cuya ordenación urbanística casi sugeriría un plan en el que se ha procurado preservar el equilibrio entre temporalidad, ciudad, modo de producción económica y modo de vida de los ciudadanos.

Con todo, esta idílica armonía encubre esa otra realidad: Berlin está en plena reconstrucción. En Prenzlauer Berg hay varias rehabilitaciones masivas en marcha que huelen, inequívocamente a negocio inmobiliario: aunque parece que se conservan la mayoría de las fachadas y las entradas típicamente berlinesas, los espacios empiezan a aprovecharse sobre todo en perjuicio de los habitualmente espaciosos patios interiores que, al menos en los bloques en los que hemos fisgoneado, son considerablemente más pequeños. Dos ejemplos más atestiguarían esta pujanza del negocio sobre la historicidad: la Kunsthaus Tacheles, a la que hemos dedicado la mayor parte de la visita turística del día y el derribo de un castaño en la KastanienAllee.”