30 de enero de 2011

30 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXXIII).


4 de agosto de 2010. Tercera parte.

"La visita a la Tacheles suscitó, a la hora de la cena, una viva controversia con Clàudia acerca de la verdadera naturaleza de este free space. Uno duda, francamente, que la Tachele sea tyan "free" como se proclama. Si cualquiera de nosotros decidiera ocupar provisionalmente un espacio para exponer sus obras, por poner un ejemplo, en la amplia última planta donde expone Rodin, o en el patio, al lado de la granja o de ARDA, ¿la cosa sería así de simple, fácil y cordial?

Seguramente este "lugar libre" no es tan libre como se autoconsidera. Aunque no se rija exclusivamente por criterios crematísticos nos tememos que algún sistema de jerarquización basado en el prestigio, la antigüedad en el edificio o en algún tipo de contribución laboral comunitaria o incluso económica, debe existir. En este sentido, la Tacheles no es un espacio artístico presto para su ocupación indiscriminada.

Y es aquí donde la discusión fue a parar a nuestros queridos "okupas" del barrio. Hablamos sobre aquellos que fueron vecinos durante unos meses y de cómo su actitud, que incluyó el robo de una escalera de mano propiedad de mi suegra (para lo cual entraron entraron cómodamente en nuestro edificio) y algunas defecaciones en la terraza de la casa "okupada" para solaz escatológico del vecindario ("c'est ça épater le bourgeois!") y goce olfativo de nuestra casa. Su ejemplo acabó de poner en tela de juicio la solidez ideológica de la mayoría de las formas actuales del antiguo movimiento squat.

Sí, no cabe duda de que, en cierta medida, la propiedad privada es un robo como acostumbran a proclamar muchos de nuestros "okupas". Supongo que por ello se hicieron con la escalera de mano. Lo extraño es que no la devolvieran nunca. Únicamente cuando la policía los desalojó la escalera volvió a "ser prestada" a su antigua última usufructuaria (pues lo de "dueña" es, calaramente, burgués y reaccionario). También es posible que la tomaran prestada y se les olvidara devolverla... Sí, también es posible...

Con todo, lo más triste de esta inconsistencia ideológica no fueron las defecaciones, ni la sustracción de la escalera, ni las "fiestas salvajes" hasta el amanecer que no dejaban dormir a los vecinos, la mayor parte de los cuales se dedicaban al burgués y reaccionario empeño de trabajar por cuenta ajena vendiendo su fuerza de trabajo. Lo más aptético fue una actitud más nimia y prosaica: cada mañana, cuando a eso del mediodía salían, todos llevaban buen cuidado en cerrar con cadenas y candados el "recinto libre okupado" como cualquiera de nosotros, pequeño burgueses y reaccionarios que habitamos en el interior del sistema, acostumbramos a hacer cuando dejamos la casa vacía.

No, evidentemente esta semejanza es capciosa: cerraban el paso a los cuerpos represivos del estado que, como es bien sabido, cuando asaltan un domicilio por la fuerza tienen la mala costumbre de entrar por la puerta..."

29 de enero de 2011

29 de enero de 2011: "Comentario a un poema de Ben Clark"


Esta sería la primera versión definitiva del poema con el que he estado luchando desde que leí el de Ben Clark. Ya se sabe que quizás esto no tendrá mucho que ver con lo que aparezca en papel (si aparece finalmente) pero por aquí irá, creo:


COMENTARIO A UN POEMA DE BEN CLARK


Seguramente no hablamos de la misma isla.

En honor a la verdad, y para ser exactos,
eres tú quien "habla".
Yo me limito a leerte.
Así son las cosas.
Sin embargo, quisiera comentarte
algo que me sucedió al leer tu poema
y que me ha llevado
a utilizar la primera persona del plural:
como si entre ambos se hubiera abierto
una conversación espontánea.

Insisto,
seguramente no hablamos de la misma isla
pero tengo la impresión de que la tuya
está muy cerca de la mía,
al norte de aquella en la que pasé
tantos veranos
y a la que soñé
con mudarme algún día lejano
que siempre pensé inminente.

Al norte y cerca
aunque sean dos islas distintas
es como si fueran la misma
de tan próximas como parecen
en espacio y espíritu.

Durante años hice planes
para reemplazar las antenas, las aceras y los plataneros
por el turquesa, las blancas arenas y las algas.
Pensaba que el futuro mejor
aguardaba en la isla.

Y ahora te leo
hablando de la isla,
de la tuya y de la mía,
tan cerca, al norte,
contando que tienes noticias
de tus antiguos compañeros
- ya mayores- por los periódicos:
el Carnegie Hall, Manhattan, Amsterdam, Abu Dhabi...
y no puedo evitar pensar
en los míos,
en mis antiguos compañeros,
y en que lo poco que sé de ellos
es lo que observo cuando vuelvo al barrio
y los veo pasear con sus familias
un domingo cualquiera por la mañana
porque la inmensa mayoría,
excepto algunos muertos,
siguen todavía allí.

Y al hacerlo siento que tal vez
no estaba tan equivocado
cuando la esperanza de
jugar con las olas en la orilla
y mirar el horizonte
pudiera haber sido una de esas vidas mejores
que siempre esperamos.

Aunque no fuera la misma isla.

28 de enero de 2011

28 de enero de 2011: Gracias a Ben Clark


Desde que en junio acabé el poema sobre Karadzic y recopilé todos aquellos en los que había estado trabajando los dos últimos años para pasarlos a amigos de buen sentido y apreciable capacidad crítica antes de sumergirlos unos meses en el cajón para resposar, no había escrito ni un verso. El fin de semana pasado leí en el Blog de Ben Clark, un notable poeta que estoy descubriendo, un poema que me sacudió y me puso de nuevo en faena.

En ratos muertos, pocos, por las noches toco y retoco un poema que parte explícitamente de "La Isla" de Ben. Le doy las gracias por haberme sacado unas horas de la jungla de acero en la que vivo: vuelvo a trabajar sobre algunos versos aunque el cielo siga desaparecido. Es una novedad escribir poesía a altas horas de la madrugada. Ya veremos cómo le sienta a uno y a sus palabras...

El poema de Ben Clark:

"La Isla

¿Tren? ¿Pero un tren adónde?
De una conversación con peninsular


Nací al nivel del mar y fui educado
en una escuela pública,
allí se procuraba que entendiéramos
que cualquier dirección para nosotros
sería cuesta arriba.

Nos soltaron un día y hubo fiesta,
besos, gritos, la vida por delante.
Y al llegar a las aguas nadie habló
y al llegar a las aguas regresamos hundidos,
–recuerdo que fue así–,
inmóviles errantes, juventud
perfectamente aislada.

Algunos compañeros lo lograron,
tengo noticias suyas por la prensa;
Carnegie Hall, Manhattan –qué ironía–,
Ámsterdam o Abu Dabi,
da lo mismo,
en todo el mundo llenan los teatros
con hombres de altura y damas azoradas
que escuchan nuestra historia,
nuestra historia;
el testimonio oscuro de jóvenes que nunca
llegaron a albergar una esperanza."

27 de enero de 2011

27 de enero de 2010: la aventura editorial de "La vida rima" ha comenzado


Mi amigo José Naveiras me escribe para avisarme que hoy tendrá lugar la puesta de largo como editorial de la asociación cultural a la que pertenece desde hace cuatro años. El volumen, de Nacho Aldeguer, lleva por título Quiero a todo el mundo, pero este libro de amor no lo escribí para nadie y se presentará esta noche a las 20:30 en la librería, de agradable nombre, "Tipos infames" (C/San Joaquín, 3, Madrid).

Que tengáis suerte y que la editorial tenga una buena y larga vida.

26 de enero de 2011

26 de enero de 2011: la culpa colectiva, Jaspers y Dostoievski (y II)


Esta noción metafísica ha ayudado a que, por ejemplo, los nacionalismos y los fundamentalismos religiosos hayan podido fundamentar eficazmente sus doctrinas, proclamas genocidas o justificar sus comportamientos criminales (la conocida justificación de que todos los que estaban en las Torres Gemelas eran -"objetivamente"- cómplices del imperialismo norteamericano).

Lamentablemente, la discusión de esta tesis en términos metafísicos no ha rendido aun los resultados apetecidos y uno tiene la impresión que es debido a su falta de precisión, a su contrafactividad. ünicamente la vía de la contrastación empírica, real, de la tesis puede rebatirla y mostrar su absurdo que es, además, el absurdo de la afirmación de Dostoievski: "Todos somos responsables de todo, ante todos".

En su ensayo Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana, Giles MacDonogh esboza tosca pero eficazmente esa contrargumentación que vacía a Jaspers y a Dostoievski de contenido empírico y los devuelve al dominio de la poesía especulativa de donde tal vez nunca deberían haber salido.

Escribe MacDonogh:

"La inclusión de los niños en la culpa colectiva podría aceptarse en función de que iban a crecer hasta ser alemanes, y por tanto, posiblemente nazis. A continuación tendríamos que determinar, claro está, cuál es la edad a la que un niño se hace alemán y se le pueden achacar los crímenes de su país. Es evidente que no sería a los 21 años (cuando muchos ya habían ingresado en el ejército) o a los 18 (cuando es probable que hubiesen sido llamados a filas y formasen parte del grupo de los combatientes más valerosos e implacables) o a los 16 (cuando ya habían sido reclutados en unidades antiaéreas o, como Gunter Grass, estaban a punto de ser obligados a entrar en las SS...)... En una sociedad adoctrinada tal vez habría que imponer una línea divisoria para la culpa a los siete años, en cuyo caso deberíamos fijar una fecha en que los niños habían alcanzado dicha edad. Ese año, ¿fue 1933 o 1945, doce años después de la última elección libre?" (p15)

Sobran más comentarios...

24 de enero de 2011

24 de enero de 2011: la culpa colectiva, Jaspers y Dostoievski (I)


La tesis filosófica de la "culpa colectiva" ha acabado teniendo un gran impacto en la vida política de las sociedades occidentales en las últimas décadas. El ejemplo más claro lo constituyen las declaraciones solemnes de asunción de culpa y las peticiones de perdón realizadas en nombre de países por crímenes cometidos durante contiendas.

Probablemente se deba a Karl Jaspers el éxito filosófico de la noción de "culpa colectiva". En opinión de uno, Jaspers se limitó a dar forma filosófica, con particular éxito, a una convicción vindicativa -comprensible, por otro lado- de los Aliados durante la guerra contra el nazismo: la de que todo el pueblo alemán era cómplice de Hitler en tanto que no fue capaz de articular una oposición sólida y efectiva contra su régimen ni dimitir del esfuerzo bélico desertando o renunciando a la producción militar en la retaguardia.

Jaspers, aunque distinguió en El problema de la culpa varios niveles (culpa criminal, política, moral y metafísica) acabó justificando la posterior extensión de la categoría metafísica a todas las demás por la vía de su vaguedad: "...hay una solidaridad entre hombres como tales que hace a cada uno responsable de todo el agravio y de toda la injusticia del mundo, especialmente de los crímenes que suceden en su presencia o con su conocimiento. Si no hago lo que puedo para impedirlos soy también culpable. Si no arriesgo mi vida para impedir el asesinato de otros, sino que me quedo como si nada, me siento culpable de un modo que no es adecuadamente comprensible por la vía política y moral" (p54).

Esta variación del famoso "pecado por omisión" es tan genérica, vacua y ambigua que acaba tapando a las otras, especialmente a la culpa jurídica, no contemplada como tal por Jaspers y que tal vez debería ser, justo, una de las categorías centrales para un minucioso análisis de la noción.

22 de enero de 2011

22 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXXII). El castaño y la "KunsthausTacheles"


4 de agosto de 2010. Segunda parte.

“En la hermosa KastanienAllee, un castaño colosal, tal vez enfermo -por las manchas amarillentas que salpican la mayoría de sus hojas-, será talado para edificar, en el solar sobre el que se yergue rodeado de pequeños edificios,un bloque de pisos de alto standing como anuncia la empresa promotora. Quizás el terreno no de para mantenerlo como centro de un pequeño parque y menos en una calle profusamente arbolada. Puede, además, que el castaño esté, realmente, enfermo. No obstante, uno tiene la sensación de que en otro momento histórico el castaño no hubiera sido derribado y reemplazado por viviendas de cierto estilo.

Tampoco la tantas veces anunciada como inminente demolición de la Tacheles, se lleve o no finalmente a cabo o se vuelva a postergar, diríase que obedezca a más motivos que los economómicos. Ni siquiera los políticos -que también pareció haberlos en determinados momentos- explican por sí solos la insistencia en la desaparición de la autotitulada “única galería artística libre” de Berlin.

Situada en plena OranienburgStrasse y cerca de un descampado que, según algunos, se incluiría en el paquete edificable, no parece, a simple vista, que este icono del Berlin underground amenace ruina como para derruirlo.

Chafardear por la Tacheles tiene su gracia. En tiempos debió ser un centro neurálgico de la producción artística alternativa a los circuitos oficiales y de la contracultura berlinesa. Hoy día es un espacio perfectamente normalizado pese a su pomposa autodenominación y más que Kunsthaus funciona como una atracción turística más: otro resto histórico.

De las exposiciones que alberga tan sólo la del pintor bielorruso Alexander Rodin, que ocupa la última planta completa del edificio, y la del ARDA, que trabaja con metal, nos llamaron suficientemente la atención. Del resto, uno no sabe si su exterioridad respecto al on-Berlin se debe a su excentricidad, su voluntad negativa o su bajísima calidad artística pero ya, en casa, se inclina por esta última posibilidad.”.

21 de enero de 2011

21 de enero de 2011: Apocalípticos e integrados


Uno siempre ha tenido la impresión de que, siguiendo la afortunada categorización de Eco, todos los apocalípticos acaban deviniendo integrados. No obstante, lo que no se le había pasado por la cabeza es que los integrados acabaran mutando en apocalípticos que es el fenómeno que se está produciendo ante nuestros ojos al menos en Catalunya.

Ayer uno de los periodistas más próximos al régimen, sea este cual sea, abundó en la afirmación apócrifa pero atribuida a Artur Mas según la cual la prioridad del gobierno de la Generalitat era cómo pagar las nóminas del mes de enero. Ahora, el periodista, vocero de las entrañas del régimen señala que si el gobierno español impide al catalán una nueva emisión de deuda las arcas de la Generalitat sólo darán para pagar las nóminas de enero y febrero. Así titula su artículo: "Esto está a punto de estallar". Y para colmo, el siempre razonable y mesurado Duran i Lleida avisa de que "Si Catalunya se va a pique, España también".

Lo dicho: los integrados son, ahora, apocalípticos. ¿Por qué será?...

20 de enero de 2011

20 de enero de 2011: "Bajo la lluvia", definitivamente, verá la luz en unos meses


Ayer llamé a José Navieras para interrumpirle, como siempre, su comida y preguntarle qué tal había ido la reunión sobre la publicación de Bajo la lluvia. Finalmente, lo que se apuntó hace unas semanas se concretó. El libro se publicará en los próximos meses en Amargord. Podría decir que no quepo en mí de gozo pero sí que quepo. Estoy, con todo, muy contento. Si todo sigue su curso normal, el tercer libro escrito por uno e ilustrado magníficamente por José Naveiras verá la luz en tercer lugar a la espera de que la editorial que examina el cuarto, dé noticias.

Que los libros escritos sigan, aunque sea con varios años de retraso (dos en el caso de Del Tercer Reich, seis en el caso de Filosofía de la minucia, unos ocho o nueve en el caso de Bajo la lluvia), en su secuencia de publicación la secuencia de escritura es algo que me complace. Manías de uno...

19 de enero de 2011

19 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXXI). La galería de tiro de la Stasi


4 de agosto de 2010. Primera parte.

“Nos despertamos con el ruido de las excavadoras que, a pocos metros, reforman la antigua galería de tiro de la Stasi para convertirla en no sabemos exactamante qué financiado por el estado de Berlin-Brandenburg. De hecho, como si ahora nos apercibiéramos de ello, medio Berlin Oriental está patas arriba sin que lo parezca.

Por un lado, la ciudad dedica, como ninguna otra que hayamos visitado, amplios espacios que sustrae de la especulación inmobiliaria a esa Historia de la que ha sido gran protagonista durante el pasado siglo. La conservación de los numerosos memoriales del Ejército Rojo, los monumentos conmemorativos del Holocausto o la del solar donde se erigían las sedes principales del aparato policial nazi, probablemente serían impensables en otras ciudades, como por ejemplo en Barcelona donde seguramente se economizaría el espacio consagrado sustituyéndolo por un espacio simbólico ocupado por algún diseño de moda.

Por otro, la abundancia de parques y jardines, más pequeños pero más frecuentes en la parte este, y las calles arboladas, contribuyen a producir en el caminante la impresión de estar ante una ciudad acogedora cuya ordenación urbanística casi sugeriría un plan en el que se ha procurado preservar el equilibrio entre temporalidad, ciudad, modo de producción económica y modo de vida de los ciudadanos.

Con todo, esta idílica armonía encubre esa otra realidad: Berlin está en plena reconstrucción. En Prenzlauer Berg hay varias rehabilitaciones masivas en marcha que huelen, inequívocamente a negocio inmobiliario: aunque parece que se conservan la mayoría de las fachadas y las entradas típicamente berlinesas, los espacios empiezan a aprovecharse sobre todo en perjuicio de los habitualmente espaciosos patios interiores que, al menos en los bloques en los que hemos fisgoneado, son considerablemente más pequeños. Dos ejemplos más atestiguarían esta pujanza del negocio sobre la historicidad: la Kunsthaus Tacheles, a la que hemos dedicado la mayor parte de la visita turística del día y el derribo de un castaño en la KastanienAllee.”

18 de enero de 2011

18 de enero de 2011: toda la belleza...


Toda la belleza, complejidad, plasticidad, orden y aleatoriedad del futbol americano queda plasmada en la carrera de 67 yardas con touchdown final que el corredor de Seattle Marshawn Lynch realizó en el partido contra New Orleans y que acabó, a la postre, siendo decisiva. Puede verse aquí.

Una semana después, Lynch, en el partido que su equipo perdió en la semifinal de Conferencia contra Chicago, sólo consiguió 2 yardas de avance en cuatro intentos.

17 de enero de 2011

17 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXX). La luz del espía que surgió del frío


3 de agosto de 2010. Tercera parte.

“Finalmente, la tarde se pierde entre lecturas, compras de vituallas y juegos y al anochecer, después de comer un plato de pasta bien cocinada, empieza a llover suavemente. El sirimiri ha aparecido de improviso poniendo fin a un día de abochornante calor y lo aprovechamos para gozar del frescor del anochecer berlinés al amparo de la mortecina y escuálida iluminación del barrio.

Caminamos hacia Pankow bajo la llovizna y nos entretenemos en atisbar al paso, entre las ventanas sin cortinas ni persianas de las primeras plantas, el mobiliario de los berlineses de esta zona y certificamos que lo que constatamos las primeras noches en los imponentes edificios de nuestra calle se repite en este área de la ciudad: pocos muebles, paredes blancas y predominio de las lámparas de papel. La mayoría de los apartamentos comparten estos rasgos tan distintos de las casas bávaras, atestadas de objetos y bien iluminadas, que frecuentamos en Baviera un par de años atrás.

Una luz débil y amarillenta proveniente de unas pocas y espaciadas farolas mantiene a raya la oscuridad creciente que se desplaza veloz por las calles silenciosas: otros tiempos y otros lugares parecen convocados por este iluminado también de otra época, de otro mundo. Luces y sombras del Berlin de Le Carré, de Karla y el Checkpoint Charlie, de El tercer hombre, de Carlos y el KGB, del SED y Honecker, de Mischa Wolf y la Stasi, pero también de mi infancia en la periferia de Barcelona.

Esta vivencia multidimensional llega a ser embriagadora y hemos prolongado el paseo todo lo que nuestras ya fatigadas piernas nos han permitido. Cuando, finalmente, el cansancio ha desdibujado las imágenes pretéritas y los saltos entre espacios y tiempos, la ilusión ha dado paso al sentido común. En Prenzlauer Berg en verano, de vacaciones, la falta de luz puede hacer brotar todo un mundo de ensoñaciones al turista. Sólo es preciso que encuentre la disposición para ello. Sin embargo, si trabajáramos en Berlin, un día cualquiera de enero, a las cinco de la tarde, ya de noche, a dos o tres grados bajo cero y en cualquier barrio de los arrabales de la capital alemana, ¿pensaríamos en algún momento en la romántica Alemania dividida de la Guerra Fría?”

15 de enero de 2011

15 de enero de 2011: Javier Cercas. Al César lo que es del César.


Ya quedó dicho aquí en su momento que Anatomía de un instante no le pareció a uno merecedora de excesivos parabienes. La impresión de que Javier Cercas está sobrevalorado ha ido arraigándose con el paso de los años en el almacén de opiniones coloquiales. No ayudaron tampoco demasiado algunos de sus artículos. No obstante, como ya pasó en su momento con García Montero, Muñoz Molina o Vargas Llosa, integrantes distinguidos del jardín de las fobias que uno cultiva con esmero, el artículo que publica en la edición de hoy de El País, obligará a buscar nuevo abono para que el parterre en el que vive Cercas pueda seguir luciendo aunque sea en las cercanías del invernadero de mis amores. Lleva por título "El fracaso de la izquierda en Cataluña" y, con los debidos matices, las tesis de que "Catalanista o españolista, el nacionalismo es reaccionario", de que la debacle del PSC se debe a su alineación con el nacionalismo, de que la equiparación entre política lingüística franquista y política lingüística democrática es falaz y de que no se puede hablar en rigor de persecución del castellano en Catalunya, no pueden por menos que ser suscritas por quien escribe.

Hoy, por fin una, hora y media de calma: desayuno con croissant, mirada al cielo que aparece, lectura del diario y los Choros de Villa-lobos. Esta mañana le toca a uno vivir en la República burguesa... Por la tarde a volver a la fundición...

14 de enero de 2011

14 de enero de 2011: como si se viera un documental


Maratonianas jornadas de acero. Es época de elecciones y los ya de por sí largos horarios, se expanden desde primera hasta prácticamente última hora. En este sindicato cuanto más alto es el cargo más responsabilidad y más horas. Como siempre debería de ser, por otro lado. El cielo es, ahora mismo, una idea. La República de las Letras algo que aparece en los Blogs que sigo. Un lugar en el que viven, o malviven, los poetas. Las crónicas de Batania sobre las Jam sessions de "Diablos Azules" en Madrid, por ejemplo, semejan un documental en el que los que vivimos fuera de la Nación nos embelesamos con la celebración de la poesía que se realiza en sus calles, día sí, día también, mientras nosotros nos suprimimos en el trabajo y mal leemos prosas. Y gracias a estos documentales...

Apenas queda tiempo para escribir. Uno pasa a limpio las notas del viaje estival y no abre un libro de poesía. Esperan su turno de ver una luz que difícilmente verán en semanas, los cosacos de El Don Apacible de Shólokhov, los Mélejov y los habitantes del jútor Tatarski y el "realismo socialista", así como Ciudad Juárez y 2666 de Bolaño, dos empresas soberbias en la tradición de la novela como artefacto complejo y obra de arte total. También aguardan su momento películas, óperas...

Ahora es el tiempo de los ensayos de historia política y militar de la Europa del s. XX. Leo Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana, varios cientos de páginas que dan esa mínima ración de alimento que le permite a uno asistir a esos documentales...

12 de enero de 2011

12 de enero de 2010: ante la inminencia


Ocurre que cuando el porvenir se anuncia parece depender de uno recibirlo con entrega entusiasta, fatalidad o desasosiego.

En realidad, lo que ha de advenir siempre ha estado ahí, ofreciéndose, mostrándose y ocultándose al tiempo. El advenimiento de lo futuro no ha dejado jamás de acontecer y siempre más deprisa de lo que uno cree.

Este desasosiego que ahora nos invade a algunos no proviene seguramente del cataclismo, el trastorno o la dislocación que podamos entrever, pues nada sabemos a ciencia cierta sobre lo que haya de venir, sino más bien de la creciente sospecha de que será absolutamente inesperado. De la convicción de que, en esta época, lo inminente no sucederá como esperamos...

11 de enero de 2011

11 de enero de 2011: la llamada "guerra del Norte"


Que la política puede ser la continuación de la guerra por otros medios tanto como que ésta puede ser la continuación de aquélla parece digno de ser tomado en consideración. Ahora que la llamada por algunos "guerra del Norte" parece que se acerca a su final, resulta curioso observar las inversiones que se han producido en la comprensión del "fenómeno" por parte de los políticos.

Hace quince años los políticos abertzales hablaban de "guerra" para justificar, por ejemplo, los "daños colaterales" que las llamadas "acciones armadas" de ETA provocaban. Los políticos "democráticos" se negaban en redondo a utilizar cualquier terminología militar y hablaban de "banda armada", "terrorismo"...

Hoy día, los políticos abertzales hablan de "conflicto" y niegan la derrota militar rechazando el uso de esa terminología. Al mismo tiempo en los políticos "democráticos" se ha instalado últimamente sin demasiado pudor el uso de la palabra "rendición" para referirse al "final de la violencia".

¿Meros desplazamientos lingüisticos motivados por estrategias políticas o militares o auténtica guerra lingüística paralela a otras guerras?

10 de enero de 2011

10 de enero de 2011: la fuerza de los presagios


La fuerza del presagio, de la anticipación, de la llegada, de lo que se anuncia en el presente pero no forma parte de él es grande. Ya muchos lo advirtieron. Desde los profetas hasta Derrida la inminencia de un acontecer que ya hiende el ahora sin que pueda ser dominado en él ha sido suficientemente enfatizada como para tomar seriamente en consideración que parece formar parte no sólo de nuestro imaginario sino también de nuestros modelos cognoscitivos.

Estos días, los apocalípticos pronósticos de Santiago Niño Becerra -de los que alguna vez uno ha hablado por aquí y que, infructuosamente, lleva varios meses intentando conjurar mediante el expediente de ignorarlos en esta experiencia-, parecen inundarlo todo: rumores, informes, datos, memorias económicas y, ahora, también, la vida cotidiana.

En la primera gran reunión familiar en más de seis meses, por vez primera la mitad de los varones -todos licenciados- se encuentra en situación de desempleo. Despedidos a los cuarenta y tantos años casi por sorpresa, estos trabajadores cualificados, hipotecados y con hijos en edad escolar, no padecen una situación tan desesperada como las de muchos otros que llevan meses o años malviviendo en los márgenes del sistema pero su caída no parece presagiar nada bueno...

7 de enero de 2011

7 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXIX). "En todos sitios cuecen habas".


3 de agosto de 2010. Segunda parte.

"El turista decepcionado es presa fácil del desánimo y tiende a orquestar una descripción melodramática de su periplo -y del sentido de éste- si no remedia rápidamente su frustración con algún éxito. Como no teníamos prevista otra actividad para el día que pudiera reportar una gratificación inmediata, en nuestro caso, el fármaco fue volver a casa y dedicar la tarde a la lectura y al paseo por el barrio de Pankow, el otrora famoso distrito donde, en rigor, residía la capitalidad de la DDR.

Al abrir de nuevo las Pequeñas alegrías de Hesse, enlazo la frustración con la lectura, un par de días atrás, del texto "Diálogo" que releo. El escrito de Hesse recrea una hipoptética conversación sobre un libro de Werner Hegemann dedicado al emperador Federico I de Prusia, propietario del palacio de Charlottenburg, entre un profesor crítico con el ensayo y Hesse, firme defensor de la monografía.

Dos detalles le han llamado a uno la atención. El primero: Hesse defiende el retrato de Federico I como monarca "antipático, distante, malvado y frío" que gozaba de escaso crédito entre el pueblo alemán que, además, confluye con su propia baja opinión sobre el personaje desde sus tiempos de escolar. Una mala opinión sin apenas datos que la puedan sostener. En este aspecto uno se siente solidario con el alemán: nunca me cayó bien, sin poder aportar ninguna rzón objetiva, este monarca.

El segundo: una curiosidad. El profesor critica, en el ficticio diálogo, a Hegemann y a quienes como él responden al prototipo del intelectual alemán que se distingue por poner en tela de juicio todo aquello que su cultura y sociedad producen infravalorándolo al tiempo que sobrevaloran lo ajeno, lo extraño. Y uno, que siempre había pensado que esta actitud, intelectual y moralmente irreprochable en su honestidad al tiempo que excelente vacuna contra los virus del provincianismo y el nacionalismo, era propia de los dominios situados al sur de los Pirineos mientras que en Europa, llegando a veces a rozar el chauvinismo más burdo, la constante era más bien el reconocimiento de la historia propia y sus actores más distinguidos y su encumbramiento, debe reconocer, otra vez -y van...-, la ligereza de su juicio y concluir que 'en todos sitios cuecen habas'.

Un buen contrapunto para Charlottenburg y la maestría de los publicistas..."

5 de enero de 2011

5 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje Crónica intempestiva de un viaje (XXVIII). Charlottenburg.


3 de agosto de 2010. Primera parte.

"La actividad del turista está plagada de visitas frustradas y frustrantes, de expectativas decepcionadas, de pasos que hubiera sido mejor ahorrarse, de ingenuas creencias en la objetividad de los folletos informativos y la neutralidad de las instituciones. Un ejemplo palmario de este sino del turista lo tuvimos en la visita al Palacio de Charlottenburg y sus famosos jardines.

Ni el palacio, ni especialmente los jardines, están a la altura de su fama. Ya no es la comparación con Versalles la que los empequeñece: el emparejamiento de ambos es ciertamente una exageración semejante a la de situar frente a la Torre Eiffel la Torre de la Televisión; es mezclar dos órdenes muy diferentes, tanto que no hay casi base sobre la cual construir la evaluación.

Charlottenburg queda seriamente tocado en la comparación con el palacio de Herrenchiemsee que Ludwig II de Baviera ordenó edificar en el lago Chiemsee, en Baviera, tanto por lo que hace a la originalidad arquitectónica como a la disposición y riqueza de los jardines. Y no contemplo a este efecto como variable el estado de conservación de ambos pues parece evidente que el estado de Berlin-Brandenburg, o el ayuntamiento de Berlin, o quien quiera que esté al cargo, no va sobrado de fondos para su mantenimiento (y me viene a la memoria que mi amigo Ignasi comentó que la deficiente limpieza en las calles y plazas de Prenzlauer Berg y Pankow se debe al pésimo estado de las arcas públicas de los ayuntamientos de ambos distritos). Dejando de lado la pobre conservación, el palacio y sus jardines resultan insulsos y poco atractivos: una atracción turística mediocre forzada por los eficaces redactores de folletos publicitarios que se aprovechan de la buena voluntad que determina la orientación moral del turista."

3 de enero de 2011

3 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje (XXVII). Clases y espacio social.


2 de agosto de 2010. Tercera parte.

"El concepto de 'objetividad' tiene diversas acepciones. Una de ellas, la que me vino a la mente por la tarde, paseando por la Kurfürstendamm, es la 'capacidad de situarse como un objeto entre otros' frente a una subjetividad que entiende al sujeto como un objeto con respecto al cual se definen los demás objetos, incluidos los demás sujetos.

Mientras paseábamos por esa gigantesca avenida de más de 3 kilómetros me asaltó una convicción: mal que les pese a muchos y, desde luego sin la mayor parte de los atributos de cierta dogmática marxista, las clases sociales o existen o, como mínimo, pueden ser percibidas como tales objetivamente.

Al comenzar el paseo desde la confluencia entre la Kurfürstendamm con la Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, la cosmopolita sensación de ser un turista desprovisto de espacio y posición social propia se disolvió rápidamente. Esta desposesión no es consustancial a la fenomenología del turista sino a su situación espacio-temporal. Al llegar a una avenida del Berlin Occidental que nos recordaba, en muchos aspectos, al Passeig de Gràcia barcelonés, la ilusión del ciudadano del mundo se disipó para dejar paso a la convicción de que no sólo existe un espacio social al que uno se ancla (o en el cual es anclado) sino que también existe la capacidad de objetivarlo y reconocer, más o menos, su posición en él y su proximidad a grupos de personas con los cuales, en términos abstractos, forma un determinado colectivo social o "clase".

Lejos del Berlin cultural, suprahistórico por su misma historicidad, ante los bares y restaurantes de lujo atiborrados de adinerados turistas y la sucesión de escaparetes de Louis Vuitton, Gucci, Chanel, Valentino, BMW, etc. uno no tarda mucho en apercibirse de su estatuto social 'real' y, también, del que desea o acepta o, resignadamente, soporta.

Casi imperial en su esplendor, la Ku'damm nos retrotrae al espacio-tiempo fáctico que habitamos. Si vamos de compras en busca de los souvenirs que acreditarán la huella de lo visitado en el turista, y a la inversa, iremos a la Kastanienallee y no a la Ku'damm y en esta elección, objetivamente, no hay sólo implicados gustos, disposiciones, hábitos y comodidades sino, sobre todo, una posición objetiva en el espacio social: una cuestión de "clase" definida por el capital económico ante todo.

Mal que nos pese, "aun hay clases" al menos sobre el papel (como concepto útil sociológicamente hablando) y en la experiencia. De ahí no cabe deducir mucho más pero tampoco ilisuionarse estúpidamente acerca de una igualdad "en la diferencia" que olvida las relaciones de sumisión, opresión y explotación.

Afortunadamente, a la altura de la Adenauer Platz, se produce una falla simbólica y el resto de la avenida se convierte en un bulevar razonable que nos devuelve a esa suspensión de la posición social real necesaria para disfrutar de la condición de turista. Y así, olvidada la primera mitad de la avenida, nos podemos quedar con la extraordinaria diversidad arquitectónica que también la distingue, y remontarnos hacia el Berlin intemporal a fuerza de temporal en el que hemos elegido vivir estos días".

2 de enero de 2011

2 de enero de 2011: Crónica intempestiva de un viaje Crónica intempestiva de un viaje (XXVI). Mies van der Rohe


2 de agosto de 2010. Segunda parte.

"Con todo, no es sólo el interiorismo del que se sirven las clases bajas europeas (y pronto las de todo el mundo), la muestra más palpable de la importancia de la Bauhaus: en cierta medida, tengo la impresión de que también una buena parte de la arquitectura moderna parece hundirse en ella, especialmente en la obra de Mies van der Rohe. Por ejemplo, su propuesta de rascacielos para la FriedrichStrasse de los años veinte parece un antecedente directo, con su aplicación del cristal y su apuesta por la claridad, de algunas obras "de vanguardia" como los edificios del Sony Center de la Postdamer Platz o algunas obras de Jean Nouvel.

Finalmente, los pocos cuadros de Itten o Moholo-Nagy expuestos, así como las explicaciones sobre el famoso 'Curso preliminar' del primero y algunos cursos preparatorios de otros profesores de la Bauhaus, contribuyen a formar una conciencia clara de la extrema heterogeneidad del movimiento y su constante y compleja evolución y, al reafirmar nuestra preconcebida idea acerca de su papel fundamental para las artes contemporáneas, contrasta aun más con la modestia del pabellón que le rinde homenaje: paradojas de la historia y disgusto que nos invade por ello. Cierto que aun nos queda por ver el Martin Gropius Bau, pero la muestra dedicada a Frida Kahlo que la ocupa hasta después de acabada nuestra estancia en Berlin, seguramente nos disuadirá de comprobar si la Bauhaus tiene una representación más digna y acorde con su importancia histórica."