2 de noviembre de 2010

2 de noviembre de 2010: La glicina y mi mundo


La hasta hace pocas semanas frondosa glicina presenta ahora una aspecto ralo, triste y desvencijado. Tan sólo algunas hojas amarillentas sobreviven. Ha sido un proceso rápido. Tan veloz como el desplome del cielo y la atenuación de la luz. Tan sólo el acero, que se enseñorea de la ciudad como nunca, sigue vigoroso: la grúa no necesita ni moverse -ha acabado su tarea- para presidir el horizonte. Aquí se condensa mi mundo hoy.