19 de agosto de 2010

19 de agosto de 2010: ¿el retorno?


En realidad, hace ya cinco días que volví de Berlin pero hasta hoy, que he recibido la factura del alquiler de coches del viaje por Polonia, no he sentido que quedaba definitivamente clausurado el viaje estival y rubricado el retorno. Y ya puestos, al volver y mientras se va recibiendo la correspondencia, se visitan los blogs habituales a ver cómo "está el patio". En esas, leyendo la entrada de hoy del de Álvaro Valverde, uno no puede por menos de sentir una ligera envidia, lo cual vendría a corroborar, una vez más, la maldita impresión de que la insatisfacción puede ser un episodio cultural en gran medida pero que en alguna recóndita circunvolución de nuestro cerebro es de temer que haya algún pliegue que tuerza muy a menudo la valoración de las cosas.

Decidí pasar con mi familia diez días en Berlin y otros nueve por Polonia (Breslau -Wroclaw- y Cracovia) para recorrer algunas de las huellas de la historia y el arte del siglo XX que han tenido allí muchos de sus nodos más importantes. He disfrutado, aprendido y vivenciado con todos los sentidos el viaje y lo he compartido con las personas que más amo y, sin embargo, me entero de la cantidad de lecturas que ha hecho Álvaro en estos días de descanso y pienso que me hubiera gustado poder dedicar un verano a la lectura bajo un pino, cerca del mar. Y que no podré hacer, como harán otros, una relación instructiva y útil de mis lecturas veraniegas porque durante mis tres semanas de viaje a duras penas he podido leer más que mapas y más mapas, y Pequeñas alegrías, la recopilación de prosas breves de Hermann Hesse que puse en la maleta en un momento de sentimentalismo -tras reencontrarlo en mi biblioteca y recordar que fue el libro que, definitivamente, me inició en el camino de la escritura. Así de estupido puede llegar a ser uno. Ahora, mientras escribo esta nota, se apacigua la frustración y se redimensionan las experiencias propias y las ajenas pero el hecho es que el deseo de "lo otro" sigue estando siempre latente.

Al menos en estas semanas he acabado el poema sobre Radovan Karadzic y un diario de viaje que, a comienzos de septiembre, reanotaré en frío e iré subiendo a este Blog como corresponde: a destiempo, intempestivamente, cuando ya no es actual ni goza de su sentido originario.