14 de mayo de 2009

(y IV) Nuevo libro de David González. Pathos, Ethos y violencia



Y en la raíz pero también la superficie, en los intersticios y en las profundidades, en el ethos y el pathos y entre ellos, la violencia. Autenticidad, abandono de la subjetividad construida y autodeterminación artística tienen que ver con esa experiencia de la violencia que se extiende por sus textos.

Violencia del estado, del sistema social, del modo de producción capitalista, sí. Violencia clásica, identificable. Represión. Pero también violencia de la palabra, del discurso y del silencio. Violencia de la creación y de la producción. Violencia positiva, estimuladora, económica... Violencia del poder pero también de los contrapoderes.

Y, especialmente, lejos de cualquier representación maniquea y simplista, violencia de las personas. Violencia de los otros y de uno. Violencia con nombres (y hasta apellidos). Violencia sobre los cuerpos y las mentes ejercida no sólo por un lejano "Sistema" o un más próximo "Estado" o por las ya cercanísimas "Corporaciones" sino también por personas de carne y hueso. Hombres y mujeres con padre, madre, hermanos, amigos, gatos...

No sólo la violencia abstracta o la caricatura del manual del revolucionario sacerdotal sino también la concreta, fechada, fijada en palabras, actos, gestos, cosas, heridas.

Violencia humana.

"La anciana hablaba con su marido
con una voz lo suficiente
mente
clara
como para que yo,
que había llegado antes para ocuparme del micrófono,
pudiese entender, con absoluta claridad,
lo que le decía.

Lo que le decía delante de la fosa común número tres
del cementerio de Ceares, en Gijón, Asturias.

Lo que le preguntaba:

¿Pero por qué a ti, cariño?

¿Por qué tuvieron que hacerte eso, mi amor?

Con lo bueno que tú fuiste siempre,
¿por qué tuvieron que asesinarte de esa forma?

¿Por qué, mi vida, por qué?

Aquella mujer, de Santander, hablaba con su compañero
como si este aún se encontrase con ella entre los vivos
y no allí,
en la fosa común número tres,
solidario con los restos de sus camaradas republicanos.

¿Pero por qué a ti, corazón?

¿Por qué tuvo que pasarte esto, mi cielo?

¿Por qué tuvieron que asesinarte de esa manera
si tú nunca le hiciste mal a nadie?

¿Por qué, vida mía, por qué?

Por eso precisamente, señora. Porque no le hizo mal a nadie.
Por eso se lo bajaron. Porque era bueno. Y ellos,

ellos no.

Sin embargo, en vez de acercarme y decírselo,
eché un candado a mis labios y me alejé de la guerra.

A eso del mediodía, se celebraba un acto conmemorativo
del setenta y seis aniversario de la II República y yo tenía que leer
un poema."

(Poema de Loser tomado de su Blog)