8 de abril de 2009

El mito de la taberna



Para José Antonio Martínez Muñoz


Luces, mujeres...
Así acababan siempre
las borracheras.

El comienzo: un
trago hablando de arte y
literatura.

Llegado el texto
crucial, la discordia nos
llevaba a huir.

Era la hora
del torrente de copas
y la búsqueda.

Nada como el
vértigo de la carne
y el entusiasmo.

Aquellos eran
los días del hombre y
de su libertad.

¿Por qué me miras
así? ¿Ya no te acuerdas?
¿Qué? Venga dílo.

¿Los vómitos? Sí,
algunos hubo. Nada
del otro mundo.

¿No hablábamos
de poemas, de novelas...?
¿Estás seguro?

¿Te aburrías?
Pues me dejas pasmado.
Me acordaría.

¿No quedábamos
cada viernes sobre las
nueve? ¡Venga ya!

Mejor dejarlo.
Hace ya tanto tiempo...
Te llamo. Adiós.

...

Nuestra memoria
no nos traiciona. Lo hace
la de los demás.